Diay, maes, agárrense porque la vara se puso color de hormiga. Si pensaban que la política tica estaba aburrida, el encontronazo entre el presidente de la Asamblea, Rodrigo Arias, y el presi, Rodrigo Chaves, por el levantamiento de la inmunidad es la serie de Netflix que no sabíamos que necesitábamos. El capítulo de esta semana estuvo cargado de dimes y diretes, y todo apunta a que el lunes 22 de setiembre va a ser un día para comprarse un balde de palomitas. El centro del despiche es, básicamente, el reglamento y cómo se va a manejar la sesión donde se decidirá si Chaves enfrenta o no a la justicia por el famoso caso BCIE-Cariñitos.
Por un lado, tenemos a don Rodrigo Arias, que salió a la conferencia de prensa con el reglamento legislativo bajo el brazo. En buen tico, su mensaje fue clarísimo: "Aquí las reglas se cumplen y punto". Según Arias, el procedimiento para la sesión del lunes 22 está tallado en piedra en el artículo 217. Nada de inventos. La frase que le tiró a Chaves fue un derechazo al mentón: "Al presidente le estorba la ley". ¡Tomen esa! Arias insiste en que todo se está haciendo apegado a la norma, que Chaves no puede pedir un "traje a la medida" y que si quiere llegar, bienvenido, pero las condiciones son las que son: 30 minutos para defenderse y luego adiós, que los diputados tienen que deliberar.
Del otro lado del ring, el presidente Chaves, fiel a su estilo, no se quedó callado. Desde su programa, que ya es el escenario oficial para sus descargos, mandó a decir que el plazo de media hora es "arbitrario" y que básicamente lo quieren callar sin dejarle llevar a su abogado. Él pinta un escenario donde la Asamblea le está montando una emboscada, imponiéndole condiciones que, según él, no le permiten una defensa justa. La novela se pone mejor porque Chaves aún no confirma si va a ir o no, dejando a todo el mundo en ascuas. Aunque, para enredar más la pita, su jefa de fracción, Pilar Cisneros, ya había confirmado que sí iba. ¡Qué torta de comunicación interna o qué buena estrategia para mantener el suspenso!
Ahora, vamos a lo que nos interesa: ¿cómo va a funcionar toda esta vara el lunes? La sesión especial arrancará a las 2 p.m. y se extenderá hasta las 7 p.m. Primero, leerán el informe de la comisión que recomienda quitarle el fuero a Chaves. Si el presidente decide aparecerse, tendrá sus 30 minutos de fama para dar sus alegatos. Después de su monólogo, tendrá que jalar del Plenario para que los diputados empiecen el debate. Cada uno de los 57 padrastros de la patria tendrá hasta 15 minutos para hablar. La parte más dramática es que si a las 6:55 p.m. todavía hay gente en la lista para hablar, se corta todo y se va a votación directa. No hay tiempo extra.
Y aquí viene el número mágico, la combinación del Lotto político: 38 votos. Eso es lo que se necesita, dos terceras partes de la Asamblea, para que el fuero se vaya al traste y el expediente de Chaves pase a manos de la Corte Suprema de Justicia. Conseguir 38 voluntades no es tarea fácil en un Congreso tan fragmentado. Este no es solo un voto sobre un procedimiento; es una medición de fuerzas, un termómetro del poder presidencial y una prueba de fuego para las alianzas políticas. La decisión que se tome ese día definirá, en gran medida, el resto del mandato de Chaves y el futuro de la relación, ya de por sí tensa, entre el Ejecutivo y el Legislativo.
En fin, maes, el escenario está montado. La pregunta del millón es: ¿creen que los diputados van a conseguir los 38 votos para levantar la inmunidad? ¿O es puro show político y al final no pasará nada? ¿Y quién tiene la razón en este pleito de reglas y tiempos? ¿Arias, el estricto guardián del reglamento, o Chaves, que alega indefensión? ¡Los leo en los comentarios!
Por un lado, tenemos a don Rodrigo Arias, que salió a la conferencia de prensa con el reglamento legislativo bajo el brazo. En buen tico, su mensaje fue clarísimo: "Aquí las reglas se cumplen y punto". Según Arias, el procedimiento para la sesión del lunes 22 está tallado en piedra en el artículo 217. Nada de inventos. La frase que le tiró a Chaves fue un derechazo al mentón: "Al presidente le estorba la ley". ¡Tomen esa! Arias insiste en que todo se está haciendo apegado a la norma, que Chaves no puede pedir un "traje a la medida" y que si quiere llegar, bienvenido, pero las condiciones son las que son: 30 minutos para defenderse y luego adiós, que los diputados tienen que deliberar.
Del otro lado del ring, el presidente Chaves, fiel a su estilo, no se quedó callado. Desde su programa, que ya es el escenario oficial para sus descargos, mandó a decir que el plazo de media hora es "arbitrario" y que básicamente lo quieren callar sin dejarle llevar a su abogado. Él pinta un escenario donde la Asamblea le está montando una emboscada, imponiéndole condiciones que, según él, no le permiten una defensa justa. La novela se pone mejor porque Chaves aún no confirma si va a ir o no, dejando a todo el mundo en ascuas. Aunque, para enredar más la pita, su jefa de fracción, Pilar Cisneros, ya había confirmado que sí iba. ¡Qué torta de comunicación interna o qué buena estrategia para mantener el suspenso!
Ahora, vamos a lo que nos interesa: ¿cómo va a funcionar toda esta vara el lunes? La sesión especial arrancará a las 2 p.m. y se extenderá hasta las 7 p.m. Primero, leerán el informe de la comisión que recomienda quitarle el fuero a Chaves. Si el presidente decide aparecerse, tendrá sus 30 minutos de fama para dar sus alegatos. Después de su monólogo, tendrá que jalar del Plenario para que los diputados empiecen el debate. Cada uno de los 57 padrastros de la patria tendrá hasta 15 minutos para hablar. La parte más dramática es que si a las 6:55 p.m. todavía hay gente en la lista para hablar, se corta todo y se va a votación directa. No hay tiempo extra.
Y aquí viene el número mágico, la combinación del Lotto político: 38 votos. Eso es lo que se necesita, dos terceras partes de la Asamblea, para que el fuero se vaya al traste y el expediente de Chaves pase a manos de la Corte Suprema de Justicia. Conseguir 38 voluntades no es tarea fácil en un Congreso tan fragmentado. Este no es solo un voto sobre un procedimiento; es una medición de fuerzas, un termómetro del poder presidencial y una prueba de fuego para las alianzas políticas. La decisión que se tome ese día definirá, en gran medida, el resto del mandato de Chaves y el futuro de la relación, ya de por sí tensa, entre el Ejecutivo y el Legislativo.
En fin, maes, el escenario está montado. La pregunta del millón es: ¿creen que los diputados van a conseguir los 38 votos para levantar la inmunidad? ¿O es puro show político y al final no pasará nada? ¿Y quién tiene la razón en este pleito de reglas y tiempos? ¿Arias, el estricto guardián del reglamento, o Chaves, que alega indefensión? ¡Los leo en los comentarios!