Había una vez un obstinado que se quería tirar de un edificio de 40 pisos, pues consiguió uno de 20 pisos y se tiró dos veces.
Había una señora tan flaca, tan flaca, que el brassier decidió suicidarse, porque según dijo estaba cansado de llevar una vida tan vacía.
Había una vez un tipo que tenía tan mala suerte, que montó un circo y le crecieron los enanos.
Había una vez una señora tan gorda, tan gorda, pero tan gorda, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otro cuarto.
Había una vez una pareja bailando en una fiesta, cuando de repente a la mujer se le escapa un peito. Muerta de vergüenza le dice al caballero: ¡Perdóneme gentil hombre, pero que esto quede entre nosotros! -Pero el hombre agitando las manos dijo: -¡NO, QUE CIRCULE, QUE CIRCULE!