Maes, seamos honestos: comprar un carro usado en este país a veces se siente como jugar a la ruleta rusa. Uno nunca sabe si se está llevando una joyita o un dolor de cabeza con llantas que se va a pasar más tiempo en el taller que en la calle. Por eso, cuando uno ve una propuesta que intenta hacer la vara más fácil, hay que ponerle atención. Este fin de semana es la famosa Autoferia de Pedregal, y parece que la gente de AutoStar Usados se puso las pilas y llegó con una estrategia que, por lo menos en papel, suena bastante bien.
La jugada de ellos es simple, pero ¡qué nivel de idea! En lugar de solo poner los carros ahí para que uno los vea, se montaron un ecosistema completo para que usted, en teoría, pueda resolver todo el enredo en un solo lugar. ¿Ocupa financiamiento? ¡Pum! Tienen a los bancos ahí mismo para que no tenga que andar de sucursal en sucursal pulseándola. La idea es que si le cuadró un chunche, salga de ahí montado de una vez, sin la típica espera eterna de la aprobación del crédito. Es quitarse de encima uno de los pasos más tediosos del proceso, y solo por eso ya se ganaron puntos.
Pero aquí viene la parte que más me llamó la atención: los avalúos en el sitio. Diay, ¿cuántos no hemos estado en esa situación? Uno quiere cambiar el carro, pero tiene que empezar el brete de poner anuncios, atender llamadas a cualquier hora y aguantar gente que le ofrece tres pesos por su vehículo. La propuesta de AutoStar es que usted llegue con su nave actual, y ahí mismo, en dos toques, se la valoran de forma transparente para recibirla como parte del pago. Esto, maes, es un cambio radical. Te ahorra un despiche de tiempo y te da un panorama clarísimo de cuánto te falta para llevarte el carro nuevo. Se acabaron las adivinanzas y el regateo sin fin.
Claro, todo esto suena muy bonito, pero la pregunta del millón es: ¿y los carros qué? Según me contó Luis Fernando Quirós, el mero mero de Usados de AutoStar, la vara con ellos es la confianza. Antes de que un carro entre al inventario, le hacen una revisión mecánica de cabo a rabo. “Nuestro objetivo es que el cliente no invierta ni un solo colón en reparaciones durante varios meses”, me dijo. Y el menú está variado: tienen desde un Suzuki o un Toyota para el día a día hasta naves como Mercedes-Benz, BMW o Range Rover para los que andan buscando algo más premium. La promesa es que el carro que usted se lleve esté a cachete, listo para darle sin preocupaciones.
Al final, lo que AutoStar está intentando hacer en Pedregal es vender tranquilidad, que es algo que no tiene precio en el mercado de usados. Llevan más de 20 años en esto, y esa trayectoria les da un colchón de credibilidad. La combinación de un inventario de lujo revisado, el financiamiento ágil y el avalúo inmediato es un combo que no se ve todos los días. Es una apuesta fuerte para diferenciarse y demostrar que comprar un usado premium no tiene por qué ser una pesadilla. Habrá que ver cómo les va, pero de entrada, la propuesta es sólida y ataca los principales miedos del comprador.
La jugada de ellos es simple, pero ¡qué nivel de idea! En lugar de solo poner los carros ahí para que uno los vea, se montaron un ecosistema completo para que usted, en teoría, pueda resolver todo el enredo en un solo lugar. ¿Ocupa financiamiento? ¡Pum! Tienen a los bancos ahí mismo para que no tenga que andar de sucursal en sucursal pulseándola. La idea es que si le cuadró un chunche, salga de ahí montado de una vez, sin la típica espera eterna de la aprobación del crédito. Es quitarse de encima uno de los pasos más tediosos del proceso, y solo por eso ya se ganaron puntos.
Pero aquí viene la parte que más me llamó la atención: los avalúos en el sitio. Diay, ¿cuántos no hemos estado en esa situación? Uno quiere cambiar el carro, pero tiene que empezar el brete de poner anuncios, atender llamadas a cualquier hora y aguantar gente que le ofrece tres pesos por su vehículo. La propuesta de AutoStar es que usted llegue con su nave actual, y ahí mismo, en dos toques, se la valoran de forma transparente para recibirla como parte del pago. Esto, maes, es un cambio radical. Te ahorra un despiche de tiempo y te da un panorama clarísimo de cuánto te falta para llevarte el carro nuevo. Se acabaron las adivinanzas y el regateo sin fin.
Claro, todo esto suena muy bonito, pero la pregunta del millón es: ¿y los carros qué? Según me contó Luis Fernando Quirós, el mero mero de Usados de AutoStar, la vara con ellos es la confianza. Antes de que un carro entre al inventario, le hacen una revisión mecánica de cabo a rabo. “Nuestro objetivo es que el cliente no invierta ni un solo colón en reparaciones durante varios meses”, me dijo. Y el menú está variado: tienen desde un Suzuki o un Toyota para el día a día hasta naves como Mercedes-Benz, BMW o Range Rover para los que andan buscando algo más premium. La promesa es que el carro que usted se lleve esté a cachete, listo para darle sin preocupaciones.
Al final, lo que AutoStar está intentando hacer en Pedregal es vender tranquilidad, que es algo que no tiene precio en el mercado de usados. Llevan más de 20 años en esto, y esa trayectoria les da un colchón de credibilidad. La combinación de un inventario de lujo revisado, el financiamiento ágil y el avalúo inmediato es un combo que no se ve todos los días. Es una apuesta fuerte para diferenciarse y demostrar que comprar un usado premium no tiene por qué ser una pesadilla. Habrá que ver cómo les va, pero de entrada, la propuesta es sólida y ataca los principales miedos del comprador.
