Maes, hablemos de esa vara. Uno se mata cinco años en la U, le mete durísimo a los proyectos, se desvela con café y, con el cartón recién salido de la imprenta, sale al mundo listo para comerse la bronca. ¿Y qué se encuentra? Un portazo en la cara. O peor, el silencio de cientos de currículums enviados al limbo digital. Si se sienten así, no están locos. Según un estudio masivo de LinkedIn, los güilas somos, por mucho, la generación más pesimista sobre nuestro futuro laboral. Y diay, con los titulares que uno ve, ¿quién nos puede culpar? La situación es un despiche monumental.
El asunto es que nos tocó bailar con la más fea. Según los que saben, los recién graduados estamos en medio de una “tormenta perfecta”. Por un lado, la economía global anda más tembleque que una gelatina y las empresas le han puesto el freno de mano a las contrataciones. Desde el año pasado, las ofertas de brete para novatos han caído más de un 35% en Gringolandia, y aquí la cosa no pinta muy diferente. Por otro lado, y aquí es donde la vara se pone de película de terror, tenemos a la Inteligencia Artificial. Ese chunche que usamos para hacer memes ahora amenaza con dejar nuestros puestos de “asistente de” en el olvido. Un 63% de los meros meros de las empresas ya admitió que la IA podría hacer las tareas básicas que antes nos tocaban a nosotros. ¡Qué sal!
Lo más yuca de todo es que el manual que usaron nuestros tatas se fue al traste. Esa ruta de “saque un título en una carrera ‘segura’ y tiene el brete garantizado” ya no existe. El mismo mae de LinkedIn, Aneesh Raman, lo dice sin pelos en la lengua: la economía del conocimiento está muriendo. Antes, un título en Ciencias de la Computación era un boleto de oro. Ahora, las empresas te dicen: “Ajá, muy tuanis su título de ingeniero, ¿pero de casualidad no llevó un curso de filosofía para que me ayude a pensar en la ética de lo que estamos creando?”. La vara cambió por completo. El plan de vida predecible se desmoronó y ahora nos toca pulsearla en un terreno completamente nuevo y sin mapa.
Pero bueno, no todo es tan terrible. En medio de todo este caos, hay una luz. Raman dice que estamos entrando a una nueva era donde lo que importa no es el cartón, sino lo que nos hace humanos. Ya no se trata de ser un gestor de tareas que una máquina puede hacer mejor, sino de ser un carga en varas como la resiliencia, la adaptabilidad y la creatividad. ¿Se acuerdan de ese brete en servicio al cliente donde aguantaron de todo? Pues resulta que eso ahora vale oro, porque demuestra una fortaleza que ninguna IA puede replicar. El truco ya no es decir “tengo este título”, sino saber contar la historia de por qué uno, con sus experiencias y mañas únicas, es la persona que necesitan para resolver un problema.
Al final del día, la jugada es ser “pro-uno-mismo”. Entender qué nos mueve, en qué somos buenos de verdad y cómo podemos vender esa versión auténtica de nosotros. Sí, el panorama se ve complicado y asusta, pero también es una oportunidad para redefinir el éxito. Las empresas que se queden en el pasado y solo piensen en recortar gente se van a quedar botadas. Las que entiendan que necesitan la frescura y la perspectiva de los que crecimos con la IA en la mano son las que van a ganar. Así que, aunque el inicio de la carrera se sienta como una cuesta empinada y llena de barro, parece que la clave es dejar de seguir el viejo camino y empezar a construir el nuestro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Cómo están viviendo esta vara? ¿Ya se toparon con este muro buscando su primer brete? ¿Qué mañas o estrategias están usando para pulsearla en este nuevo despiche laboral? Cuenten sus historias, que aquí estamos todos en el mismo barco.
El asunto es que nos tocó bailar con la más fea. Según los que saben, los recién graduados estamos en medio de una “tormenta perfecta”. Por un lado, la economía global anda más tembleque que una gelatina y las empresas le han puesto el freno de mano a las contrataciones. Desde el año pasado, las ofertas de brete para novatos han caído más de un 35% en Gringolandia, y aquí la cosa no pinta muy diferente. Por otro lado, y aquí es donde la vara se pone de película de terror, tenemos a la Inteligencia Artificial. Ese chunche que usamos para hacer memes ahora amenaza con dejar nuestros puestos de “asistente de” en el olvido. Un 63% de los meros meros de las empresas ya admitió que la IA podría hacer las tareas básicas que antes nos tocaban a nosotros. ¡Qué sal!
Lo más yuca de todo es que el manual que usaron nuestros tatas se fue al traste. Esa ruta de “saque un título en una carrera ‘segura’ y tiene el brete garantizado” ya no existe. El mismo mae de LinkedIn, Aneesh Raman, lo dice sin pelos en la lengua: la economía del conocimiento está muriendo. Antes, un título en Ciencias de la Computación era un boleto de oro. Ahora, las empresas te dicen: “Ajá, muy tuanis su título de ingeniero, ¿pero de casualidad no llevó un curso de filosofía para que me ayude a pensar en la ética de lo que estamos creando?”. La vara cambió por completo. El plan de vida predecible se desmoronó y ahora nos toca pulsearla en un terreno completamente nuevo y sin mapa.
Pero bueno, no todo es tan terrible. En medio de todo este caos, hay una luz. Raman dice que estamos entrando a una nueva era donde lo que importa no es el cartón, sino lo que nos hace humanos. Ya no se trata de ser un gestor de tareas que una máquina puede hacer mejor, sino de ser un carga en varas como la resiliencia, la adaptabilidad y la creatividad. ¿Se acuerdan de ese brete en servicio al cliente donde aguantaron de todo? Pues resulta que eso ahora vale oro, porque demuestra una fortaleza que ninguna IA puede replicar. El truco ya no es decir “tengo este título”, sino saber contar la historia de por qué uno, con sus experiencias y mañas únicas, es la persona que necesitan para resolver un problema.
Al final del día, la jugada es ser “pro-uno-mismo”. Entender qué nos mueve, en qué somos buenos de verdad y cómo podemos vender esa versión auténtica de nosotros. Sí, el panorama se ve complicado y asusta, pero también es una oportunidad para redefinir el éxito. Las empresas que se queden en el pasado y solo piensen en recortar gente se van a quedar botadas. Las que entiendan que necesitan la frescura y la perspectiva de los que crecimos con la IA en la mano son las que van a ganar. Así que, aunque el inicio de la carrera se sienta como una cuesta empinada y llena de barro, parece que la clave es dejar de seguir el viejo camino y empezar a construir el nuestro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Cómo están viviendo esta vara? ¿Ya se toparon con este muro buscando su primer brete? ¿Qué mañas o estrategias están usando para pulsearla en este nuevo despiche laboral? Cuenten sus historias, que aquí estamos todos en el mismo barco.