Diay maes, la cosa política ya se empezó a mover de cara al 2026 y, como siempre, la repartición de puestos para diputados es todo un tema. Esta vez, la vara está en el PAC, o más bien, en la nueva Coalición Agenda Ciudadana. Resulta que Claudia Dobles, la candidata presidencial, tiene bajo la manga una potestad que le dan los estatutos del partido: nombrar a dedo hasta siete candidatos a diputados. Y ya avisó que va a usar esa carta, aunque no con toda la fuerza. En lugar de siete, va a poner a cinco personas de su confianza en la papeleta.
Obviamente, la justificación suena a libro de texto de ciencias políticas. Dobles dice que es para "garantizarnos que tenemos nómina de diputaciones que tienen una visión nacional" y para lograr "un balance entre experiencia y también personas más jóvenes". O sea, para los que no hablamos politiqués, esto significa asegurarse de que en la Asamblea tenga gente de su círculo de confianza, que remen para el mismo lado y no se le vayan a poner en contra a medio camino. Es una jugada lógica desde el punto de vista estratégico; nadie quiere llegar a Zapote para después tener que lidiar con un despiche en Cuesta de Moras porque su propia gente le pone el pie. La vara es que el brete del Ejecutivo y el Legislativo vaya de la mano.
Pero aquí es donde el asunto se pone interesante. El PAC ya no es el chunche que era antes y esta vez no va solo. Van en coalición con el partido Agenda Democrática Nacional (ADN). Esto significa que la repartidera de puestos no es solo interna. Según el acuerdo, al PAC le toca encabezar las listas en todas las provincias menos en Cartago, que es el bastión de ADN. Entonces, de los puestos que le quedan al PAC, Dobles va a colocar a cinco personas clave. Esto es un ajedrez puro, donde cada movimiento cuenta. Aquí es donde la cosa se puede poner color de hormiga, porque una mala repartición o una figura que no cale en el electorado y ¡qué torta se arma! El balance de poder es delicadísimo.
Sobre los perfiles, Dobles insiste en que busca un "dream team". Habla de gente con experiencia en seguridad, educación, salud y movilidad, y recalca que están en conversaciones con cámaras empresariales y sectores productivos para recibir sugerencias. La idea, según ella, es que los candidatos "puedan entablar lazos y vasos comunicantes con otros sectores". Esto se traduce en buscar gente que no solo sea leal, sino que también tenga sus propios contactos e influencias para poder mover las aguas. Quieren gente que llegue a la Asamblea no solo a calentar el campo, sino con capacidad real de negociación y que represente una agenda de desarrollo alineada con su futuro gobierno.
Al final, cuando le preguntan por un número mágico de diputados que esperan conseguir, Claudia Dobles saca la carta de la humildad y dice que todo "dependerá del favor que nos haga el pueblo de Costa Rica". Una forma bastante elegante de decir "diay, vamos a ver cómo nos va". Lo que sí queda claro es que no están dejando nada al azar. Esta designación de cinco fichas es una declaración de intenciones: quieren control, coherencia y un equipo que responda directamente a su proyecto político. Se están blindando desde ahora para evitar sorpresas si llegan al poder.
Maes, ¿qué opinan de esta jugada? ¿Es una movida inteligente para asegurar gobernabilidad o es el clásico ‘dedazo’ que tanto se critica en la política tica? ¿Les da confianza este ‘balance’ del que habla o prefieren que todo se decida en asambleas abiertas y sin filtros? ¡Abro el debate!
Obviamente, la justificación suena a libro de texto de ciencias políticas. Dobles dice que es para "garantizarnos que tenemos nómina de diputaciones que tienen una visión nacional" y para lograr "un balance entre experiencia y también personas más jóvenes". O sea, para los que no hablamos politiqués, esto significa asegurarse de que en la Asamblea tenga gente de su círculo de confianza, que remen para el mismo lado y no se le vayan a poner en contra a medio camino. Es una jugada lógica desde el punto de vista estratégico; nadie quiere llegar a Zapote para después tener que lidiar con un despiche en Cuesta de Moras porque su propia gente le pone el pie. La vara es que el brete del Ejecutivo y el Legislativo vaya de la mano.
Pero aquí es donde el asunto se pone interesante. El PAC ya no es el chunche que era antes y esta vez no va solo. Van en coalición con el partido Agenda Democrática Nacional (ADN). Esto significa que la repartidera de puestos no es solo interna. Según el acuerdo, al PAC le toca encabezar las listas en todas las provincias menos en Cartago, que es el bastión de ADN. Entonces, de los puestos que le quedan al PAC, Dobles va a colocar a cinco personas clave. Esto es un ajedrez puro, donde cada movimiento cuenta. Aquí es donde la cosa se puede poner color de hormiga, porque una mala repartición o una figura que no cale en el electorado y ¡qué torta se arma! El balance de poder es delicadísimo.
Sobre los perfiles, Dobles insiste en que busca un "dream team". Habla de gente con experiencia en seguridad, educación, salud y movilidad, y recalca que están en conversaciones con cámaras empresariales y sectores productivos para recibir sugerencias. La idea, según ella, es que los candidatos "puedan entablar lazos y vasos comunicantes con otros sectores". Esto se traduce en buscar gente que no solo sea leal, sino que también tenga sus propios contactos e influencias para poder mover las aguas. Quieren gente que llegue a la Asamblea no solo a calentar el campo, sino con capacidad real de negociación y que represente una agenda de desarrollo alineada con su futuro gobierno.
Al final, cuando le preguntan por un número mágico de diputados que esperan conseguir, Claudia Dobles saca la carta de la humildad y dice que todo "dependerá del favor que nos haga el pueblo de Costa Rica". Una forma bastante elegante de decir "diay, vamos a ver cómo nos va". Lo que sí queda claro es que no están dejando nada al azar. Esta designación de cinco fichas es una declaración de intenciones: quieren control, coherencia y un equipo que responda directamente a su proyecto político. Se están blindando desde ahora para evitar sorpresas si llegan al poder.
Maes, ¿qué opinan de esta jugada? ¿Es una movida inteligente para asegurar gobernabilidad o es el clásico ‘dedazo’ que tanto se critica en la política tica? ¿Les da confianza este ‘balance’ del que habla o prefieren que todo se decida en asambleas abiertas y sin filtros? ¡Abro el debate!