Maes, agárrense porque la novela del recibo de la luz tiene nuevo capítulo, y como siempre, el guion es un enredo total. Este lunes, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP) decidieron que era un buen día para jugar ping-pong con nuestra paz mental. Ambas instituciones sacaron comunicados de prensa para contradecirse la una a la otra sobre si el próximo año nos van a clavar más duro con la luz o si, por un milagro, nos va a salir más barata. ¡Qué torta! Es el clásico dime que te diré institucional, y en el medio quedamos nosotros, los que al final pagamos los platos rotos.
Por un lado, tenemos al ICE en su versión más optimista, casi de comercial de Navidad. Nos mandaron un comunicado diciendo que pura vida, que para el próximo año no solo no hay aumento, sino que podríamos ver una rebajita del -2,6% en la factura. Suena tuanis, ¿verdad? Según ellos, la solicitud que le mandaron a la ARESEP la semana pasada no era para subirle el precio al usuario final. El truco, o la letra pequeña, está en una vara llamada Costo Variable de Generación (CVG). Este chunche mágico, que se define hasta noviembre, depende de cuánto combustible se quemó y cuánta energía se tuvo que importar. Si llueve mucho y se exporta energía, ese costo baja y nos beneficia a todos.
Pero diay, justo cuando uno empezaba a ilusionarse con esos colones extra en la bolsa, llegó la ARESEP a aguar la fiesta. Apenas horas después, la autoridad reguladora soltó su propia bomba mediática con un título que no dejaba nada a la imaginación: “ICE solicita aumento en las tarifas eléctricas”. ¡Plop! Según la ARESEP, el documento que recibieron del ICE pide ajustes que son para sentarse a llorar: un aumento del 22,33% en transmisión y, agárrense, un 37,27% en distribución. O sea, nos están diciendo que el ICE pidió un aumento considerable en los costos fijos de su operación, esos que no dependen de si llueve o hace sol.
Y aquí es donde la vara se pone buena, porque la ARESEP no solo los desmintió, sino que les tiró la filosa. Explicaron que si al final del día la tarifa neta baja, no es por arte de magia ni por una gestión impecable del ICE. La posible rebaja del CVG (que estiman en un -13%) podría compensar los otros aumentos que pidió el Instituto. En palabras sencillas, la ARESEP básicamente dijo: “Mae, no se emocionen. Si la cuenta baja, no es que en el ICE de repente sean unos cargas en eficiencia operativa. Es, simple y sencillamente, porque este año llovió a cántaros y no tuvieron que quemar tanto combustible”. Un zasca en toda regla que deja muy mal parado el argumento del ICE.
Entonces, ¿en qué quedamos? Por un lado, el ICE nos vende un paraíso de rebajas basado en el clima, y por otro, la ARESEP nos muestra una solicitud de aumentos estructurales bastante serios. Al final, este pleito público solo genera una incertidumbre masiva. Mientras los jerarcas se tiran chinitas en sus comunicados y hacen su brete a medias, a uno solo le queda esperar a noviembre para ver de qué tamaño va a ser el sablazo (o el alivio) en el recibo. Es un despiche que demuestra, una vez más, la poca coordinación que existe en temas que nos afectan el bolsillo a todos.
Maes, más allá de la confusión, ¿a quién le creen más en esta novela? ¿Al ICE que nos promete una rebaja o a la ARESEP que nos alerta de los costos reales? Y lo más importante, ¿creen que esta falta de comunicación es pura torta o hay algo más de fondo en este enredo?
Por un lado, tenemos al ICE en su versión más optimista, casi de comercial de Navidad. Nos mandaron un comunicado diciendo que pura vida, que para el próximo año no solo no hay aumento, sino que podríamos ver una rebajita del -2,6% en la factura. Suena tuanis, ¿verdad? Según ellos, la solicitud que le mandaron a la ARESEP la semana pasada no era para subirle el precio al usuario final. El truco, o la letra pequeña, está en una vara llamada Costo Variable de Generación (CVG). Este chunche mágico, que se define hasta noviembre, depende de cuánto combustible se quemó y cuánta energía se tuvo que importar. Si llueve mucho y se exporta energía, ese costo baja y nos beneficia a todos.
Pero diay, justo cuando uno empezaba a ilusionarse con esos colones extra en la bolsa, llegó la ARESEP a aguar la fiesta. Apenas horas después, la autoridad reguladora soltó su propia bomba mediática con un título que no dejaba nada a la imaginación: “ICE solicita aumento en las tarifas eléctricas”. ¡Plop! Según la ARESEP, el documento que recibieron del ICE pide ajustes que son para sentarse a llorar: un aumento del 22,33% en transmisión y, agárrense, un 37,27% en distribución. O sea, nos están diciendo que el ICE pidió un aumento considerable en los costos fijos de su operación, esos que no dependen de si llueve o hace sol.
Y aquí es donde la vara se pone buena, porque la ARESEP no solo los desmintió, sino que les tiró la filosa. Explicaron que si al final del día la tarifa neta baja, no es por arte de magia ni por una gestión impecable del ICE. La posible rebaja del CVG (que estiman en un -13%) podría compensar los otros aumentos que pidió el Instituto. En palabras sencillas, la ARESEP básicamente dijo: “Mae, no se emocionen. Si la cuenta baja, no es que en el ICE de repente sean unos cargas en eficiencia operativa. Es, simple y sencillamente, porque este año llovió a cántaros y no tuvieron que quemar tanto combustible”. Un zasca en toda regla que deja muy mal parado el argumento del ICE.
Entonces, ¿en qué quedamos? Por un lado, el ICE nos vende un paraíso de rebajas basado en el clima, y por otro, la ARESEP nos muestra una solicitud de aumentos estructurales bastante serios. Al final, este pleito público solo genera una incertidumbre masiva. Mientras los jerarcas se tiran chinitas en sus comunicados y hacen su brete a medias, a uno solo le queda esperar a noviembre para ver de qué tamaño va a ser el sablazo (o el alivio) en el recibo. Es un despiche que demuestra, una vez más, la poca coordinación que existe en temas que nos afectan el bolsillo a todos.
Maes, más allá de la confusión, ¿a quién le creen más en esta novela? ¿Al ICE que nos promete una rebaja o a la ARESEP que nos alerta de los costos reales? Y lo más importante, ¿creen que esta falta de comunicación es pura torta o hay algo más de fondo en este enredo?