Maes, no sé si ya vieron esta vara que sacó CRHoy basándose en el nuevo Informe Estado de la Educación, pero ¡qué despiche el que se armó con las famosas Pruebas Nacionales Estandarizadas! Uno pensaría que después de tanto drama con el apagón educativo y la hablada de que hay que mejorar, el brete del Ministerio de Educación Pública (MEP) sería ponerse las pilas y crear un sistema de evaluación que de verdad mida algo. Pero no, parece que la consigna fue hacer todo lo contrario. La vara es tan seria que el informe básicamente grita que estas pruebas no solo son inútiles, sino que están empeorando la crisis.
Vamos por partes, porque el nivel de absurdo es para sentarse a analizarlo. Resulta que estas pruebas, que supuestamente deben certificar que un güila de sexto grado sabe lo que tiene que saber, están hechas con preguntas de segundo, tercero, cuarto y quinto grado. ¡Diay, en Español ni siquiera se molestaron en meter una sola pregunta de sexto! Es como si a uno en la U, para el examen final de Cálculo III, le pusieran a resolver la tabla del 2 y con eso le dieran el título de ingeniero. El MEP se está jalando una torta monumental con estos chunches, porque en lugar de medir el conocimiento real, están creando una ilusión. Es un sistema tan facilista que, según los expertos, ni siquiera permite diferenciar entre un estudiante que va volando y uno que a duras penas va pasando.
Y lo peor de todo no es solo que las pruebas sean un chiste, es el efecto dominó que provocan. El informe lo llama "pobreza de las evaluaciones", un concepto que va de la mano con la ya conocida "pobreza de aprendizajes". En tico puro y duro: si evaluamos con mediocridad, generamos mediocridad. Estamos inflando notas y creando una falsa sensación de que "todo está bien". Le ponemos una calificación de "nivel avanzado" a un estudiante basándonos en una prueba que no tiene ningún sustento técnico, maquillando una realidad que nos va a explotar en la cara. Es una irresponsabilidad que va a costar carísimo a miles de jóvenes que saldrán del cole pensando que están listos para el mundo, cuando en realidad el sistema les falló desde el inicio.
Ahora, la pregunta del millón: ¿por qué pasa esto? El informe suelta tres posibles causas que son de película de terror. La primera es que el MEP es juez y parte: ellos mismos hacen los programas, los ejecutan y luego se autoevalúan. Es como poner al zorro a cuidar las gallinas, ¿diay no? La segunda es que la metodología para hacer las pruebas es un desastre, sin transparencia ni rigor. Y la tercera, que es la cereza del pastel, es que usan el mismo instrumento de baja calidad tanto para un diagnóstico como para una certificación final, cuando son dos varas completamente distintas que requieren niveles de exigencia diferentes. Es un arroz con mango que solo demuestra la improvisación con la que se maneja un tema tan crucial.
La solución que proponen los expertos suena lógica y hasta obvia: crear un sistema de evaluación de verdad, manejado por una entidad autónoma e independiente del MEP, que garantice calidad, transparencia y continuidad. Un sistema con pruebas bien hechas, alineadas al currículo y que de verdad sirvan como una herramienta para que los profes puedan mejorar. Suena tuanis, pero la verdad es que uno ya está curado de espantos. Llevamos años escuchando sobre reformas y cambios que al final se quedan en el papel. Por eso les pregunto a ustedes, la gente inteligente de este foro.
Maes, en serio, ¿ustedes creen que el MEP tiene la capacidad o la voluntad de arreglar este despiche? ¿O ya esto es un caso perdido y necesitamos que alguien de afuera venga a poner orden de una vez por todas? Los leo.
Vamos por partes, porque el nivel de absurdo es para sentarse a analizarlo. Resulta que estas pruebas, que supuestamente deben certificar que un güila de sexto grado sabe lo que tiene que saber, están hechas con preguntas de segundo, tercero, cuarto y quinto grado. ¡Diay, en Español ni siquiera se molestaron en meter una sola pregunta de sexto! Es como si a uno en la U, para el examen final de Cálculo III, le pusieran a resolver la tabla del 2 y con eso le dieran el título de ingeniero. El MEP se está jalando una torta monumental con estos chunches, porque en lugar de medir el conocimiento real, están creando una ilusión. Es un sistema tan facilista que, según los expertos, ni siquiera permite diferenciar entre un estudiante que va volando y uno que a duras penas va pasando.
Y lo peor de todo no es solo que las pruebas sean un chiste, es el efecto dominó que provocan. El informe lo llama "pobreza de las evaluaciones", un concepto que va de la mano con la ya conocida "pobreza de aprendizajes". En tico puro y duro: si evaluamos con mediocridad, generamos mediocridad. Estamos inflando notas y creando una falsa sensación de que "todo está bien". Le ponemos una calificación de "nivel avanzado" a un estudiante basándonos en una prueba que no tiene ningún sustento técnico, maquillando una realidad que nos va a explotar en la cara. Es una irresponsabilidad que va a costar carísimo a miles de jóvenes que saldrán del cole pensando que están listos para el mundo, cuando en realidad el sistema les falló desde el inicio.
Ahora, la pregunta del millón: ¿por qué pasa esto? El informe suelta tres posibles causas que son de película de terror. La primera es que el MEP es juez y parte: ellos mismos hacen los programas, los ejecutan y luego se autoevalúan. Es como poner al zorro a cuidar las gallinas, ¿diay no? La segunda es que la metodología para hacer las pruebas es un desastre, sin transparencia ni rigor. Y la tercera, que es la cereza del pastel, es que usan el mismo instrumento de baja calidad tanto para un diagnóstico como para una certificación final, cuando son dos varas completamente distintas que requieren niveles de exigencia diferentes. Es un arroz con mango que solo demuestra la improvisación con la que se maneja un tema tan crucial.
La solución que proponen los expertos suena lógica y hasta obvia: crear un sistema de evaluación de verdad, manejado por una entidad autónoma e independiente del MEP, que garantice calidad, transparencia y continuidad. Un sistema con pruebas bien hechas, alineadas al currículo y que de verdad sirvan como una herramienta para que los profes puedan mejorar. Suena tuanis, pero la verdad es que uno ya está curado de espantos. Llevamos años escuchando sobre reformas y cambios que al final se quedan en el papel. Por eso les pregunto a ustedes, la gente inteligente de este foro.
Maes, en serio, ¿ustedes creen que el MEP tiene la capacidad o la voluntad de arreglar este despiche? ¿O ya esto es un caso perdido y necesitamos que alguien de afuera venga a poner orden de una vez por todas? Los leo.
