Maes, hay que hablar de la vara en San Ramón. A veces uno lee noticias de política nacional y piensa: “diay, no puede ser”. Pero lo del Partido Liberación Nacional en el cantón de los poetas ya superó la ficción y se convirtió en el novelón de la temporada. Imagínense la escena: un partido histórico, que necesita con urgencia empezar a mover la maquinaria para las elecciones, no es capaz ni de reunir a su propia gente para una foto. ¡Qué torta! Llevan más de diez intentos de montar la bendita Asamblea Cantonal y simplemente no lo logran. Es como querer hacer una mejenga y que no lleguen ni los de la banca.
Lo más curioso de este enredo es el optimismo forzado que intentan proyectar desde la cúpula. El texto fuente nos cuenta que pasaron de la increíble suma de 11 delegados a la “significativa” cifra de 41. A ver, un aplauso por el esfuerzo, pero se ocupaban 55 para el quórum. Es como celebrar que en un examen pasaste de un 20 a un 40; sí, es el doble, pero seguís masivamente quemado. El jefe de campaña, Álvaro Ramírez, dice que esto demuestra que el “diálogo está dando resultados”. Con todo respeto, si después de diez intentos y un diálogo intenso te siguen faltando 14 personas para empezar la reunión, la vara no está dando resultados, está pidiendo reanimación cardiopulmonar.
Y es que este no es un asunto menor, no es un simple formalismo. Sin esa asamblea, el PLN tiene un despiche logístico y financiero encima. No pueden renovar sus estructuras internas, lo que a su vez les complica un montón el acceso a la plata de la deuda política. O sea, no solo no pueden organizarse, sino que se están quedando sin presupuesto para el brete de campaña. Toda la estrategia podría irse al traste por una incapacidad básica de convocatoria en un solo cantón. Esto ya dejó de ser mala suerte y empieza a oler a una desconexión profunda o a divisiones internas que nadie quiere admitir en voz alta.
Analicemos los números fríos, porque son casi cómicos. Más de 10 intentos. Un primer logro de 11 valientes. Y ahora, un “éxito” de 41. La justificación oficial para el último fracaso es que varios delegados no podían ir por “razones laborales y personales”. Diay, mae, se entiende que la gente tiene vida y brete, pero estamos hablando de la estructura de uno de los partidos más importantes del país en un cantón clave. Si ni los propios delegados, que se supone son la gente más comprometida, le dan la prioridad necesaria a una convocatoria tan crítica, ¿qué mensaje le están mandando al resto del electorado? Es una señal de apatía que debería encender todas las alarmas en Balcón Verde.
Al final, la directiva del PLN dice que “seguirá intentando” y que son optimistas. Pero el optimismo no llena sillas vacías ni firma cheques. Mientras analizan “alternativas jurídicas y financieras”, la realidad es que el tiempo corre y la imagen que proyectan es de una debilidad preocupante. Más allá de la sal que parece perseguirlos en San Ramón, la pregunta de fondo es más seria. Esto me deja pensando, y se los pregunto a ustedes, compas del foro: ¿Creen que esto es solo un problema puntual y aislado en San Ramón, o es en realidad un síntoma de que el PLN está más fracturado y desconectado de sus bases de lo que sus líderes se atreven a confesar? Pura vida y nos leemos en los comments.
Lo más curioso de este enredo es el optimismo forzado que intentan proyectar desde la cúpula. El texto fuente nos cuenta que pasaron de la increíble suma de 11 delegados a la “significativa” cifra de 41. A ver, un aplauso por el esfuerzo, pero se ocupaban 55 para el quórum. Es como celebrar que en un examen pasaste de un 20 a un 40; sí, es el doble, pero seguís masivamente quemado. El jefe de campaña, Álvaro Ramírez, dice que esto demuestra que el “diálogo está dando resultados”. Con todo respeto, si después de diez intentos y un diálogo intenso te siguen faltando 14 personas para empezar la reunión, la vara no está dando resultados, está pidiendo reanimación cardiopulmonar.
Y es que este no es un asunto menor, no es un simple formalismo. Sin esa asamblea, el PLN tiene un despiche logístico y financiero encima. No pueden renovar sus estructuras internas, lo que a su vez les complica un montón el acceso a la plata de la deuda política. O sea, no solo no pueden organizarse, sino que se están quedando sin presupuesto para el brete de campaña. Toda la estrategia podría irse al traste por una incapacidad básica de convocatoria en un solo cantón. Esto ya dejó de ser mala suerte y empieza a oler a una desconexión profunda o a divisiones internas que nadie quiere admitir en voz alta.
Analicemos los números fríos, porque son casi cómicos. Más de 10 intentos. Un primer logro de 11 valientes. Y ahora, un “éxito” de 41. La justificación oficial para el último fracaso es que varios delegados no podían ir por “razones laborales y personales”. Diay, mae, se entiende que la gente tiene vida y brete, pero estamos hablando de la estructura de uno de los partidos más importantes del país en un cantón clave. Si ni los propios delegados, que se supone son la gente más comprometida, le dan la prioridad necesaria a una convocatoria tan crítica, ¿qué mensaje le están mandando al resto del electorado? Es una señal de apatía que debería encender todas las alarmas en Balcón Verde.
Al final, la directiva del PLN dice que “seguirá intentando” y que son optimistas. Pero el optimismo no llena sillas vacías ni firma cheques. Mientras analizan “alternativas jurídicas y financieras”, la realidad es que el tiempo corre y la imagen que proyectan es de una debilidad preocupante. Más allá de la sal que parece perseguirlos en San Ramón, la pregunta de fondo es más seria. Esto me deja pensando, y se los pregunto a ustedes, compas del foro: ¿Creen que esto es solo un problema puntual y aislado en San Ramón, o es en realidad un síntoma de que el PLN está más fracturado y desconectado de sus bases de lo que sus líderes se atreven a confesar? Pura vida y nos leemos en los comments.