Maes, en serio, hay días en que uno se levanta, revisa las noticias con el gallo pinto y piensa: no puede ser. Pero diay, esto es Tiquicia, y aquí la capacidad de que una vara se ponga más enredada que audífonos en la bolsa nunca decepciona. La bomba del día, cortesía de nuestros amigos de CRHoy y confirmada por todo lado, es que la Fiscalía General de la República le abrió una investigación al mismísimo presidente, Rodrigo Chaves. ¿El motivo? El despiche monumental que son las famosas, o más bien infames, rotondas de la Ruta 32. Sí, esos círculos del infierno que supuestamente iban a agilizar el tránsito y que terminaron siendo un monumento a la improvisación.
Vamos a ver, seamos honestos. Nadie que haya manejado por esa ruta en el último año puede decir, con la mano en el corazón, que ese brete quedó bien hecho. Es como si hubieran diseñado las rotondas jugando Jenga después de tres Imperiales. La lógica simplemente no existe. Son una seguidilla de decisiones que, desde afuera, parecen una torta jalada a propósito. Pasamos de esperar una solución a una de las rutas más congestionadas y peligrosas del país, a tener un chunche que nadie pidió y que ahora nadie entiende. Y ahora, parece que la Fiscalía tampoco entiende cómo se aprobó y ejecutó semejante cosa, al punto de que le pusieron el ojo directamente al mandamatorio.
Aquí es donde el asunto se pone color de hormiga. Esto ya no es solo un tema de ingeniería vial o de si un carril está bien puesto. Esto escala a otro nivel. Que la Fiscalía investigue a un presidente en funciones por una obra de infraestructura es un escándalo mayúsculo. Obviamente, ya saldrán los de siempre a decir que es un ataque político, que "los mismos de siempre" no lo dejan gobernar. Y del otro lado, los que afirman que esta es la prueba irrefutable de que las cosas se están haciendo a la libre, sin planificación y, quién sabe, quizás con intereses ocultos. Lo único cierto es que, en medio de la polarización, los que seguimos pagando los platos rotos somos los que nos quedamos pegados en esa presa eterna, viendo cómo la plata de nuestros impuestos se materializa en un caos de cemento.
La sensación que queda es de una frustración que ya cansa, ¿no les parece? Es el ciclo de siempre: anuncian un proyecto con bombos y platillos, la ejecución es un desastre, la gente se queja, los políticos se echan la culpa unos a otros y, al final, todo queda en nada. Uno va ahí, todo salado, metido en el carro, escuchando la radio y pensando en las mil varas que tiene que hacer, mientras avanza a paso de procesión. Es un recordatorio diario de que algo no funciona. Ahora, con la Fiscalía metida, se abre una pequeña ventana de esperanza de que, por una vez, alguien rinda cuentas. Aunque, claro, el cinismo aprendido a la fuerza nos dice que no contengamos la respiración.
Al final, la caricatura de Mecho en CRHoy es casi un resumen poético de todo esto. Un chiste que duele porque es verdad. Mientras los de arriba se pelean y se investigan, los de abajo seguimos navegando el asfalto de la amargura. La pregunta que queda en el aire es si este nuevo capítulo del drama nacional cambiará algo. Por eso, les tiro la bola a ustedes, la gente pensante de este foro: Más allá del despiche de las rotondas, ¿creen que esta investigación de la Fiscalía va a llegar a algo concreto, o es solo más humo en el circo político de siempre? ¿Se hará justicia o todo se irá al traste como tantas otras veces?
Vamos a ver, seamos honestos. Nadie que haya manejado por esa ruta en el último año puede decir, con la mano en el corazón, que ese brete quedó bien hecho. Es como si hubieran diseñado las rotondas jugando Jenga después de tres Imperiales. La lógica simplemente no existe. Son una seguidilla de decisiones que, desde afuera, parecen una torta jalada a propósito. Pasamos de esperar una solución a una de las rutas más congestionadas y peligrosas del país, a tener un chunche que nadie pidió y que ahora nadie entiende. Y ahora, parece que la Fiscalía tampoco entiende cómo se aprobó y ejecutó semejante cosa, al punto de que le pusieron el ojo directamente al mandamatorio.
Aquí es donde el asunto se pone color de hormiga. Esto ya no es solo un tema de ingeniería vial o de si un carril está bien puesto. Esto escala a otro nivel. Que la Fiscalía investigue a un presidente en funciones por una obra de infraestructura es un escándalo mayúsculo. Obviamente, ya saldrán los de siempre a decir que es un ataque político, que "los mismos de siempre" no lo dejan gobernar. Y del otro lado, los que afirman que esta es la prueba irrefutable de que las cosas se están haciendo a la libre, sin planificación y, quién sabe, quizás con intereses ocultos. Lo único cierto es que, en medio de la polarización, los que seguimos pagando los platos rotos somos los que nos quedamos pegados en esa presa eterna, viendo cómo la plata de nuestros impuestos se materializa en un caos de cemento.
La sensación que queda es de una frustración que ya cansa, ¿no les parece? Es el ciclo de siempre: anuncian un proyecto con bombos y platillos, la ejecución es un desastre, la gente se queja, los políticos se echan la culpa unos a otros y, al final, todo queda en nada. Uno va ahí, todo salado, metido en el carro, escuchando la radio y pensando en las mil varas que tiene que hacer, mientras avanza a paso de procesión. Es un recordatorio diario de que algo no funciona. Ahora, con la Fiscalía metida, se abre una pequeña ventana de esperanza de que, por una vez, alguien rinda cuentas. Aunque, claro, el cinismo aprendido a la fuerza nos dice que no contengamos la respiración.
Al final, la caricatura de Mecho en CRHoy es casi un resumen poético de todo esto. Un chiste que duele porque es verdad. Mientras los de arriba se pelean y se investigan, los de abajo seguimos navegando el asfalto de la amargura. La pregunta que queda en el aire es si este nuevo capítulo del drama nacional cambiará algo. Por eso, les tiro la bola a ustedes, la gente pensante de este foro: Más allá del despiche de las rotondas, ¿creen que esta investigación de la Fiscalía va a llegar a algo concreto, o es solo más humo en el circo político de siempre? ¿Se hará justicia o todo se irá al traste como tantas otras veces?
