Maes, hablemos de un tema que nos toca el bolsillo a todos, directa o indirectamente: la construcción. Acaban de salir los números del primer semestre de 2025 y, para ponerlo en buen tico, la cosa va ahí, sin mucho escándalo. Según la Cámara Costarricense de la Construcción, el sector creció un tímido 0,5% en comparación con el año pasado. O sea, sí, se construyó un poquito más, pero no es como para tirar cohetes. Es un crecimiento tan modesto que casi hay que verlo con lupa, una señal de que el motor de la economía anda, pero como a medio gas, con esa sensación de que podría dar mucho más pero algo lo frena.
Lo más interesante de todo este enredo no es el numerito en sí, sino lo que hay detrás. ¿En qué se está invirtiendo la plata? Diay, la respuesta es clarísima: en el sueño tico de la casita propia. Un increíble 96% de la intención de construcción es para vivienda unifamiliar. En otras palabras, la gente le está huyendo a los condominios y torres de apartamentos. La vara es que el tico promedio sigue soñando con tener su propio chante, con un patiecito para el perro, para hacer una carnita asada o para que los güilas jueguen bola. Como bien dijo Randall Murillo, el director de la Cámara, esta tendencia demuestra que las familias siguen apostando por irse a zonas un poco más lejos del centro a cambio de más espacio. Los condos, que hace unos años eran el último grito de la moda, parece que perdieron su encanto.
Ahora, la historia cambia dependiendo de dónde uno se pare. El mapa de la construcción está partido en dos. San José y Alajuela se llevan casi la mitad de todo el queque, pero lo que se construye en cada provincia no tiene nada que ver. En Chepe, la tendencia es la misma que en el resto del país: pura casa. La gente sigue buscando su rinconcito en la capital o sus alrededores. Pero en Alajuela el panorama es otro cuento. Ahí lo que manda son los proyectos industriales, sobre todo bodegas y centros de logística. Esto no es casualidad; refleja cómo la provincia se está convirtiendo en el corazón del almacenamiento y la distribución del país, un polo de atracción para empresas que necesitan mover sus productos de forma eficiente. Es una prueba de que la construcción no solo pone techos sobre nuestras cabezas, sino que también pavimenta el camino para otro tipo de brete.
Pero no todo es color de rosa. A pesar de que el empleo en el sector se mantiene estable, con unos 95.000 asegurados (lo cual es una buena noticia en medio de todo), hay una nubecilla negra en el horizonte para lo que resta del año. El informe menciona con preocupación la "incertidumbre arancelaria" y las broncas comerciales que tiene Estados Unidos con medio mundo. ¿Y eso a nosotros qué? Pues mucho. Esas movidas pueden hacer que materiales clave, como el acero o el aluminio, se pongan por las nubes. Un aumento en los costos podría ponerle un freno de mano a muchos proyectos y, de paso, hacer que el sueño de la casita propia se vuelva todavía más cuesta arriba para miles de familias.
Al final, el mensaje de la Cámara de Construcción es un llamado de atención para el gobierno: se necesita estabilidad y reglas claras para que la gente y las empresas se animen a invertir. La construcción es uno de los grandes generadores de brete y un termómetro de cómo va el país. Si se enfría, nos enfriamos todos. Por ahora, el sector aguanta, pero está claro que camina sobre una cuerda floja, con el potencial de crecer pero con amenazas serias que podrían aguar la fiesta.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el sueño de la casita propia se está poniendo imposible con esta vara de los costos y la incertidumbre? ¿O ven más futuro en el tipo de brete que está creciendo en zonas como Alajuela? ¡Ahí les dejo el tema para que lo despichen en los comentarios!
Lo más interesante de todo este enredo no es el numerito en sí, sino lo que hay detrás. ¿En qué se está invirtiendo la plata? Diay, la respuesta es clarísima: en el sueño tico de la casita propia. Un increíble 96% de la intención de construcción es para vivienda unifamiliar. En otras palabras, la gente le está huyendo a los condominios y torres de apartamentos. La vara es que el tico promedio sigue soñando con tener su propio chante, con un patiecito para el perro, para hacer una carnita asada o para que los güilas jueguen bola. Como bien dijo Randall Murillo, el director de la Cámara, esta tendencia demuestra que las familias siguen apostando por irse a zonas un poco más lejos del centro a cambio de más espacio. Los condos, que hace unos años eran el último grito de la moda, parece que perdieron su encanto.
Ahora, la historia cambia dependiendo de dónde uno se pare. El mapa de la construcción está partido en dos. San José y Alajuela se llevan casi la mitad de todo el queque, pero lo que se construye en cada provincia no tiene nada que ver. En Chepe, la tendencia es la misma que en el resto del país: pura casa. La gente sigue buscando su rinconcito en la capital o sus alrededores. Pero en Alajuela el panorama es otro cuento. Ahí lo que manda son los proyectos industriales, sobre todo bodegas y centros de logística. Esto no es casualidad; refleja cómo la provincia se está convirtiendo en el corazón del almacenamiento y la distribución del país, un polo de atracción para empresas que necesitan mover sus productos de forma eficiente. Es una prueba de que la construcción no solo pone techos sobre nuestras cabezas, sino que también pavimenta el camino para otro tipo de brete.
Pero no todo es color de rosa. A pesar de que el empleo en el sector se mantiene estable, con unos 95.000 asegurados (lo cual es una buena noticia en medio de todo), hay una nubecilla negra en el horizonte para lo que resta del año. El informe menciona con preocupación la "incertidumbre arancelaria" y las broncas comerciales que tiene Estados Unidos con medio mundo. ¿Y eso a nosotros qué? Pues mucho. Esas movidas pueden hacer que materiales clave, como el acero o el aluminio, se pongan por las nubes. Un aumento en los costos podría ponerle un freno de mano a muchos proyectos y, de paso, hacer que el sueño de la casita propia se vuelva todavía más cuesta arriba para miles de familias.
Al final, el mensaje de la Cámara de Construcción es un llamado de atención para el gobierno: se necesita estabilidad y reglas claras para que la gente y las empresas se animen a invertir. La construcción es uno de los grandes generadores de brete y un termómetro de cómo va el país. Si se enfría, nos enfriamos todos. Por ahora, el sector aguanta, pero está claro que camina sobre una cuerda floja, con el potencial de crecer pero con amenazas serias que podrían aguar la fiesta.
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el sueño de la casita propia se está poniendo imposible con esta vara de los costos y la incertidumbre? ¿O ven más futuro en el tipo de brete que está creciendo en zonas como Alajuela? ¡Ahí les dejo el tema para que lo despichen en los comentarios!