Maes, hay varas que simplemente no calzan, que huelen raro desde el momento en que uno las lee. Y la última movida del régimen de Ortega y Murillo con el médico tico-nica Yerri Estrada es, para ponerlo en buen tico, un despiche de pies a cabeza. Resulta que después de más de un mes de que la familia denunciara su desaparición forzada, con la mamá del muchacho, doña Rosa, jurando y perjurando que lo tenían secuestrado en la infame cárcel de El Chipote, el gobierno nicaragüense decide que es un buen momento para sacar unas fotos del doctor, como si nada hubiera pasado. En las imágenes, se ve a Yerri muy sonriente, abrazando a su pareja, comiendo tranquilo... Diay, casi que posando para una postal de vacaciones. ¡Qué conveniente!
Para entender la magnitud de esta torta, hay que rebobinar el casete. La historia que cuenta la familia es la de una pesadilla. Según la denuncia, a Yerri Estrada, un médico de apenas 30 años, se lo llevaron de forma violenta el pasado 13 de agosto del hospital donde hacía su brete en Granada. No fue una detención normal, con orden judicial y derechos. Fue, según su madre, un secuestro de Estado. Desde ese día, silencio total. Un mes de angustia, de no saber si estaba vivo, si estaba bien, si lo estaban torturando en una de las celdas más temidas de Latinoamérica. La denuncia de doña Rosa ha sido clara y directa: "Exijo y demando al Estado de Nicaragua que muestre a mi hijo". Y con justa razón, porque tener a alguien en cautiverio clandestino es, simple y sencillamente, un crimen de lesa humanidad.
Y entonces, cuando la presión mediática empieza a crecer y el caso se vuelve noticia aquí en Costa Rica, ¡puf! El régimen saca su as bajo la manga: unas fotos con fecha del 3 de septiembre, casi tres semanas después de la supuesta detención. La intención es obvia, ¿verdad? Quieren vendernos la idea de que todo es un invento de la familia, que el doctor Estrada anda feliz de la vida y que las denuncias son parte de una campaña de desprestigio. Pero la vara es que el montaje es tan burdo que ofende la inteligencia. ¿Por qué esperar un mes para mostrar estas fotos? Si el mae estaba bien, ¿por qué no dejarlo hacer una llamada a su mamá para calmarla? ¿Por qué no permitir acceso consular, considerando que también es ciudadano costarricense? Las preguntas se acumulan y las respuestas del régimen son un silencio cómplice.
Este tipo de jugadas son el capítulo uno del manual de cualquier dictadura. Cuando la realidad te acorrala, crea una realidad alternativa. No es la primera vez que lo hacen y, lamentablemente, no será la última. Utilizan sus medios de comunicación afines como megáfonos para gritar su "verdad", esperando que la repetición la convierta en realidad. Creen que con un par de fotos bien iluminadas pueden borrar la angustia de una madre, las denuncias de organismos de derechos humanos y la reputación macabra de una cárcel como El Chipote. En su afán por limpiar su imagen, el régimen probablemente se jaló una torta monumental, porque estas imágenes, en lugar de generar tranquilidad, lo que producen son más dudas y una profunda desconfianza. Nadie que es libre necesita que un gobierno publique "pruebas de vida" en su nombre.
Al final, la situación nos deja con un sabor amargo y una preocupación que va más allá del caso de Yerri. Esto es un recordatorio de la fragilidad de la seguridad para cualquier persona, especialmente con doble nacionalidad, que caiga en desgracia con el régimen de los Ortega-Murillo. Se sienten con el poder de desaparecer a alguien y luego presentarlo en un teledrama mal actuado. La historia de la familia versus la propaganda del Estado. La palabra de una madre contra las fotos de una dictadura. Aquí en el foro la tenemos clara, pero la pregunta queda en el aire para debatirla entre nosotros.
Maes, más allá de la indignación que todos sentimos, ¿qué creen ustedes que se esconde detrás de esta vara? ¿Es pura torpeza del régimen o hay algo más calculado en este show mediático? ¿Y qué papel creen que le toca jugar a nuestro gobierno en todo este despiche?
Para entender la magnitud de esta torta, hay que rebobinar el casete. La historia que cuenta la familia es la de una pesadilla. Según la denuncia, a Yerri Estrada, un médico de apenas 30 años, se lo llevaron de forma violenta el pasado 13 de agosto del hospital donde hacía su brete en Granada. No fue una detención normal, con orden judicial y derechos. Fue, según su madre, un secuestro de Estado. Desde ese día, silencio total. Un mes de angustia, de no saber si estaba vivo, si estaba bien, si lo estaban torturando en una de las celdas más temidas de Latinoamérica. La denuncia de doña Rosa ha sido clara y directa: "Exijo y demando al Estado de Nicaragua que muestre a mi hijo". Y con justa razón, porque tener a alguien en cautiverio clandestino es, simple y sencillamente, un crimen de lesa humanidad.
Y entonces, cuando la presión mediática empieza a crecer y el caso se vuelve noticia aquí en Costa Rica, ¡puf! El régimen saca su as bajo la manga: unas fotos con fecha del 3 de septiembre, casi tres semanas después de la supuesta detención. La intención es obvia, ¿verdad? Quieren vendernos la idea de que todo es un invento de la familia, que el doctor Estrada anda feliz de la vida y que las denuncias son parte de una campaña de desprestigio. Pero la vara es que el montaje es tan burdo que ofende la inteligencia. ¿Por qué esperar un mes para mostrar estas fotos? Si el mae estaba bien, ¿por qué no dejarlo hacer una llamada a su mamá para calmarla? ¿Por qué no permitir acceso consular, considerando que también es ciudadano costarricense? Las preguntas se acumulan y las respuestas del régimen son un silencio cómplice.
Este tipo de jugadas son el capítulo uno del manual de cualquier dictadura. Cuando la realidad te acorrala, crea una realidad alternativa. No es la primera vez que lo hacen y, lamentablemente, no será la última. Utilizan sus medios de comunicación afines como megáfonos para gritar su "verdad", esperando que la repetición la convierta en realidad. Creen que con un par de fotos bien iluminadas pueden borrar la angustia de una madre, las denuncias de organismos de derechos humanos y la reputación macabra de una cárcel como El Chipote. En su afán por limpiar su imagen, el régimen probablemente se jaló una torta monumental, porque estas imágenes, en lugar de generar tranquilidad, lo que producen son más dudas y una profunda desconfianza. Nadie que es libre necesita que un gobierno publique "pruebas de vida" en su nombre.
Al final, la situación nos deja con un sabor amargo y una preocupación que va más allá del caso de Yerri. Esto es un recordatorio de la fragilidad de la seguridad para cualquier persona, especialmente con doble nacionalidad, que caiga en desgracia con el régimen de los Ortega-Murillo. Se sienten con el poder de desaparecer a alguien y luego presentarlo en un teledrama mal actuado. La historia de la familia versus la propaganda del Estado. La palabra de una madre contra las fotos de una dictadura. Aquí en el foro la tenemos clara, pero la pregunta queda en el aire para debatirla entre nosotros.
Maes, más allá de la indignación que todos sentimos, ¿qué creen ustedes que se esconde detrás de esta vara? ¿Es pura torpeza del régimen o hay algo más calculado en este show mediático? ¿Y qué papel creen que le toca jugar a nuestro gobierno en todo este despiche?
