Vamos a ver, maes, pongámoslo en simple porque la cosa está que arde. Imaginen que están pulseándola, sacando la tarea con las uñas, y de un pronto a otro el profe les dice que si no entregan un proyecto extra (uno que ni estaba en el programa), les baja un 15% de la nota final. Así, sin vaselina. Bueno, cambien “profe” por “Estados Unidos” y “nota final” por “toda la economía de exportación del país”, y tienen el panorama actual. ¡Qué despiche se nos armó!
Resulta que el fantasma de un arancel del 15% a todo lo que le vendemos a los gringos ya no es un cuento de terror para asustar carajillos; es una amenaza real que entraría en vigencia en cualquier momento. Y como era de esperarse, los pesos pesados del sector empresarial (UCCAEP, CADEXCO y un larguísimo etcétera) pegaron el grito al cielo. Mandaron una carta a los diputados con un mensaje que, traducido del lenguaje corporativo al tico de a pie, dice más o menos: "¡Muévanse! ¡Aprueben ya las benditas jornadas 4x3 o este barco se nos hunde!". La vara es que proponen esta "solución" como el chunche indispensable para no perder competitividad y para que las empresas de afuera no agarren sus chereques y se vayan a un país donde el brete sea más "flexible".
Para los que han estado viviendo en una burbuja, el proyecto de jornadas 4x3 es esa idea de bretear 12 horas al día durante cuatro días seguidos a cambio de tener tres días libres. Los empresarios lo venden como la última maravilla: “moderno, voluntario, fiscalizable”. Dicen que no quita derechos, que solo da una opción más. Suena bonito en el papel, ¿verdad? El problema es que esta discusión no es nueva, lleva años dando vueltas en la Asamblea Legislativa con un montón de peros de sindicatos y expertos en salud laboral. Pero ahora, con el agua al cuello por la amenaza del arancel, la narrativa cambió a una de emergencia nacional. Nuestros planes de crecimiento económico y la atracción de inversión, según ellos, podrían irse al traste si no actuamos ya.
Y diay, aquí es donde uno, que es malpensado, se pone a atar cabos. ¿Es pura casualidad que esta presión máxima llegue justo cuando aparece el "coco" del arancel? Llevamos años debatiendo si matarnos 12 horas seguidas es sano o si es una forma de precarizar el empleo, y de repente, es la única bala de plata que nos queda. El Banco Central ya hasta tiró los números y dijo que si esto del arancel se concreta, en 2026 vamos a crecer menos, habrá menos brete y hasta las zonas francas se van a desacelerar. La situación es seria, nadie lo niega, pero la prisa con la que ahora se empuja esta reforma laboral huele, como mínimo, a oportunismo. Es como si la crisis fuera la excusa perfecta que estaban esperando.
Al final, estamos como el jamón del sándwich. Por un lado, tenemos una amenaza comercial que podría mandarnos a la lona y afectar el bolsillo de miles de familias. Por otro, una "solución" que para muchos es un retroceso en derechos laborales disfrazado de modernidad. Se siente como que nos están obligando a elegir entre la sartén y el fuego. Así que les tiro la bola a ustedes, maes, que son la pura crema y nata de este foro: ¿De verdad las jornadas 4x3 son la única salvada que tenemos ante este despiche con los gringos, o es la excusa de oro que los grandes empresarios necesitaban para pasar una reforma que llevaba años pegada? ¿Nos están vendiendo una solución o nos están metiendo un gol?
Resulta que el fantasma de un arancel del 15% a todo lo que le vendemos a los gringos ya no es un cuento de terror para asustar carajillos; es una amenaza real que entraría en vigencia en cualquier momento. Y como era de esperarse, los pesos pesados del sector empresarial (UCCAEP, CADEXCO y un larguísimo etcétera) pegaron el grito al cielo. Mandaron una carta a los diputados con un mensaje que, traducido del lenguaje corporativo al tico de a pie, dice más o menos: "¡Muévanse! ¡Aprueben ya las benditas jornadas 4x3 o este barco se nos hunde!". La vara es que proponen esta "solución" como el chunche indispensable para no perder competitividad y para que las empresas de afuera no agarren sus chereques y se vayan a un país donde el brete sea más "flexible".
Para los que han estado viviendo en una burbuja, el proyecto de jornadas 4x3 es esa idea de bretear 12 horas al día durante cuatro días seguidos a cambio de tener tres días libres. Los empresarios lo venden como la última maravilla: “moderno, voluntario, fiscalizable”. Dicen que no quita derechos, que solo da una opción más. Suena bonito en el papel, ¿verdad? El problema es que esta discusión no es nueva, lleva años dando vueltas en la Asamblea Legislativa con un montón de peros de sindicatos y expertos en salud laboral. Pero ahora, con el agua al cuello por la amenaza del arancel, la narrativa cambió a una de emergencia nacional. Nuestros planes de crecimiento económico y la atracción de inversión, según ellos, podrían irse al traste si no actuamos ya.
Y diay, aquí es donde uno, que es malpensado, se pone a atar cabos. ¿Es pura casualidad que esta presión máxima llegue justo cuando aparece el "coco" del arancel? Llevamos años debatiendo si matarnos 12 horas seguidas es sano o si es una forma de precarizar el empleo, y de repente, es la única bala de plata que nos queda. El Banco Central ya hasta tiró los números y dijo que si esto del arancel se concreta, en 2026 vamos a crecer menos, habrá menos brete y hasta las zonas francas se van a desacelerar. La situación es seria, nadie lo niega, pero la prisa con la que ahora se empuja esta reforma laboral huele, como mínimo, a oportunismo. Es como si la crisis fuera la excusa perfecta que estaban esperando.
Al final, estamos como el jamón del sándwich. Por un lado, tenemos una amenaza comercial que podría mandarnos a la lona y afectar el bolsillo de miles de familias. Por otro, una "solución" que para muchos es un retroceso en derechos laborales disfrazado de modernidad. Se siente como que nos están obligando a elegir entre la sartén y el fuego. Así que les tiro la bola a ustedes, maes, que son la pura crema y nata de este foro: ¿De verdad las jornadas 4x3 son la única salvada que tenemos ante este despiche con los gringos, o es la excusa de oro que los grandes empresarios necesitaban para pasar una reforma que llevaba años pegada? ¿Nos están vendiendo una solución o nos están metiendo un gol?