Diay maes, seamos honestos: últimamente no se puede ni abrir el refri sin que le salte un anuncio sobre Inteligencia Artificial. Que si ChatGPT va a dejarnos sin brete, que si Midjourney va a reemplazar a los diseñadores... el tema está en todas partes. Y como era de esperarse, la discusión ya aterrizó de lleno en lo que más nos importa: la educación. La semana pasada, la Universidad Latina se puso las pilas y montó un evento con la gente de Amazon Web Services (AWS) llamado Innovation Day 2025. La vara era sencilla: juntar a un poco de maes cargas en tech y educación para ver cómo carajos vamos a usar este chunche de la IA para no quedarnos atrás como país.
Y la verdad, ¡qué nivel de conversación se armó! Lejos de los discursos aburridos de siempre, los expertos se fueron de un solo al grano. Josué Montero, el CEO de una empresa llamada EduTech, pintó un panorama que suena a ciencia ficción, pero que ya es una realidad en otros países. Imagínese la vara: en lugar de un profe dándole la misma materia a 30 güilas al mismo tiempo, cada estudiante tiene un tutor de IA que le enseña mate o ciencias a su propio ritmo. ¿Y el profe? Se convierte en una especie de coach, un guía que ayuda con las habilidades que una máquina no puede enseñar: comunicación, trabajo en equipo, arte... ¡Qué chiva suena eso! Se acabaría aquello de "profe, no entendí" y que la clase siga sin uno. La idea es que la IA personalice la enseñanza a un nivel que hoy es imposible.
Pero aquí es donde el asunto se pone bueno, porque no todo es tan fácil como instalar una app. Salió a flote el gran debate: ¿qué vale más ahora, un cartón universitario de cinco años o un puño de certificaciones súper específicas que demuestran que usted sabe usar las herramientas de hoy? Jaime Figueres, un mae que es como el Mago de Oz de la IA en una empresa llamada Zeta Intelligence, lo puso clarísimo. Las certificaciones, como las que da la misma AWS, son cruciales porque esta tecnología avanza tan rápido que lo que aprendiste el lunes ya el viernes es old news. Una certificación demuestra que estás al día, que sabes hacer algo práctico y valioso para el mercado. No se trata de botar los títulos a la basura, sino de entender que ya no son suficientes por sí solos.
Ahora, todo esto suena a cachete en el papel, ¿verdad? Un sistema educativo moderno, personalizado, con estudiantes listos para conquistar el mundo. Pero bajemos la pelota al zacate un toque. Este evento fue en una universidad privada, con el apoyo de un monstruo como Amazon. La pregunta del millón es: ¿cómo hacemos para que esta revolución no sea solo para unos pocos? ¿Qué pasa con los colegios públicos de Talamanca o Los Chiles? Si no cerramos la brecha digital que ya existe, corremos el riesgo de que la IA la haga todavía más grande, creando una élite de profesionales súper preparados y una mayoría que se quedó viendo para el ciprés. Es una apuesta estratégica, como dijo el vicerrector de la ULatina, pero si la estrategia no incluye a todo el país, nos podríamos estar jalando una torta monumental.
Al final del día, el evento dejó más preguntas que respuestas, y eso es bueno. Nos obliga a pensar. La IA no es una moda pasajera; es el nuevo Internet, la nueva electricidad. Ignorarla no es una opción. La discusión que se dio en la ULatina es un primer paso importantísimo, pero ahora falta lo más difícil: pasar de las palabras a la acción y asegurarnos de que el "futuro del trabajo" sea un futuro para todos los ticos. Así que les tiro la bola a ustedes, maes del foro. Más allá de los eventos tuanis y los discursos de los cargas... ¿Ustedes sienten que la educación en Costa Rica, la de a pie, de verdad nos está alistando para este tsunami de IA? O como siempre, ¿vamos tarde a la fiesta? ¡Los leo!
Y la verdad, ¡qué nivel de conversación se armó! Lejos de los discursos aburridos de siempre, los expertos se fueron de un solo al grano. Josué Montero, el CEO de una empresa llamada EduTech, pintó un panorama que suena a ciencia ficción, pero que ya es una realidad en otros países. Imagínese la vara: en lugar de un profe dándole la misma materia a 30 güilas al mismo tiempo, cada estudiante tiene un tutor de IA que le enseña mate o ciencias a su propio ritmo. ¿Y el profe? Se convierte en una especie de coach, un guía que ayuda con las habilidades que una máquina no puede enseñar: comunicación, trabajo en equipo, arte... ¡Qué chiva suena eso! Se acabaría aquello de "profe, no entendí" y que la clase siga sin uno. La idea es que la IA personalice la enseñanza a un nivel que hoy es imposible.
Pero aquí es donde el asunto se pone bueno, porque no todo es tan fácil como instalar una app. Salió a flote el gran debate: ¿qué vale más ahora, un cartón universitario de cinco años o un puño de certificaciones súper específicas que demuestran que usted sabe usar las herramientas de hoy? Jaime Figueres, un mae que es como el Mago de Oz de la IA en una empresa llamada Zeta Intelligence, lo puso clarísimo. Las certificaciones, como las que da la misma AWS, son cruciales porque esta tecnología avanza tan rápido que lo que aprendiste el lunes ya el viernes es old news. Una certificación demuestra que estás al día, que sabes hacer algo práctico y valioso para el mercado. No se trata de botar los títulos a la basura, sino de entender que ya no son suficientes por sí solos.
Ahora, todo esto suena a cachete en el papel, ¿verdad? Un sistema educativo moderno, personalizado, con estudiantes listos para conquistar el mundo. Pero bajemos la pelota al zacate un toque. Este evento fue en una universidad privada, con el apoyo de un monstruo como Amazon. La pregunta del millón es: ¿cómo hacemos para que esta revolución no sea solo para unos pocos? ¿Qué pasa con los colegios públicos de Talamanca o Los Chiles? Si no cerramos la brecha digital que ya existe, corremos el riesgo de que la IA la haga todavía más grande, creando una élite de profesionales súper preparados y una mayoría que se quedó viendo para el ciprés. Es una apuesta estratégica, como dijo el vicerrector de la ULatina, pero si la estrategia no incluye a todo el país, nos podríamos estar jalando una torta monumental.
Al final del día, el evento dejó más preguntas que respuestas, y eso es bueno. Nos obliga a pensar. La IA no es una moda pasajera; es el nuevo Internet, la nueva electricidad. Ignorarla no es una opción. La discusión que se dio en la ULatina es un primer paso importantísimo, pero ahora falta lo más difícil: pasar de las palabras a la acción y asegurarnos de que el "futuro del trabajo" sea un futuro para todos los ticos. Así que les tiro la bola a ustedes, maes del foro. Más allá de los eventos tuanis y los discursos de los cargas... ¿Ustedes sienten que la educación en Costa Rica, la de a pie, de verdad nos está alistando para este tsunami de IA? O como siempre, ¿vamos tarde a la fiesta? ¡Los leo!