¡Aguafiestas! El candidato liberacionista, Álvaro Ramos, soltó la bomba: dice que la espiral de violencia que nos está sacudiendo al país no es por falta de plata, sino porque los políticos no le meten ganas. Sí, así te lo digo, parece salido directo del bar, pero ahí lo tiene, echándole la culpa a la falta de voluntad. ¡Qué torta!
Para ponerle contexto, la cosa está feísima. Este año ya hemos superado las 640 víctimas mortales, según datos duros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Tres asesinatos en menos de seis horas durante el fin de semana pasado fueron la gota que derramó el vaso. La gente anda preocupada, claro que sí, y buscando culpable. Algunos dicen que es la economía, otros que es la droga, pero ahora Ramos sale con que es pura falta de gallos en la política.
El mae, aprovechando el momento, recordó que al principio de la administración actual los homicidios se dispararon un 40%, ¡un dato escalofriante! Y desde entonces, ni rastro de una mejora sustancial. Según él, si hay coordinación policial, cercanía con las comunidades y proyectos efectivos como el C-5, las cosas pueden cambiar. Pero recalca: “Está el dinero, lo que ha faltado es voluntad”. Suena fácil decirlo, ¿verdad?
La realidad es que el tema es complejo y tiene muchas aristas. La pobreza, la desigualdad social, el crimen organizado… todos juegan un papel importante. Pero la idea de que simplemente “falta voluntad” simplifica demasiado el problema. Muchos cuestionan si realmente hay fondos disponibles y si estos se están utilizando de manera eficiente. Parece que siempre hay excusas, ¿no creen?
Ahora bien, no podemos negar que la gestión de seguridad pública ha sido deficiente en varios aspectos. La falta de confianza en las instituciones, la corrupción policial, la lentitud en las investigaciones… son problemas estructurales que requieren soluciones a largo plazo. No es suficiente con echarle la culpa a los políticos; también hay que exigir resultados y transparencia.
Y no olvidemos que la delincuencia organizada ha evolucionado, y ya no se trata solo de pandillas callejeras. Ahora tenemos grupos criminales sofisticados, con conexiones internacionales y acceso a armas de alto poder de fuego. Combatir a estas organizaciones requiere inteligencia, tecnología y cooperación internacional. Algo que parece esquivo en nuestro país.
Muchos analistas señalan que la polarización política también dificulta encontrar soluciones consensuadas. En lugar de trabajar juntos para combatir la inseguridad, los partidos se dedican a criticarse mutuamente y a buscar rédito político. ¡Qué pena ajena! Mientras tanto, la violencia sigue cobrando vidas y afectando la calidad de vida de los ciudadanos.
En fin, el discurso de Ramos ha encendido la polémica y ha abierto nuevamente el debate sobre cómo abordar la crisis de violencia. Pero la pregunta clave es: ¿Realmente existe la voluntad política necesaria para tomar medidas drásticas y efectivas? ¿O estamos condenados a seguir viviendo en un círculo vicioso de promesas incumplidas y soluciones improvisadas? Díganos qué piensa usted: ¿Cree que el gobierno actual tiene la capacidad y la voluntad de revertir esta situación, o necesita un cambio radical en la estrategia de seguridad?
Para ponerle contexto, la cosa está feísima. Este año ya hemos superado las 640 víctimas mortales, según datos duros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Tres asesinatos en menos de seis horas durante el fin de semana pasado fueron la gota que derramó el vaso. La gente anda preocupada, claro que sí, y buscando culpable. Algunos dicen que es la economía, otros que es la droga, pero ahora Ramos sale con que es pura falta de gallos en la política.
El mae, aprovechando el momento, recordó que al principio de la administración actual los homicidios se dispararon un 40%, ¡un dato escalofriante! Y desde entonces, ni rastro de una mejora sustancial. Según él, si hay coordinación policial, cercanía con las comunidades y proyectos efectivos como el C-5, las cosas pueden cambiar. Pero recalca: “Está el dinero, lo que ha faltado es voluntad”. Suena fácil decirlo, ¿verdad?
La realidad es que el tema es complejo y tiene muchas aristas. La pobreza, la desigualdad social, el crimen organizado… todos juegan un papel importante. Pero la idea de que simplemente “falta voluntad” simplifica demasiado el problema. Muchos cuestionan si realmente hay fondos disponibles y si estos se están utilizando de manera eficiente. Parece que siempre hay excusas, ¿no creen?
Ahora bien, no podemos negar que la gestión de seguridad pública ha sido deficiente en varios aspectos. La falta de confianza en las instituciones, la corrupción policial, la lentitud en las investigaciones… son problemas estructurales que requieren soluciones a largo plazo. No es suficiente con echarle la culpa a los políticos; también hay que exigir resultados y transparencia.
Y no olvidemos que la delincuencia organizada ha evolucionado, y ya no se trata solo de pandillas callejeras. Ahora tenemos grupos criminales sofisticados, con conexiones internacionales y acceso a armas de alto poder de fuego. Combatir a estas organizaciones requiere inteligencia, tecnología y cooperación internacional. Algo que parece esquivo en nuestro país.
Muchos analistas señalan que la polarización política también dificulta encontrar soluciones consensuadas. En lugar de trabajar juntos para combatir la inseguridad, los partidos se dedican a criticarse mutuamente y a buscar rédito político. ¡Qué pena ajena! Mientras tanto, la violencia sigue cobrando vidas y afectando la calidad de vida de los ciudadanos.
En fin, el discurso de Ramos ha encendido la polémica y ha abierto nuevamente el debate sobre cómo abordar la crisis de violencia. Pero la pregunta clave es: ¿Realmente existe la voluntad política necesaria para tomar medidas drásticas y efectivas? ¿O estamos condenados a seguir viviendo en un círculo vicioso de promesas incumplidas y soluciones improvisadas? Díganos qué piensa usted: ¿Cree que el gobierno actual tiene la capacidad y la voluntad de revertir esta situación, o necesita un cambio radical en la estrategia de seguridad?