Maes, se armó el despiche en el gallinero político y, para variar, el Frente Amplio es el que anda alborotando las plumas. Cuando uno pensaba que la precampaña iba a ser la misma vara de siempre —los mismos trajes, las mismas promesas vacías y el mismo miedo a decir algo que ofenda a la abuelita de alguien—, sale Ariel Robles y le prende fuego a la agenda. El candidato del FA no solo defendió el consumo recreativo de mota, sino que básicamente se puso una camiseta que decía: “Sí, somos el partido de los marihuanos, ¿y qué?”.
La movida es de un calibre que hay que analizar con calma. En un país donde un político se persigna antes de estornudar, Robles se paró en una tarima y dijo, con todas las letras, que le daría más vergüenza representar a un partido de corruptos que a la gente que se fuma un puro. ¡Qué nivel de declaración! Es un contraste directo, un gancho al hígado de la política tradicional. El mae básicamente dijo: “Ustedes se preocupan por un porro, mientras otros se roban el país a manos llenas”. Y la verdad, viéndolo así, la lógica es aplastante. Es una forma muy inteligente de cambiar el marco de la conversación y decir que hay problemas mucho más graves que la elección personal de un adulto.
Y para que no quedara duda de que la cosa va en serio, sacaron el as bajo la manga: Margarita Salas como candidata a la Vicepresidencia. Para los que no la ubican, Salas no es ninguna improvisada en este tema. Es una de las activistas más reconocidas y vocales por la legalización. ¿Se acuerdan de aquel video viral del 2021 donde se mandó fumándose un puro en plena campaña para diputada? Bueno, es ella. La nueva candidata a vice, que para esta vara es un carga, lleva años argumentando que la legalización no es solo un capricho, sino una cuestión de salud pública, de recaudación fiscal y de justicia social para no seguir metiendo a la cárcel a mujeres pobres por microtráfico. Ponerla en la papeleta es la máxima declaración de intenciones.
Ahora, vamos a lo que nos truje, chencha: ¿es esto una genialidad o se jalaron la torta del siglo? Por un lado, es una jugada arriesgadísima pero brillante. El FA sabe que nunca va a ganar el voto de la señora de Tibás que va a misa los domingos. En lugar de intentar complacer a todo el mundo y no complacer a nadie, están apostando por consolidar y energizar a un sector del electorado que está harto de la doble moral: los jóvenes, los progresistas, los libertarios y, diay, sí, la enorme cantidad de gente que consume cannabis y se siente estigmatizada. Están creando una identidad de marca fuertísima, de un partido que no tiene miedo de defender sus principios, aunque sean polémicos.
Pero por otro lado, estamos en Costa Rica. Un país que, aunque se pinte de moderno, sigue siendo profundamente conservador en muchos temas. Esta estrategia le sirve en bandeja de plata a sus opositores el discurso del “partido que promueve las drogas y la perdición de la juventud”. Es un riesgo enorme que puede alejar a votantes del centro que, aunque no les guste la corrupción, tampoco están listos para ver anuncios de cannabis en la tele. El plan podría irse al traste si la mayoría del país decide que prefiere un político que roba pero reza, a uno que es honesto pero que defiende la marihuana. Diay, maes, la pregunta del millón es si esta apuesta por la transparencia radical y la defensa de una causa impopular les va a sumar más de lo que les va a restar.
Abro el micrófono. ¿Ustedes qué opinan? ¿Es el FA un visionario que está leyendo el futuro del país o simplemente le están regalando la elección a los partidos más conservadores?
La movida es de un calibre que hay que analizar con calma. En un país donde un político se persigna antes de estornudar, Robles se paró en una tarima y dijo, con todas las letras, que le daría más vergüenza representar a un partido de corruptos que a la gente que se fuma un puro. ¡Qué nivel de declaración! Es un contraste directo, un gancho al hígado de la política tradicional. El mae básicamente dijo: “Ustedes se preocupan por un porro, mientras otros se roban el país a manos llenas”. Y la verdad, viéndolo así, la lógica es aplastante. Es una forma muy inteligente de cambiar el marco de la conversación y decir que hay problemas mucho más graves que la elección personal de un adulto.
Y para que no quedara duda de que la cosa va en serio, sacaron el as bajo la manga: Margarita Salas como candidata a la Vicepresidencia. Para los que no la ubican, Salas no es ninguna improvisada en este tema. Es una de las activistas más reconocidas y vocales por la legalización. ¿Se acuerdan de aquel video viral del 2021 donde se mandó fumándose un puro en plena campaña para diputada? Bueno, es ella. La nueva candidata a vice, que para esta vara es un carga, lleva años argumentando que la legalización no es solo un capricho, sino una cuestión de salud pública, de recaudación fiscal y de justicia social para no seguir metiendo a la cárcel a mujeres pobres por microtráfico. Ponerla en la papeleta es la máxima declaración de intenciones.
Ahora, vamos a lo que nos truje, chencha: ¿es esto una genialidad o se jalaron la torta del siglo? Por un lado, es una jugada arriesgadísima pero brillante. El FA sabe que nunca va a ganar el voto de la señora de Tibás que va a misa los domingos. En lugar de intentar complacer a todo el mundo y no complacer a nadie, están apostando por consolidar y energizar a un sector del electorado que está harto de la doble moral: los jóvenes, los progresistas, los libertarios y, diay, sí, la enorme cantidad de gente que consume cannabis y se siente estigmatizada. Están creando una identidad de marca fuertísima, de un partido que no tiene miedo de defender sus principios, aunque sean polémicos.
Pero por otro lado, estamos en Costa Rica. Un país que, aunque se pinte de moderno, sigue siendo profundamente conservador en muchos temas. Esta estrategia le sirve en bandeja de plata a sus opositores el discurso del “partido que promueve las drogas y la perdición de la juventud”. Es un riesgo enorme que puede alejar a votantes del centro que, aunque no les guste la corrupción, tampoco están listos para ver anuncios de cannabis en la tele. El plan podría irse al traste si la mayoría del país decide que prefiere un político que roba pero reza, a uno que es honesto pero que defiende la marihuana. Diay, maes, la pregunta del millón es si esta apuesta por la transparencia radical y la defensa de una causa impopular les va a sumar más de lo que les va a restar.
Abro el micrófono. ¿Ustedes qué opinan? ¿Es el FA un visionario que está leyendo el futuro del país o simplemente le están regalando la elección a los partidos más conservadores?