Bueno, maes, si pensaban que la política tica estaba tranquila, mejor sírvanse un cafecito y se sientan, porque la cosa se puso color de hormiga. El presidente Rodrigo Chaves, con ese estilo que ya todos le conocemos, salió a tirar una línea que sonó más a advertencia que a otra cosa: “Nos vemos el 22, la patria los observa”. Diay, ¿y a quién le hablaba? Pues a los diputados que tienen en sus manos la papa caliente de decidir si le quitan o no la inmunidad para que enfrente a la justicia. Esto ya dejó de ser un simple pleito político para convertirse en el novelón del año, y el clímax está a la vuelta de la esquina.
¡Y es que menudo despiche se armó! Todo este enredo explotó cuando una comisión especial de la Asamblea Legislativa, después de analizar el caso, recomendó levantarle el fuero al presi. La vara quedó 2 a 1, con los votos de Rocío Alfaro del Frente Amplio y Andrea Álvarez del PLN a favor de la recomendación, y solo Daniel Vargas del partido de gobierno en contra. Con esto, se marca un antes y un después en la historia del país. Jamás habíamos visto a un presidente en funciones tan acorralado y tan cerca de sentarse en el banquillo de los acusados. Chaves, por su parte, no se quedó callado y calificó todo el asunto como una “mascarada” que ya se cayó. El problema es que, aunque él diga eso, el tren ya salió de la estación y parece que no hay quien lo pare.
Pero vamos al grano, ¿de qué se trata todo este brete legal? Según la Fiscalía, el asunto gira en torno al famoso caso de Christian Bulgarelli y el asesor presidencial, Federico “Choreco” Cruz. La acusación formal es por el presunto delito de concusión. En tico sencillo: el Ministerio Público alega que Chaves y su ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, le hicieron el favorcito a Bulgarelli de “sugerirle” que le soltara un billete de $32.000 a Choreco, a través de un contrato con el BCIE. ¿El supuesto fin de esa plata? Facilitarle a Cruz la compra de una choza. Si esto se comprueba, estamos hablando de un delito que se castiga con cárcel de dos a ocho años, nada más y nada menos.
Ahora, la decisión final no es de la comisión, sino del Plenario. Entre el 22 y el 24 de septiembre, los 57 diputados tendrán que votar. Y aquí es donde la matemática se pone interesante: se necesitan 38 votos para que la recomendación pase y Chaves pierda su escudo protector. Conseguir esos 38 votos no es tarea fácil y ya deben estar las negociaciones a todo lo que da en los pasillos de Cuesta de Moras. Cada voto va a pesar oro. Chaves lo sabe, y por eso su mensaje fue tan directo. Él está apostando a que la presión pública y el costo político de votar en su contra haga que varios diputados se echen para atrás a última hora. Es una pulseada de poder en toda regla.
Al final del día, estamos ante un escenario que va a definir mucho más que el futuro de Rodrigo Chaves. Esto pone a prueba la solidez de nuestras instituciones, la independencia de poderes y hasta dónde llega la famosa frase de que “nadie está por encima de la ley”. Sea cual sea el resultado, el país va a quedar dividido y la tensión política va a seguir por las nubes. La pregunta del millón, y se las dejo picando en el área: ¿Creen que los 38 votos aparecen? ¿O es puro show y al final la sangre no llega al río? Los leo, porque este arroz con mango apenas empieza.
¡Y es que menudo despiche se armó! Todo este enredo explotó cuando una comisión especial de la Asamblea Legislativa, después de analizar el caso, recomendó levantarle el fuero al presi. La vara quedó 2 a 1, con los votos de Rocío Alfaro del Frente Amplio y Andrea Álvarez del PLN a favor de la recomendación, y solo Daniel Vargas del partido de gobierno en contra. Con esto, se marca un antes y un después en la historia del país. Jamás habíamos visto a un presidente en funciones tan acorralado y tan cerca de sentarse en el banquillo de los acusados. Chaves, por su parte, no se quedó callado y calificó todo el asunto como una “mascarada” que ya se cayó. El problema es que, aunque él diga eso, el tren ya salió de la estación y parece que no hay quien lo pare.
Pero vamos al grano, ¿de qué se trata todo este brete legal? Según la Fiscalía, el asunto gira en torno al famoso caso de Christian Bulgarelli y el asesor presidencial, Federico “Choreco” Cruz. La acusación formal es por el presunto delito de concusión. En tico sencillo: el Ministerio Público alega que Chaves y su ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, le hicieron el favorcito a Bulgarelli de “sugerirle” que le soltara un billete de $32.000 a Choreco, a través de un contrato con el BCIE. ¿El supuesto fin de esa plata? Facilitarle a Cruz la compra de una choza. Si esto se comprueba, estamos hablando de un delito que se castiga con cárcel de dos a ocho años, nada más y nada menos.
Ahora, la decisión final no es de la comisión, sino del Plenario. Entre el 22 y el 24 de septiembre, los 57 diputados tendrán que votar. Y aquí es donde la matemática se pone interesante: se necesitan 38 votos para que la recomendación pase y Chaves pierda su escudo protector. Conseguir esos 38 votos no es tarea fácil y ya deben estar las negociaciones a todo lo que da en los pasillos de Cuesta de Moras. Cada voto va a pesar oro. Chaves lo sabe, y por eso su mensaje fue tan directo. Él está apostando a que la presión pública y el costo político de votar en su contra haga que varios diputados se echen para atrás a última hora. Es una pulseada de poder en toda regla.
Al final del día, estamos ante un escenario que va a definir mucho más que el futuro de Rodrigo Chaves. Esto pone a prueba la solidez de nuestras instituciones, la independencia de poderes y hasta dónde llega la famosa frase de que “nadie está por encima de la ley”. Sea cual sea el resultado, el país va a quedar dividido y la tensión política va a seguir por las nubes. La pregunta del millón, y se las dejo picando en el área: ¿Creen que los 38 votos aparecen? ¿O es puro show y al final la sangre no llega al río? Los leo, porque este arroz con mango apenas empieza.