safito
VERIFICADO
Juan era un señor el cual nunca tuvo suficiente dinero como para pagarse un estudio en una universidad privada de este país, y debido al poco tiempo de estudio cuando joven tampoco se pudo entregar a una universidad estatal. Al poco tiempo Juan recibió un libro muy interesante, este era un libro diferente, no de esos de historia ni de poesías o cuentos singulares, no, lo que recibió Juan ese día era un libro de reflexología, a partir de ahí Juan se adentró en ese interesante mundo, con la misión de luego ayudar a muchos a combatir enfermedades y otros males que aquejan a muchos diariamente por medio de una medicina alternativa.
Así Juan continuó, y luego ayudo a muchos vecinos, a precios cómodos y lo mejor de todo fue que atendía inmediatamente, otorgando citas a más tardar de dos días, muchas viejillas del barrio quedaron complacidas, tanto así que se extendió la voz a lo largo de los pueblos, hasta que un día, un noticiario de televisión se enteró lo sucedido y empezó el calvario.
Una cámara escondida en un maletín viejo, visitó al iletrado de Juan, Juan como de costumbre ayudó a este periodista y lo atendió, al día siguiente el soberbio periodista increpó a Juan, confabulando astucia y valiéndose de una cámara con un compinche llevándola entre sus hombros, asustó a Juan a tal punto que este no pudo decir coherencias como un arma acusadora Juan acepto todas las mentiras que este periodista escupía, a tal punto que lo sentaron en el banquillo de los acusados donde el jurado acusador era todo el país con un lavado de cerebro gracias a la astucia de una legión de notas amarillistas.
Al tiempo después Juan fue acusado, y llevado a los tribunales, La Mafia lo denunció, esto debido a que Juan nunca se inscribió a su grupito de colegiados, o en español, al colegio de médicos, el cuál es más organizado que el Jimmy Hoffa, donde si no perteneces a su grupito, no eres capaz de recetar la salud, incluse cuando sabes o tienes mejor oportunidad de hacerlo en contra de los que dicen saber, pero pertenecen a este grupo de mafiosos.
Y es que como el caso de Juan, cuantos de nosotros nos hemos visto agobiados por estos mismos grupos mafiosos, que no podemos construir un lugar, o hasta un galeron en nuestro propio terreno, porque hay que pagarle a un mafioso arquitecto para que ponga una firma sobre algo que al final termina modificado por el maestro de obras, solo para que la municipalidad te dé el permiso. Al fin y al cabo, el que sabe más es el maestro de obras, pero el mafioso es el que te da el permiso.
Y es que para algunas profesiones en un futuro nos veremos obligados a pagar una cuota para ejercer nuestros conocimientos, supongamos el caso de los Ingenieros en Sistemas, será que de ahora en adelante, no vamos ni poder formatear una máquina si no contamos con una colegiatura mafiosa, si no, llegará un periodista y nos va a increpar por instalar el último juego grito de la moda…
La verdad estas colegiaturas me enferman, lo único que sirven es para recolectar dinero forzado únicamente para fomentar empleos fantasmas, o tener gente sentada en un escritorio haciendo nada.
Así Juan continuó, y luego ayudo a muchos vecinos, a precios cómodos y lo mejor de todo fue que atendía inmediatamente, otorgando citas a más tardar de dos días, muchas viejillas del barrio quedaron complacidas, tanto así que se extendió la voz a lo largo de los pueblos, hasta que un día, un noticiario de televisión se enteró lo sucedido y empezó el calvario.
Una cámara escondida en un maletín viejo, visitó al iletrado de Juan, Juan como de costumbre ayudó a este periodista y lo atendió, al día siguiente el soberbio periodista increpó a Juan, confabulando astucia y valiéndose de una cámara con un compinche llevándola entre sus hombros, asustó a Juan a tal punto que este no pudo decir coherencias como un arma acusadora Juan acepto todas las mentiras que este periodista escupía, a tal punto que lo sentaron en el banquillo de los acusados donde el jurado acusador era todo el país con un lavado de cerebro gracias a la astucia de una legión de notas amarillistas.
Al tiempo después Juan fue acusado, y llevado a los tribunales, La Mafia lo denunció, esto debido a que Juan nunca se inscribió a su grupito de colegiados, o en español, al colegio de médicos, el cuál es más organizado que el Jimmy Hoffa, donde si no perteneces a su grupito, no eres capaz de recetar la salud, incluse cuando sabes o tienes mejor oportunidad de hacerlo en contra de los que dicen saber, pero pertenecen a este grupo de mafiosos.
Y es que como el caso de Juan, cuantos de nosotros nos hemos visto agobiados por estos mismos grupos mafiosos, que no podemos construir un lugar, o hasta un galeron en nuestro propio terreno, porque hay que pagarle a un mafioso arquitecto para que ponga una firma sobre algo que al final termina modificado por el maestro de obras, solo para que la municipalidad te dé el permiso. Al fin y al cabo, el que sabe más es el maestro de obras, pero el mafioso es el que te da el permiso.
Y es que para algunas profesiones en un futuro nos veremos obligados a pagar una cuota para ejercer nuestros conocimientos, supongamos el caso de los Ingenieros en Sistemas, será que de ahora en adelante, no vamos ni poder formatear una máquina si no contamos con una colegiatura mafiosa, si no, llegará un periodista y nos va a increpar por instalar el último juego grito de la moda…
La verdad estas colegiaturas me enferman, lo único que sirven es para recolectar dinero forzado únicamente para fomentar empleos fantasmas, o tener gente sentada en un escritorio haciendo nada.