¡Ay, patata! La noticia nos cayó como un balde de agua fría ayer: falleció Karen Olsen Beck, la ex primera dama y esposa del legendario Don Pepe Figueres. Una mujer que, digámoslo claro, marcó una época en nuestra querida Costa Rica. Con 95 añitos recién cumplidos, se fue a descansar dejando un vacío enorme, especialmente en su familia, pero también en muchos corazones ticos que recordaremos su incansable labor por los más necesitados.
Para entender bien quién era Karen, hay que recordar los tiempos aquellos, pura época de cambios y desafíos políticos y sociales. Nacida en Nueva York, luego vino a compartirnos su vida y talento desde acá, complementándose de manera increíble con la visión de Don Pepe. Estudió arquitectura, servicio social y sociología, ¡una combinación poderosa!, y hasta se aventuró con posgrados en la Universidad de Columbia, lugar donde conoció a su amado esposo.
Pero no se trataba solamente de títulos; Karen tenía un corazón grande, un compromiso genuino con el pueblo. Durante los años que estuvieron en la Casa Presidencial, le pusole corazón a impulsar programas de asistencia social, salud y educación. Era como que le daba rienda suelta a su espíritu humanitario, siempre pensando en cómo mejorar la vida de las familias más vulnerables. No hacía ruido, pero echaba pa’lante, así ella, silenciosa pero efectiva.
Y eso que no se aferró a la política activa después de terminar su rol como Primera Dama. Se mantuvo trabajando detrás de cámaras, apoyando causas nobles, demostrando que su vocación de servicio iba mucho más allá de cualquier partido político. De hecho, su legado se entrelaza profundamente con los valores de justicia social que siempre defendió su esposo y el PLN, pero vaya, ella tenía su propia identidad y convicción.
Ahora, con el pasar de los días, vemos cómo figuras importantes la recuerdan con cariño y respeto. Sus cuatro hijos – José María Figueres, Christiana Figueres, Mariano Figueres y Kirsten Figueres – han expresado su profundo dolor y agradecimiento por haber tenido una madre tan ejemplar. ¿Se imaginan qué orgullo les debe dar a esos niños ver la huella imborrable que dejó su mamá en este país?
La despedida oficial será este fin de semana. Ya saben, el sábado de 10:00 a 16:00 en la funeraria Jardines del Recuerdo en Los Yoses y el funeral el domingo a las 13:00 en la Iglesia de Curridabat. Así que si quieren darle las últimas muestras de afecto y admiración, ahí estarán sus familiares recibiendo a la gente. Un momento para honrar a una gran señora.
Más allá de los homenajes y las flores, lo importante es recordar a Karen Olsen Beck como el pilar fundamental que fue en la vida de Don Pepe y como un ejemplo de dedicación y solidaridad para todos los costarricenses. Demostró que el verdadero poder reside en servir a los demás, en construir un país más justo y equitativo para todos. Su paso por este mundo dejó una marca profunda, grabada a fuego en la memoria colectiva de nuestra nación.
Y ahora, compas, me pregunto... ¿Cuál creen ustedes que fue el aporte más significativo de Karen Olsen Beck a la sociedad costarricense? ¿Cómo podemos mantener vivo su legado de servicio y compromiso con los más necesitados? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlos!
Para entender bien quién era Karen, hay que recordar los tiempos aquellos, pura época de cambios y desafíos políticos y sociales. Nacida en Nueva York, luego vino a compartirnos su vida y talento desde acá, complementándose de manera increíble con la visión de Don Pepe. Estudió arquitectura, servicio social y sociología, ¡una combinación poderosa!, y hasta se aventuró con posgrados en la Universidad de Columbia, lugar donde conoció a su amado esposo.
Pero no se trataba solamente de títulos; Karen tenía un corazón grande, un compromiso genuino con el pueblo. Durante los años que estuvieron en la Casa Presidencial, le pusole corazón a impulsar programas de asistencia social, salud y educación. Era como que le daba rienda suelta a su espíritu humanitario, siempre pensando en cómo mejorar la vida de las familias más vulnerables. No hacía ruido, pero echaba pa’lante, así ella, silenciosa pero efectiva.
Y eso que no se aferró a la política activa después de terminar su rol como Primera Dama. Se mantuvo trabajando detrás de cámaras, apoyando causas nobles, demostrando que su vocación de servicio iba mucho más allá de cualquier partido político. De hecho, su legado se entrelaza profundamente con los valores de justicia social que siempre defendió su esposo y el PLN, pero vaya, ella tenía su propia identidad y convicción.
Ahora, con el pasar de los días, vemos cómo figuras importantes la recuerdan con cariño y respeto. Sus cuatro hijos – José María Figueres, Christiana Figueres, Mariano Figueres y Kirsten Figueres – han expresado su profundo dolor y agradecimiento por haber tenido una madre tan ejemplar. ¿Se imaginan qué orgullo les debe dar a esos niños ver la huella imborrable que dejó su mamá en este país?
La despedida oficial será este fin de semana. Ya saben, el sábado de 10:00 a 16:00 en la funeraria Jardines del Recuerdo en Los Yoses y el funeral el domingo a las 13:00 en la Iglesia de Curridabat. Así que si quieren darle las últimas muestras de afecto y admiración, ahí estarán sus familiares recibiendo a la gente. Un momento para honrar a una gran señora.
Más allá de los homenajes y las flores, lo importante es recordar a Karen Olsen Beck como el pilar fundamental que fue en la vida de Don Pepe y como un ejemplo de dedicación y solidaridad para todos los costarricenses. Demostró que el verdadero poder reside en servir a los demás, en construir un país más justo y equitativo para todos. Su paso por este mundo dejó una marca profunda, grabada a fuego en la memoria colectiva de nuestra nación.
Y ahora, compas, me pregunto... ¿Cuál creen ustedes que fue el aporte más significativo de Karen Olsen Beck a la sociedad costarricense? ¿Cómo podemos mantener vivo su legado de servicio y compromiso con los más necesitados? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlos!
