Maes, vamos a hablar de una vara que se está poniendo color de hormiga y que nos debería preocupar a todos. Cuando uno piensa en Quepos, se le viene a la mente Manuel Antonio, el sol, los perezosos, los gringos buscando monos... en fin, el paraíso Pura Vida que vendemos al mundo. Pero diay, parece que debajo de esa postal se está cocinando un despiche de inseguridad que ya no se puede tapar con una hoja de plátano. Los datos del OIJ son para sentarse a pensar: 15 homicidios en lo que va del año. Quince. En uno de los cantones que más dependen de que la gente se sienta tranquila para ir a pasear y gastar platica.
¡Qué torta! Porque seamos honestos, la principal razón de estas muertes, según los mismos judiciales, es el clásico “ajuste de cuentas o venganza”. Palabras más, palabras menos: la bronca entre bandas criminales está manchando de sangre uno de nuestros destinos estrella. Y eso, maes, es un problemón. No solo para los que viven allá, que ya nos cuentan que salir después de ciertas horas es jugársela, sino para el brete de miles de personas. El turismo es delicado; si empieza a correr la voz de que Quepos es inseguro, el plan de reactivación económica se puede ir al traste más rápido de lo que canta un gallo.
Pero bueno, no todo es ver el nubarrón. Parece que en la Municipalidad y en las cámaras de turismo se pusieron las pilas. La alcaldesa, Patricia Bolaños, y el presidente de la Cámara de Comercio, Christian Fallas, anunciaron un plan con bombos y platillos. La vara es que van a meter un poco de plata en un chunche de videovigilancia bastante pro: 33 cámaras en puntos calientes, conectadas a un centro de monitoreo moderno. Además, y aquí viene lo interesante, van a crear una Policía Municipal. La Embajada de Estados Unidos, que no es jugando, está metiendo el hombro con el financiamiento y la capacitación. La promesa es que todo este sistema esté funcionando antes de diciembre, justo para la temporada alta.
Ahora, aquí es donde uno, con un pie en el optimismo y otro en la realidad, se pone a analizar. El proyecto suena bien, nadie lo niega. Generar confianza, como dice Fallas, es clave. Y que la jefa de la nueva policía vaya a ser una mujer es un detalle tuanis. Pero, ¿la letra pequeña? La primera fase de esta nueva policía contará con... seis oficiales. Seis. Para todo el cantón. Diay, no es por agüevar la fiesta, pero suena a que están tratando de apagar un incendio forestal con una pistola de agua. Es un primer paso, sí, y se agradece la iniciativa, pero la escala del problema parece exigir una respuesta mucho más robusta desde el principio.
Al final, la situación en Quepos es un microcosmos de lo que pasa en muchas partes del país: un paraíso natural amenazado por una realidad social que se pudrió. La solución que proponen es tecnológica y de vigilancia, lo cual es necesario, pero ¿ataca la raíz del problema? El tiempo lo dirá. Ojalá que este esfuerzo no se quede corto y que de verdad logren blindar el cantón antes de que sea demasiado tarde. Aquí les dejo la pregunta, para que nos volemos un rato el cerebro: Ustedes, maes, ¿creen que con cámaras y un puñado de policías se le cambia la cara al asunto? ¿O esto es solo un paño tibio para una bronca mucho más profunda que el gobierno central debería estar atendiendo con todo?
¡Qué torta! Porque seamos honestos, la principal razón de estas muertes, según los mismos judiciales, es el clásico “ajuste de cuentas o venganza”. Palabras más, palabras menos: la bronca entre bandas criminales está manchando de sangre uno de nuestros destinos estrella. Y eso, maes, es un problemón. No solo para los que viven allá, que ya nos cuentan que salir después de ciertas horas es jugársela, sino para el brete de miles de personas. El turismo es delicado; si empieza a correr la voz de que Quepos es inseguro, el plan de reactivación económica se puede ir al traste más rápido de lo que canta un gallo.
Pero bueno, no todo es ver el nubarrón. Parece que en la Municipalidad y en las cámaras de turismo se pusieron las pilas. La alcaldesa, Patricia Bolaños, y el presidente de la Cámara de Comercio, Christian Fallas, anunciaron un plan con bombos y platillos. La vara es que van a meter un poco de plata en un chunche de videovigilancia bastante pro: 33 cámaras en puntos calientes, conectadas a un centro de monitoreo moderno. Además, y aquí viene lo interesante, van a crear una Policía Municipal. La Embajada de Estados Unidos, que no es jugando, está metiendo el hombro con el financiamiento y la capacitación. La promesa es que todo este sistema esté funcionando antes de diciembre, justo para la temporada alta.
Ahora, aquí es donde uno, con un pie en el optimismo y otro en la realidad, se pone a analizar. El proyecto suena bien, nadie lo niega. Generar confianza, como dice Fallas, es clave. Y que la jefa de la nueva policía vaya a ser una mujer es un detalle tuanis. Pero, ¿la letra pequeña? La primera fase de esta nueva policía contará con... seis oficiales. Seis. Para todo el cantón. Diay, no es por agüevar la fiesta, pero suena a que están tratando de apagar un incendio forestal con una pistola de agua. Es un primer paso, sí, y se agradece la iniciativa, pero la escala del problema parece exigir una respuesta mucho más robusta desde el principio.
Al final, la situación en Quepos es un microcosmos de lo que pasa en muchas partes del país: un paraíso natural amenazado por una realidad social que se pudrió. La solución que proponen es tecnológica y de vigilancia, lo cual es necesario, pero ¿ataca la raíz del problema? El tiempo lo dirá. Ojalá que este esfuerzo no se quede corto y que de verdad logren blindar el cantón antes de que sea demasiado tarde. Aquí les dejo la pregunta, para que nos volemos un rato el cerebro: Ustedes, maes, ¿creen que con cámaras y un puñado de policías se le cambia la cara al asunto? ¿O esto es solo un paño tibio para una bronca mucho más profunda que el gobierno central debería estar atendiendo con todo?