¡Ay, mi gente! Aquí les va la nota que le da color a nuestra ciudad. Se rifa una exposición bien chévere en la galería Lado B, llamada ‘Trazos Desobedientes: Expresiones Fuera de la Norma’. Olvídense de los cuadros con los que estamos acostumbrados, porque esta vez la onda es darle espacio a creadores de la comunidad LGBTIQA+ que, aunque no tienen pergaminos universitarios, están mostrando un talento que te deja boquiabierto.
La idea surgió del colectivo Lxs Rurales, unos cabezones que llevan como cuatro años trabajando pa’ democratizar el arte en Costa Rica. Imagínense, talleres de pintura colectiva donde se exploraron temas pesados, pero necesarios: el cuerpo, la autoestima, sentirse incómodo, abrazarse y cuidarse. Todo esto con otros colectivos, generando espacios seguros donde la creatividad fluye libremente, sin miedo a juicios.
Y ahí radica la magia. Estos lienzos grandotes no son solo pinturas bonitas, son huellas de una catarsis, de un amor que se expresa a través del arte. Lo ven, el arte se convierte en un derecho, en un refugio, en una herramienta pa’ decir lo que uno siente, sin rodeos. Porque, díganlo en voz alta, a veces las voces de la comunidad LGBTIQA+ se quedan ahogadas, y esta exposición es como un grito de esperanza.
Como bien dicen los organizadores, históricamente se les ha negado visibilidad a estas personas. “Qué sal” que hayan tenido que aguantar, ¿verdad? Pero ahora, Lado B se presenta como un refugio donde cada quien puede ser como es, sin temor a que le lancen la piedra. Además, la expo busca fomentar la reflexión colectiva, pa’ que todos podamos ponernos las pilas y entender un poquito más sobre la diversidad que nos enriquece como país.
La invitación fue abierta a to’a la mara que sintiera ganas de participar en los talleres. Ahí, la gente se fue soltando, contando cómo se sentían, qué cambian quieren ver en su vida. Un ejercicio de confianza y apertura, pura verdad. Y así, a través de la pintura, fueron transformando sus experiencias en expresiones artísticas. La clave es que nadie tenía que ser un experto, simplemente dejarse llevar por las emociones, escoger colores, plasmar ideas y dejar que la creatividad haga su magia.
Lo más lindo de todo, según los organizadores, es esa experiencia compartida. Que te dé igual si sabes pintar o no, el brete es conectar con los demás, expresar lo que llevás dentro y sentirte parte de algo más grande. Dicen que las personas empiezan con un motivo o un boceto y conforme sienten la necesidad van modificándolo, reflejando lo que han vivido, cosas que escuchan por ahí o incluso experiencias diarias. Un verdadero proceso de sanación artística.
Además, hay un enfoque importante en el autocuidado, entendiendo que muchas veces estamos tan metidos en pensar en los demás que nos olvidamos de nosotros mismos. Aquí, el arte sirve como una vía de escape, como un recordatorio de que también merecemos cariño y atención. Porque, seamos honestos, estar en medio de una lucha constante genera un desgaste enorme, tanto físico como emocional. Entonces, ¿por qué no dedicarnos un ratito a nutrir nuestro alma?
Así que ya saben, vayan a chequear esta exposición. Es una oportunidad pa’ apoyar el arte local, celebrar la diversidad y, sobre todo, abrir el corazón a nuevas perspectivas. Una iniciativa que demuestra que el arte tiene el poder de transformar vidas y construir puentes entre las personas. Ahora dime, ¿crees que iniciativas como 'Trazos Desobedientes' deberían recibir mayor apoyo gubernamental para promover la inclusión social y artística?
La idea surgió del colectivo Lxs Rurales, unos cabezones que llevan como cuatro años trabajando pa’ democratizar el arte en Costa Rica. Imagínense, talleres de pintura colectiva donde se exploraron temas pesados, pero necesarios: el cuerpo, la autoestima, sentirse incómodo, abrazarse y cuidarse. Todo esto con otros colectivos, generando espacios seguros donde la creatividad fluye libremente, sin miedo a juicios.
Y ahí radica la magia. Estos lienzos grandotes no son solo pinturas bonitas, son huellas de una catarsis, de un amor que se expresa a través del arte. Lo ven, el arte se convierte en un derecho, en un refugio, en una herramienta pa’ decir lo que uno siente, sin rodeos. Porque, díganlo en voz alta, a veces las voces de la comunidad LGBTIQA+ se quedan ahogadas, y esta exposición es como un grito de esperanza.
Como bien dicen los organizadores, históricamente se les ha negado visibilidad a estas personas. “Qué sal” que hayan tenido que aguantar, ¿verdad? Pero ahora, Lado B se presenta como un refugio donde cada quien puede ser como es, sin temor a que le lancen la piedra. Además, la expo busca fomentar la reflexión colectiva, pa’ que todos podamos ponernos las pilas y entender un poquito más sobre la diversidad que nos enriquece como país.
La invitación fue abierta a to’a la mara que sintiera ganas de participar en los talleres. Ahí, la gente se fue soltando, contando cómo se sentían, qué cambian quieren ver en su vida. Un ejercicio de confianza y apertura, pura verdad. Y así, a través de la pintura, fueron transformando sus experiencias en expresiones artísticas. La clave es que nadie tenía que ser un experto, simplemente dejarse llevar por las emociones, escoger colores, plasmar ideas y dejar que la creatividad haga su magia.
Lo más lindo de todo, según los organizadores, es esa experiencia compartida. Que te dé igual si sabes pintar o no, el brete es conectar con los demás, expresar lo que llevás dentro y sentirte parte de algo más grande. Dicen que las personas empiezan con un motivo o un boceto y conforme sienten la necesidad van modificándolo, reflejando lo que han vivido, cosas que escuchan por ahí o incluso experiencias diarias. Un verdadero proceso de sanación artística.
Además, hay un enfoque importante en el autocuidado, entendiendo que muchas veces estamos tan metidos en pensar en los demás que nos olvidamos de nosotros mismos. Aquí, el arte sirve como una vía de escape, como un recordatorio de que también merecemos cariño y atención. Porque, seamos honestos, estar en medio de una lucha constante genera un desgaste enorme, tanto físico como emocional. Entonces, ¿por qué no dedicarnos un ratito a nutrir nuestro alma?
Así que ya saben, vayan a chequear esta exposición. Es una oportunidad pa’ apoyar el arte local, celebrar la diversidad y, sobre todo, abrir el corazón a nuevas perspectivas. Una iniciativa que demuestra que el arte tiene el poder de transformar vidas y construir puentes entre las personas. Ahora dime, ¿crees que iniciativas como 'Trazos Desobedientes' deberían recibir mayor apoyo gubernamental para promover la inclusión social y artística?