Uno piensa en Tilarán y se imagina paz, viento, la lagunita, gente buena... Diay, la pura vida en su versión más "tranqui". Pero parece que ya ni ahí se puede uno descuidar un segundo, porque en lo que canta un gallo le arman a uno el despiche. La noticia que está dando vueltas es la prueba perfecta: una doña, con una agilidad que ya la quisiera uno para levantarse los lunes, se robó un pick-up en lo que el dueño duró bajando una caja. Así, sin pistolas, sin show, solo pura maña y oportunismo. La vara quedó grabada y es para no creerlo, mae.
El video es clarísimo y hasta da cólera. Se ve al dueño del chuzo, un D-Max para más señas, que se parquea y se baja con un güila a dejar un paquete en un local. Un mandado de, ¿qué?, ¿treinta segundos? Bueno, pues la señora que estaba ahí, haciéndose la que veía para el ciprés, no perdió el tiempo. Vio el carro encendido, las llaves puestas y el chance de oro. Ni lo pensó: se montó, metió primera y se fue sin decir adiós. Cuando el pobre mae se dio vuelta, ya el carro iba doblando la esquina. ¡Qué nivel de sangre fría y qué velocidad para jalarse una torta de ese calibre! Es el tipo de cosa que uno no se espera en un lugar así.
Y claro, en un cantón donde probablemente casi todo el mundo se conoce, una vara así pega el doble. Los vecinos, según cuentan, quedaron con la boca abierta. Todo fue tan rápido que muchos ni se percataron de lo que estaba pasando hasta que oyeron el alboroto. Esto rompe con esa confianza tan tuanis que todavía se respira fuera de la GAM. Esa costumbre de dejar el carro un momentito encendido para bajar a la pulpería o dejar algo rápido... diay, parece que ya se fue al traste. Ya la gente anda con esa espinita de que si se descuidan, se los almuerzan, sin importar si están en San José o en el corazón de Guanacaste.
Ahora, como siempre, el OIJ y la Fuerza Pública andan en el brete de peinar los videos de seguridad, que por dicha cada vez hay más. Esas cámaras son la única esperanza para identificar a la señora y, con suerte, recuperar el carro. Pero más allá del chunche material, este es el clásico "robo por descuido" que nos pasa por confiados. El pobre mae debe estar que no se la cree, pensando "¡qué torta! por bajarme ese minuto". Es un recordatorio medio salado de que la maña anda por todo lado y que los amigos de lo ajeno no perdonan ni el más mínimo parpadeo. Hay que andar más vivo que nunca.
Al final, lo que más duele no es solo el chunche material, que de por sí ya es un golpe durísimo para cualquiera. Lo que realmente cala es esa sensación de que ya ni en los lugares más 'tranqui' se puede bajar la guardia. Esa idea de que la malicia llegó para quedarse en cada rincón del país. Mae, fuera de broma, ¿ustedes sienten que la maña de los 'descuidistas' se ha puesto peor en todo el país, o es que ahora con tanta cámara simplemente nos damos más cuenta? ¿Se han jalado una torta así alguna vez, por confiados? Cuenten a ver.
El video es clarísimo y hasta da cólera. Se ve al dueño del chuzo, un D-Max para más señas, que se parquea y se baja con un güila a dejar un paquete en un local. Un mandado de, ¿qué?, ¿treinta segundos? Bueno, pues la señora que estaba ahí, haciéndose la que veía para el ciprés, no perdió el tiempo. Vio el carro encendido, las llaves puestas y el chance de oro. Ni lo pensó: se montó, metió primera y se fue sin decir adiós. Cuando el pobre mae se dio vuelta, ya el carro iba doblando la esquina. ¡Qué nivel de sangre fría y qué velocidad para jalarse una torta de ese calibre! Es el tipo de cosa que uno no se espera en un lugar así.
Y claro, en un cantón donde probablemente casi todo el mundo se conoce, una vara así pega el doble. Los vecinos, según cuentan, quedaron con la boca abierta. Todo fue tan rápido que muchos ni se percataron de lo que estaba pasando hasta que oyeron el alboroto. Esto rompe con esa confianza tan tuanis que todavía se respira fuera de la GAM. Esa costumbre de dejar el carro un momentito encendido para bajar a la pulpería o dejar algo rápido... diay, parece que ya se fue al traste. Ya la gente anda con esa espinita de que si se descuidan, se los almuerzan, sin importar si están en San José o en el corazón de Guanacaste.
Ahora, como siempre, el OIJ y la Fuerza Pública andan en el brete de peinar los videos de seguridad, que por dicha cada vez hay más. Esas cámaras son la única esperanza para identificar a la señora y, con suerte, recuperar el carro. Pero más allá del chunche material, este es el clásico "robo por descuido" que nos pasa por confiados. El pobre mae debe estar que no se la cree, pensando "¡qué torta! por bajarme ese minuto". Es un recordatorio medio salado de que la maña anda por todo lado y que los amigos de lo ajeno no perdonan ni el más mínimo parpadeo. Hay que andar más vivo que nunca.
Al final, lo que más duele no es solo el chunche material, que de por sí ya es un golpe durísimo para cualquiera. Lo que realmente cala es esa sensación de que ya ni en los lugares más 'tranqui' se puede bajar la guardia. Esa idea de que la malicia llegó para quedarse en cada rincón del país. Mae, fuera de broma, ¿ustedes sienten que la maña de los 'descuidistas' se ha puesto peor en todo el país, o es que ahora con tanta cámara simplemente nos damos más cuenta? ¿Se han jalado una torta así alguna vez, por confiados? Cuenten a ver.
