El otro día mientras buscaba algo que ver en la t.v., al ir pasando canales tuve la suerte de encontrarme con un programa llamado " Una Mirada " en canal 13. En este programa los panelistas iban esgrimiendo múltiples posibles razones para la siguiente pregunta:
¿Es nuestra identidad nacional una invención?
Escrito por Eduardo Mora Castellanos
Resumen: Programa de la semana, miércoles 5 de marzo 2008
Antes, las personas vivían toda su vida con una identidad que les había sido construida desde una o varias generaciones atrás. No había alternativa: los individuos solían nacer con su futuro diseñado: cierto oficio, ciertas relaciones de parentesco, cierta ideología y, por supuesto, cierto aspecto físico. Ahora, y cada día más, los individuos pueden transformarse físicamente: ponerse labios más carnosos, cambiarse la nariz, ponerse o quitarse pechos y hasta cambiar de sexo. Igualmente, hoy los individuos escogen educarse en materias y doctrinas que los convierten en otros; cambian de partido político y de iglesia según lo que ofrezca el menú del día, e incluso eligen sus relaciones de parentesco, de acuerdo a las mudables conveniencias. Todo esto lo hace cada vez más gente y lo hace con independencia de su padre, del cura, del caudillo y de la clase social a la que pertenece, como no se podía antes… Cierto es que actualmente tampoco lo pueden hacer todos, pero ésa es la tendencia.
Todos estamos atrapados en un proceso de cambio histórico rápido en el que las tradiciones pierden peso y los individuos lo ganan. Un proceso en el que los individuos son cada vez más libres para escoger su identidad a partir de un repertorio de recetas e ingredientes que están a la mano casi de cualquiera. Es un proceso en el que, por cierto, los partidos políticos y las organizaciones sociales ya no representan a conjuntos humanos estables y definidos claramente. Y es en ese proceso en el que la versión oficial de nuestra historia como nación, y las señas de identidad de ésta, están siendo cuestionadas. Por ejemplo, ahora muchos osan poner en duda la pureza de los móviles de Juanito Mora y de los protagonistas de la gesta de 1856 contra los filibusteros. Hoy muchos se atreven a negar que la esencia de nuestra identidad sea el pacifismo y la tolerancia.
En esta época en que cada quien tiene el derecho de cambiar su identidad, todos podríamos también tener la prerrogativa de cuestionar la identidad nacional, argumentando que esa identidad es falsa o arbitraria, que nuestros antepasados y los próceres la construyeron así por conveniencia, que es mentira que la imagen que tenemos de nosotros como nación sea una imagen fiel de lo que fuimos y de lo que somos.
¿Esas señas de identidad de nuestra nación, que aprendimos desde la cuna, son o no verdaderas? ¿O es que las señas de identidad de una nación no son nunca verdaderas y sí son siempre invenciones interesadas de las elites culturales? ¿Es sensato esforzarse por deslegitimar las señas de identidad nacional que hemos heredado y proponer otras, como lo hacen ahora algunos de nuestros intelectuales?
Qué opinión les merece esto ???
Será que vivimos en una farsa hace mucho inventada, y que por lo visto no se ajusta a nuestros tiempos ??
Será que continuamos siendo una Costa Rica idílica en donde la paz y la tolerancia son nuestros atributos por excelencia ??
¿Es nuestra identidad nacional una invención?
Escrito por Eduardo Mora Castellanos
Resumen: Programa de la semana, miércoles 5 de marzo 2008
Antes, las personas vivían toda su vida con una identidad que les había sido construida desde una o varias generaciones atrás. No había alternativa: los individuos solían nacer con su futuro diseñado: cierto oficio, ciertas relaciones de parentesco, cierta ideología y, por supuesto, cierto aspecto físico. Ahora, y cada día más, los individuos pueden transformarse físicamente: ponerse labios más carnosos, cambiarse la nariz, ponerse o quitarse pechos y hasta cambiar de sexo. Igualmente, hoy los individuos escogen educarse en materias y doctrinas que los convierten en otros; cambian de partido político y de iglesia según lo que ofrezca el menú del día, e incluso eligen sus relaciones de parentesco, de acuerdo a las mudables conveniencias. Todo esto lo hace cada vez más gente y lo hace con independencia de su padre, del cura, del caudillo y de la clase social a la que pertenece, como no se podía antes… Cierto es que actualmente tampoco lo pueden hacer todos, pero ésa es la tendencia.
Todos estamos atrapados en un proceso de cambio histórico rápido en el que las tradiciones pierden peso y los individuos lo ganan. Un proceso en el que los individuos son cada vez más libres para escoger su identidad a partir de un repertorio de recetas e ingredientes que están a la mano casi de cualquiera. Es un proceso en el que, por cierto, los partidos políticos y las organizaciones sociales ya no representan a conjuntos humanos estables y definidos claramente. Y es en ese proceso en el que la versión oficial de nuestra historia como nación, y las señas de identidad de ésta, están siendo cuestionadas. Por ejemplo, ahora muchos osan poner en duda la pureza de los móviles de Juanito Mora y de los protagonistas de la gesta de 1856 contra los filibusteros. Hoy muchos se atreven a negar que la esencia de nuestra identidad sea el pacifismo y la tolerancia.
En esta época en que cada quien tiene el derecho de cambiar su identidad, todos podríamos también tener la prerrogativa de cuestionar la identidad nacional, argumentando que esa identidad es falsa o arbitraria, que nuestros antepasados y los próceres la construyeron así por conveniencia, que es mentira que la imagen que tenemos de nosotros como nación sea una imagen fiel de lo que fuimos y de lo que somos.
¿Esas señas de identidad de nuestra nación, que aprendimos desde la cuna, son o no verdaderas? ¿O es que las señas de identidad de una nación no son nunca verdaderas y sí son siempre invenciones interesadas de las elites culturales? ¿Es sensato esforzarse por deslegitimar las señas de identidad nacional que hemos heredado y proponer otras, como lo hacen ahora algunos de nuestros intelectuales?
Qué opinión les merece esto ???
Será que vivimos en una farsa hace mucho inventada, y que por lo visto no se ajusta a nuestros tiempos ??
Será que continuamos siendo una Costa Rica idílica en donde la paz y la tolerancia son nuestros atributos por excelencia ??