Imagínese usted, mae. Se mata cuatro o cinco años en la U, le mete con todo al brete, se faja con proyectos, exámenes y tesis. Finalmente llega el día, le dan su cartón, lo enmarca con un orgullo que no le cabe en el pecho y, tiempo después, ¡PUM! Recibe una llamada para decirle que ese chunche por el que tanto luchó no tiene validez. Diay, es para que a uno se le vaya todo al traste. Pues bueno, esa fue la pesadilla que vivieron 13 recién licenciados de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) por un error que la misma institución calificó de “involuntario”.
Vamos al grano. La UNED se jaló una torta monumental. Resulta que en los títulos de Licenciatura en Docencia de estas 13 personas, se pusieron a especificar la rama de especialidad (énfasis en Derecho, en Filosofía, en Diseño Gráfico, etc.). El problema es que, según un acuerdo del Consejo Universitario que data del 2019, eso no se podía hacer. El título correcto debía ser, simple y sencillamente, “Licenciatura en Docencia”. ¡Qué despiche, verdad! Un detalle que parece mínimo, pero que legalmente invalidaba por completo los diplomas. La vara fue tan seria que tuvieron que publicar la anulación en el diario oficial La Gaceta para que todo el mundo se diera por enterado y evitar broncas a futuro.
Ahora, aquí es donde la historia da un giro interesante. Uno esperaría un calvario burocrático, con los afectados dando vueltas y peleando por una solución. Pero, según el testimonio de una de las licenciadas, la reacción de la UNED fue todo lo contrario. La U, en lugar de hacerse la loca o complicar el asunto, aparentemente se puso las pilas. La afectada describe el proceso de corrección como “ordenado e impecable”. Contó que los llamaron uno por uno, les explicaron el enredo con paciencia y coordinaron citas formales para hacer el cambio. Cero caos, cero excusas. Una gestión de crisis que, para ser sinceros, no se ve todos los días en la administración pública tica.
El procedimiento fue directo y al punto. Cada persona llegaba a su cita, un funcionario le leía un acta para dejar todo en actas, entregaba el título inválido y, en ese mismo instante, le daban el nuevo y corregido. La universidad se dejó los diplomas viejos para destruirlos, como debe ser en un caso tan delicado, y se aseguró de que el nuevo folio quedara registrado correctamente. Lo más importante para esta licenciada fue que el error no le generó ningún problema en su brete; solo tuvo que entregar el nuevo cartón para un trámite administrativo y listo. Aunque el susto inicial fue tremendo y la posibilidad de perder oportunidades laborales era real, la agilidad de la UNED evitó que el problema escalara.
Al final, esta historia nos deja con un sabor de boca agridulce. Por un lado, tenemos un error administrativo garrafal que nunca debió ocurrir en una institución del calibre de la UNED. Es una mancha que genera desconfianza. Pero por otro, tenemos una respuesta rápida, eficiente y humana que resolvió el problema sin causarle más dolores de cabeza a los afectados. Se hicieron responsables del despiste y lo enmendaron de una forma que muchos considerarían ejemplar. Entonces, maes, aquí les dejo la pregunta para que se arme el debate en el foro: ¿Qué pesa más para ustedes? ¿La torta inicial de la UNED o el hecho de que lo solucionaron de una manera tan ordenada? ¿Es un ejemplo de “así se arreglan las cosas” o una falla imperdonable que demuestra debilidad en sus procesos? Los leo.
Vamos al grano. La UNED se jaló una torta monumental. Resulta que en los títulos de Licenciatura en Docencia de estas 13 personas, se pusieron a especificar la rama de especialidad (énfasis en Derecho, en Filosofía, en Diseño Gráfico, etc.). El problema es que, según un acuerdo del Consejo Universitario que data del 2019, eso no se podía hacer. El título correcto debía ser, simple y sencillamente, “Licenciatura en Docencia”. ¡Qué despiche, verdad! Un detalle que parece mínimo, pero que legalmente invalidaba por completo los diplomas. La vara fue tan seria que tuvieron que publicar la anulación en el diario oficial La Gaceta para que todo el mundo se diera por enterado y evitar broncas a futuro.
Ahora, aquí es donde la historia da un giro interesante. Uno esperaría un calvario burocrático, con los afectados dando vueltas y peleando por una solución. Pero, según el testimonio de una de las licenciadas, la reacción de la UNED fue todo lo contrario. La U, en lugar de hacerse la loca o complicar el asunto, aparentemente se puso las pilas. La afectada describe el proceso de corrección como “ordenado e impecable”. Contó que los llamaron uno por uno, les explicaron el enredo con paciencia y coordinaron citas formales para hacer el cambio. Cero caos, cero excusas. Una gestión de crisis que, para ser sinceros, no se ve todos los días en la administración pública tica.
El procedimiento fue directo y al punto. Cada persona llegaba a su cita, un funcionario le leía un acta para dejar todo en actas, entregaba el título inválido y, en ese mismo instante, le daban el nuevo y corregido. La universidad se dejó los diplomas viejos para destruirlos, como debe ser en un caso tan delicado, y se aseguró de que el nuevo folio quedara registrado correctamente. Lo más importante para esta licenciada fue que el error no le generó ningún problema en su brete; solo tuvo que entregar el nuevo cartón para un trámite administrativo y listo. Aunque el susto inicial fue tremendo y la posibilidad de perder oportunidades laborales era real, la agilidad de la UNED evitó que el problema escalara.
Al final, esta historia nos deja con un sabor de boca agridulce. Por un lado, tenemos un error administrativo garrafal que nunca debió ocurrir en una institución del calibre de la UNED. Es una mancha que genera desconfianza. Pero por otro, tenemos una respuesta rápida, eficiente y humana que resolvió el problema sin causarle más dolores de cabeza a los afectados. Se hicieron responsables del despiste y lo enmendaron de una forma que muchos considerarían ejemplar. Entonces, maes, aquí les dejo la pregunta para que se arme el debate en el foro: ¿Qué pesa más para ustedes? ¿La torta inicial de la UNED o el hecho de que lo solucionaron de una manera tan ordenada? ¿Es un ejemplo de “así se arreglan las cosas” o una falla imperdonable que demuestra debilidad en sus procesos? Los leo.
