Maes, mientras usted y yo estábamos en el quinto sueño, probablemente peleando con la alarma del celular, el OIJ ya andaba en pleno brete. Y no cualquier brete. Desde las 4 de la mañana de este martes, se mandaron un operativo masivo por todo el país, reventando seis puntos a la vez. Hablamos de allanamientos simultáneos en lugares tan distintos como León XIII, Guápiles, Pococí, Limón centro, Liberia y hasta San Nicolás de Cartago. Una movida coordinada que demuestra que cuando se ponen serios, se ponen serios de verdad.
La vara es que todo este despiche tiene nombre y apellido: el violento asalto a un supermercado en Hone Creek de Cahuita, el pasado 19 de abril. ¿Se acuerdan de esa noticia? No fue un asalto cualquiera, maes. Según la investigación, ese día cayeron tres tipos armados justo cuando los empleados estaban abriendo. Los amarraron como si nada con gasas plásticas y, aquí viene lo de película, sacaron un equipo de oxi-acetileno para abrir la caja fuerte. ¡Con soplete y todo! De ahí se volaron la módica suma de casi 50 melones en efectivo. Una salvajada.
El objetivo del OIJ hoy era claro: desarticular a toda la banda detrás de este golpe, que a todas luces no fue ninguna improvisación. La logística para pegar en el Caribe y luego tener 'guaridas' o conexiones en Cartago y Liberia... ¡qué nivel de organización! De momento, la pesca judicial ya tiene cinco detenidos: cuatro hombres de apellidos Alvarado (36), Carmona (39), Melendez (29) y Mora (30), además de una mujer apellidada Granados (33). A todos los agarraron con las manos en la masa, o al menos con suficiente evidencia para que la cosa se les ponga color de hormiga.
Y hablando de evidencia, los agentes no solo se llevaron a los sospechosos. En los allanamientos se decomisaron varios 'chunchess' que van a amarrar bien el caso: armas de fuego (seguro las mismas del atraco), drogas y un montón de pruebas más que ahora el Ministerio Público usará para armar el rompecabezas. Es el clásico "la casa se les cayó encima". Ahora, a todos los detenidos les toca enfrentar a la Fiscalía para que les definan su situación jurídica, que con ese expediente, bonita no se ve.
Más allá de la captura, que es una excelente noticia, esta vara nos deja pensando. Un robo de este calibre, con esa planificación y esa dispersión geográfica de los miembros, no es obra de unos chapulines. Esto huele a crimen organizado con todas las letras. Demuestra que las estructuras criminales en el país son cada vez más sofisticadas y tienen tentáculos por todo lado. El brete del OIJ es de aplaudir, sin duda, pero el problema de fondo sigue ahí, creciendo. ¿Qué opinan ustedes? ¿Es solo la punta del iceberg? ¿Estamos realmente preparados para enfrentar este nivel de criminalidad organizada que se mueve por todo el territorio nacional?
La vara es que todo este despiche tiene nombre y apellido: el violento asalto a un supermercado en Hone Creek de Cahuita, el pasado 19 de abril. ¿Se acuerdan de esa noticia? No fue un asalto cualquiera, maes. Según la investigación, ese día cayeron tres tipos armados justo cuando los empleados estaban abriendo. Los amarraron como si nada con gasas plásticas y, aquí viene lo de película, sacaron un equipo de oxi-acetileno para abrir la caja fuerte. ¡Con soplete y todo! De ahí se volaron la módica suma de casi 50 melones en efectivo. Una salvajada.
El objetivo del OIJ hoy era claro: desarticular a toda la banda detrás de este golpe, que a todas luces no fue ninguna improvisación. La logística para pegar en el Caribe y luego tener 'guaridas' o conexiones en Cartago y Liberia... ¡qué nivel de organización! De momento, la pesca judicial ya tiene cinco detenidos: cuatro hombres de apellidos Alvarado (36), Carmona (39), Melendez (29) y Mora (30), además de una mujer apellidada Granados (33). A todos los agarraron con las manos en la masa, o al menos con suficiente evidencia para que la cosa se les ponga color de hormiga.
Y hablando de evidencia, los agentes no solo se llevaron a los sospechosos. En los allanamientos se decomisaron varios 'chunchess' que van a amarrar bien el caso: armas de fuego (seguro las mismas del atraco), drogas y un montón de pruebas más que ahora el Ministerio Público usará para armar el rompecabezas. Es el clásico "la casa se les cayó encima". Ahora, a todos los detenidos les toca enfrentar a la Fiscalía para que les definan su situación jurídica, que con ese expediente, bonita no se ve.
Más allá de la captura, que es una excelente noticia, esta vara nos deja pensando. Un robo de este calibre, con esa planificación y esa dispersión geográfica de los miembros, no es obra de unos chapulines. Esto huele a crimen organizado con todas las letras. Demuestra que las estructuras criminales en el país son cada vez más sofisticadas y tienen tentáculos por todo lado. El brete del OIJ es de aplaudir, sin duda, pero el problema de fondo sigue ahí, creciendo. ¿Qué opinan ustedes? ¿Es solo la punta del iceberg? ¿Estamos realmente preparados para enfrentar este nivel de criminalidad organizada que se mueve por todo el territorio nacional?