Maes, cuando uno cree que la política tica ya no puede ponerse más novelera, ¡pum! Llega el PUSC y nos regala un nuevo capítulo que parece escrito por un guionista de Netflix con demasiada cafeína. La vara está así: el recién estrenado candidato presidencial socialcristiano, Juan Carlos Hidalgo, parece que llegó con ganas de limpiar la casa, y su primera movida fue pedirle, sin mucho disimulo, la cabeza del diputado Leslye Bojorges. ¡Qué torta se está armando en la Unidad a meses de que empiece la verdadera fiesta electoral!
El origen de todo este zafarrancho, según los reportes, son los cuestionamientos que Bojorges ha estado haciendo sobre el famoso "Caso Richter". Parece que a Hidalgo no le hizo ni media gracia el tono del diputado y, en un despliegue de autoridad, mandó a decir que lo quiere fuera de la fracción legislativa. La respuesta de Bojorges ha sido, para ponerlo en buen tico, un monumento a la pasividad. El mae salió de la encerrona de la fracción con cara de póker y se limitó a decir "vamos a esperar". Incluso afirmó que ni siquiera había leído el comunicado de Hidalgo, que aparentemente son tres líneas. ¡Tres! Diay, ¿será que no le llegó el memo o se está haciendo el que no entiende la vara para ganar tiempo?
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque esto va más allá de un simple pleito entre dos figuras del partido. Esto es una pulseada de poder en toda regla. Por un lado, tenés a un candidato presidencial que necesita demostrar liderazgo y alinear a sus tropas de cara a una campaña que se anticipa durísima. Hidalgo probablemente siente que no puede llegar a pedirle el voto a la gente si no puede ni poner orden en su propia bancada. Pero, por otro lado, ¿es esta la forma? Pedir la expulsión de un diputado electo popularmente, por más polémico que sea, puede ser visto como un acto autoritario que le puede salir carísimo. Es el riesgo de, por querer verse fuerte, terminar jalándose una torta monumental.
Para la fracción del PUSC, esto es un chicharrón de los buenos. Están entre la espada y la pared. Si le hacen caso a su candidato, sientan un precedente peligroso y se arriesgan a que Bojorges se declare independiente y se convierta en una piedra en el zapato, votando en contra de todo por puro despecho. Básicamente, lo mandarían a la esquina del Plenario a hacer berrinche, pero con un voto que puede ser crucial. Si no le hacen caso a Hidalgo, lo desautorizan públicamente antes de que su campaña siquiera arranque, dejándolo como un líder sin fuerza. Ahorita mismo, mientras usted y yo leemos esto, están metidos en una encerrona que debe estar más tensa que final de la Sele contra México.
Al final, este drama deja al PUSC en una posición increíblemente frágil. En lugar de estar afinando su mensaje y presentando una imagen de unidad, están ventilando sus trapos sucios en la plaza pública. La estrategia, sea cual sea, corre el riesgo de irse al traste y terminar con un partido más fracturado de lo que ya estaba. La decisión que tomen hoy no solo definirá el futuro inmediato de Leslye Bojorges, sino que también nos dará la primera gran señal del tipo de liderazgo que Juan Carlos Hidalgo pretende ejercer. Y, conociendo el paño, esto apenas está comenzando.
Foro, la pregunta del millón: ¿Es esto un despliegue de liderazgo necesario de Hidalgo o el inicio de un despiche monumental en la Unidad? ¿Deberían sacar a Bojorges o es peor el remedio que la enfermedad? ¡Los leo!
El origen de todo este zafarrancho, según los reportes, son los cuestionamientos que Bojorges ha estado haciendo sobre el famoso "Caso Richter". Parece que a Hidalgo no le hizo ni media gracia el tono del diputado y, en un despliegue de autoridad, mandó a decir que lo quiere fuera de la fracción legislativa. La respuesta de Bojorges ha sido, para ponerlo en buen tico, un monumento a la pasividad. El mae salió de la encerrona de la fracción con cara de póker y se limitó a decir "vamos a esperar". Incluso afirmó que ni siquiera había leído el comunicado de Hidalgo, que aparentemente son tres líneas. ¡Tres! Diay, ¿será que no le llegó el memo o se está haciendo el que no entiende la vara para ganar tiempo?
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque esto va más allá de un simple pleito entre dos figuras del partido. Esto es una pulseada de poder en toda regla. Por un lado, tenés a un candidato presidencial que necesita demostrar liderazgo y alinear a sus tropas de cara a una campaña que se anticipa durísima. Hidalgo probablemente siente que no puede llegar a pedirle el voto a la gente si no puede ni poner orden en su propia bancada. Pero, por otro lado, ¿es esta la forma? Pedir la expulsión de un diputado electo popularmente, por más polémico que sea, puede ser visto como un acto autoritario que le puede salir carísimo. Es el riesgo de, por querer verse fuerte, terminar jalándose una torta monumental.
Para la fracción del PUSC, esto es un chicharrón de los buenos. Están entre la espada y la pared. Si le hacen caso a su candidato, sientan un precedente peligroso y se arriesgan a que Bojorges se declare independiente y se convierta en una piedra en el zapato, votando en contra de todo por puro despecho. Básicamente, lo mandarían a la esquina del Plenario a hacer berrinche, pero con un voto que puede ser crucial. Si no le hacen caso a Hidalgo, lo desautorizan públicamente antes de que su campaña siquiera arranque, dejándolo como un líder sin fuerza. Ahorita mismo, mientras usted y yo leemos esto, están metidos en una encerrona que debe estar más tensa que final de la Sele contra México.
Al final, este drama deja al PUSC en una posición increíblemente frágil. En lugar de estar afinando su mensaje y presentando una imagen de unidad, están ventilando sus trapos sucios en la plaza pública. La estrategia, sea cual sea, corre el riesgo de irse al traste y terminar con un partido más fracturado de lo que ya estaba. La decisión que tomen hoy no solo definirá el futuro inmediato de Leslye Bojorges, sino que también nos dará la primera gran señal del tipo de liderazgo que Juan Carlos Hidalgo pretende ejercer. Y, conociendo el paño, esto apenas está comenzando.
Foro, la pregunta del millón: ¿Es esto un despliegue de liderazgo necesario de Hidalgo o el inicio de un despiche monumental en la Unidad? ¿Deberían sacar a Bojorges o es peor el remedio que la enfermedad? ¡Los leo!