Maes, a veces uno lee unas varas en las noticias que, de verdad, lo dejan a uno entre la risa y la preocupación. Esta última joyita viene directo de Guápiles y tiene todos los ingredientes de una película de bajo presupuesto: un plan “maestro”, un cambio de vestuario digno de un camerino de teatro escolar y, por supuesto, una bicimoto como el gran botín. La verdad es que es un despiche completo, porque aunque la situación tiene su lado cómico, para el dueño del chunche robado la gracia debe ser absolutamente nula. ¡Qué sal la del pobre mae que dejó su bicimoto parqueada pensando que estaba segura!
Vamos al grano, porque la historia se cuenta sola. Según el reporte del OIJ, el sospechoso llegó a un parqueo en Guápiles. Como quien no quiere la cosa, se dio una vuelta, echó un ojo a los vehículos, y fichó su objetivo: una bicimoto que estaba ahí, tranquila. En lugar de actuar en el momento, el mae se fue. Uno pensaría que tal vez le dio miedo o se arrepintió. ¡Para nada! El tipo simplemente fue a ejecutar la fase dos de su “complejo” plan. Minutos después, regresó al mismo lugar, pero esta vez venía "tuneado". Se había cambiado de ropa para, supuestamente, no ser reconocido. Una transformación digna de Clark Kent, si Clark Kent se disfrazara para robarse un monopatín.
Diay, hablemos del disfraz, que es la cereza del pastel. El reporte lo describe primero con camiseta blanca, pantalón negro y una gorra. Su regreso triunfal fue con una jacket negra, una cinta reflectiva amarilla y hasta un guante. O sea, el mae se montó un personaje completo. Pasó de ser un civil cualquiera a verse como una especie de repartidor de app, pero de los que te inspiran cero confianza. Es que hay que tener una mezcla muy particular de audacia y simpleza para creer que cambiarte una camiseta te convierte en invisible para las cámaras de seguridad. Toda la vara es tan absurda que uno no sabe si aplaudirle el esfuerzo o mandarle un manual de cómo cometer un crimen sin parecer un sketch de comedia.
Ahora, fuera de broma, esto deja un sabor amargo. Para la persona que se quedó sin su bicimoto, la historia no es para nada divertida. Ese chunche probablemente era su medio de transporte para ir al brete, para hacer mandados o simplemente su herramienta de trabajo. Que llegue alguien y se la lleve con ese nivel de descaro es una verdadera frustración. Y es aquí donde entra la parte seria: el OIJ está pidiendo ayuda. Ya soltaron la descripción y las fotos, esperando que alguien reconozca a nuestro actor de método. Si usted sabe algo, mae, no se quede callado. La información se puede dar de forma confidencial al 800-8000645. Ayudar no cuesta nada y puede evitarle a otra persona el mal rato.
Al final, este caso nos deja pensando. Por un lado, te saca una sonrisa por lo ridículo de la estrategia del ladrón. Pero por otro, te golpea con la realidad de la inseguridad. ¿Hemos llegado al punto en que los ladrones se sienten tan cómodos que hasta se toman el tiempo de ir a cambiarse de ropa a media cuadra para dar un golpe? Es una muestra de que se sienten impunes, de que creen que pueden salirse con la suya. Y eso, maes, ya no tiene nada de gracioso. Es una señal de que algo no anda bien.
Así que les dejo la pregunta para el foro: Más allá de la anécdota, ¿qué creen que dice este tipo de robo sobre la situación de seguridad en zonas fuera del GAM? ¿Es pura astucia criolla llevada al extremo o ya es el colmo del descaro y un síntoma de un problema más grande? ¡Los leo!
Vamos al grano, porque la historia se cuenta sola. Según el reporte del OIJ, el sospechoso llegó a un parqueo en Guápiles. Como quien no quiere la cosa, se dio una vuelta, echó un ojo a los vehículos, y fichó su objetivo: una bicimoto que estaba ahí, tranquila. En lugar de actuar en el momento, el mae se fue. Uno pensaría que tal vez le dio miedo o se arrepintió. ¡Para nada! El tipo simplemente fue a ejecutar la fase dos de su “complejo” plan. Minutos después, regresó al mismo lugar, pero esta vez venía "tuneado". Se había cambiado de ropa para, supuestamente, no ser reconocido. Una transformación digna de Clark Kent, si Clark Kent se disfrazara para robarse un monopatín.
Diay, hablemos del disfraz, que es la cereza del pastel. El reporte lo describe primero con camiseta blanca, pantalón negro y una gorra. Su regreso triunfal fue con una jacket negra, una cinta reflectiva amarilla y hasta un guante. O sea, el mae se montó un personaje completo. Pasó de ser un civil cualquiera a verse como una especie de repartidor de app, pero de los que te inspiran cero confianza. Es que hay que tener una mezcla muy particular de audacia y simpleza para creer que cambiarte una camiseta te convierte en invisible para las cámaras de seguridad. Toda la vara es tan absurda que uno no sabe si aplaudirle el esfuerzo o mandarle un manual de cómo cometer un crimen sin parecer un sketch de comedia.
Ahora, fuera de broma, esto deja un sabor amargo. Para la persona que se quedó sin su bicimoto, la historia no es para nada divertida. Ese chunche probablemente era su medio de transporte para ir al brete, para hacer mandados o simplemente su herramienta de trabajo. Que llegue alguien y se la lleve con ese nivel de descaro es una verdadera frustración. Y es aquí donde entra la parte seria: el OIJ está pidiendo ayuda. Ya soltaron la descripción y las fotos, esperando que alguien reconozca a nuestro actor de método. Si usted sabe algo, mae, no se quede callado. La información se puede dar de forma confidencial al 800-8000645. Ayudar no cuesta nada y puede evitarle a otra persona el mal rato.
Al final, este caso nos deja pensando. Por un lado, te saca una sonrisa por lo ridículo de la estrategia del ladrón. Pero por otro, te golpea con la realidad de la inseguridad. ¿Hemos llegado al punto en que los ladrones se sienten tan cómodos que hasta se toman el tiempo de ir a cambiarse de ropa a media cuadra para dar un golpe? Es una muestra de que se sienten impunes, de que creen que pueden salirse con la suya. Y eso, maes, ya no tiene nada de gracioso. Es una señal de que algo no anda bien.
Así que les dejo la pregunta para el foro: Más allá de la anécdota, ¿qué creen que dice este tipo de robo sobre la situación de seguridad en zonas fuera del GAM? ¿Es pura astucia criolla llevada al extremo o ya es el colmo del descaro y un síntoma de un problema más grande? ¡Los leo!
