¡Ay, Dios mío! El sector turístico en Costa Rica anda bien chincho, amigos. Resulta que los empresarios, hartos de ver cómo les va cuesta abajo, le han echado un buen corrido al Banco Central. Quieren que bajen la tasa de política monetaria, y rápido, porque dicen que si no, esto se va al traste.
La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) lanzó el llamado con toda la intención. En una carta formal, pero sin pelos en la lengua, le pidieron al Banco Central que le dé un respiro a los negocios, especialmente a esos que andan chambeando duro en las zonas rurales y costeras donde el turismo es la pura vida para sobrevivir. Parece que la visita de gringos ha ido bajando como papalina, y eso, como ya saben, afecta a todos los que vivimos de esto.
Martí Jiménez, el jefe de Canatur, lo puso clarito: “La apreciación del colón y estas tasas de interés elevadísimas nos están comiendo vivo. Los precios van pa’ arriba, la gente no quiere venir y nosotros estamos viendo cómo perderlo todo.” Imagínense, señores, familias enteras dependiendo del turismo, tratando de llegar a fin de mes con esto encima. No es varonía, ¡es desesperación!
Y ojo, porque no es solo cosa nuestra. El Banco Central de Estados Unidos (la Fed, como le dicen por ahí) acaba de bajar sus tasas, así que ahora somos la excepción a la regla mundial. Todos están aflojando la cuerda, menos nosotros. Esto significa que nuestros precios, comparados con otros destinos, se ven salados, y nadie quiere pagar caro por unas vacaciones.
Además, la inflación sigue siendo negativa, o sea, que los precios no están subiendo. Entonces, ¿para qué mantener esas tasas tan altas? Es como tratar de apagar un incendio con agua helada. No hay necesidad, simplemente están complicándonos la existencia, dice Canatur. Dicen que el crecimiento económico es moderado, y lo que necesitamos es un empujoncito, una mano amiga.
Ahora, algunos expertos dicen que el Banco Central tiene sus razones. Que quizás quieren controlar la inflación o estabilizar el tipo de cambio. Pero los empresarios están cansados de escuchar excusas. Ellos necesitan resultados, necesitan que las cosas cambien antes de que sea demasiado tarde. Están hablando de micro, pequeñas y medianas empresas que pueden tener que cerrar sus puertas, dejando a mucha gente sin empleo.
La verdad es que la situación pinta complicada. Teníamos todas las cartas para ser un imán turístico, con nuestras playas paradisíacas, nuestro folclore único y nuestra gente amable. Pero si seguimos así, arriesgamos a perder esa ventaja competitiva. Necesitamos un plan, necesitamos acciones rápidas y necesitamos que el Banco Central entienda la gravedad de la situación. Unos cuantos ajustes pueden hacer la diferencia entre salvar el turismo y verlo irse al caño.
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que el Banco Central debería ceder ante la presión de los empresarios y reducir la tasa de política monetaria? ¿O consideran que hay factores externos más importantes que merecen ser priorizados, aunque afecten al turismo?
La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) lanzó el llamado con toda la intención. En una carta formal, pero sin pelos en la lengua, le pidieron al Banco Central que le dé un respiro a los negocios, especialmente a esos que andan chambeando duro en las zonas rurales y costeras donde el turismo es la pura vida para sobrevivir. Parece que la visita de gringos ha ido bajando como papalina, y eso, como ya saben, afecta a todos los que vivimos de esto.
Martí Jiménez, el jefe de Canatur, lo puso clarito: “La apreciación del colón y estas tasas de interés elevadísimas nos están comiendo vivo. Los precios van pa’ arriba, la gente no quiere venir y nosotros estamos viendo cómo perderlo todo.” Imagínense, señores, familias enteras dependiendo del turismo, tratando de llegar a fin de mes con esto encima. No es varonía, ¡es desesperación!
Y ojo, porque no es solo cosa nuestra. El Banco Central de Estados Unidos (la Fed, como le dicen por ahí) acaba de bajar sus tasas, así que ahora somos la excepción a la regla mundial. Todos están aflojando la cuerda, menos nosotros. Esto significa que nuestros precios, comparados con otros destinos, se ven salados, y nadie quiere pagar caro por unas vacaciones.
Además, la inflación sigue siendo negativa, o sea, que los precios no están subiendo. Entonces, ¿para qué mantener esas tasas tan altas? Es como tratar de apagar un incendio con agua helada. No hay necesidad, simplemente están complicándonos la existencia, dice Canatur. Dicen que el crecimiento económico es moderado, y lo que necesitamos es un empujoncito, una mano amiga.
Ahora, algunos expertos dicen que el Banco Central tiene sus razones. Que quizás quieren controlar la inflación o estabilizar el tipo de cambio. Pero los empresarios están cansados de escuchar excusas. Ellos necesitan resultados, necesitan que las cosas cambien antes de que sea demasiado tarde. Están hablando de micro, pequeñas y medianas empresas que pueden tener que cerrar sus puertas, dejando a mucha gente sin empleo.
La verdad es que la situación pinta complicada. Teníamos todas las cartas para ser un imán turístico, con nuestras playas paradisíacas, nuestro folclore único y nuestra gente amable. Pero si seguimos así, arriesgamos a perder esa ventaja competitiva. Necesitamos un plan, necesitamos acciones rápidas y necesitamos que el Banco Central entienda la gravedad de la situación. Unos cuantos ajustes pueden hacer la diferencia entre salvar el turismo y verlo irse al caño.
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que el Banco Central debería ceder ante la presión de los empresarios y reducir la tasa de política monetaria? ¿O consideran que hay factores externos más importantes que merecen ser priorizados, aunque afecten al turismo?
