Estar con Axl o con Guns: he ahí el dilema
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Axl Rose y Guns N' Roses no son sinónimos, por más que el temperamental vocalista insista. Sin embargo, nadie niega que sin Axl nunca pudo existir Guns. Se trata de criaturas simbióticas, necesarias la una de la otra.
A unas semanas de que el Guns N' Roses de Axl se presente en Costa Rica, muchos justifican su asistencia o ausencia del recital en función, no de los absurdamente altos precios de las entradas, sino en la validez del acto que se anuncia. ¿Será un concierto de GN'R o de Axl y un rejuntado de músicos talentosos y contratados para seguirle la corriente?
Ególatra, genio, demonio y excéntrico como es, Axl se ganó en buena lid la fama de dios del rock and roll hace mucho, tanto que aún vive de los réditos de su vieja fama, a pesar de que la anterior fue una década de mediocridad y desaciertos para él. Tras la partida de sus hoy excompañeros -los otros Guns-, Axl se apropió del nombre y tornó la banda en una especie de proyecto solista, sin norte claro y con él y su escudero, el tecladista Dizzy Reed, como únicos vestigios de lo que alguna vez fue la agrupación de rock más grande del planeta.
Entonces, ¿es válido emocionarse? ¡Claro que sí! No será perfecto, no será lo que fue pero, al final de cuentas, sólo si está Axl es que se puede decir que uno escuchó a Guns N' Fuckin' Roses.
Axl durante su reciente concierto en Uruguay. Fotos: AFP.
Otra banda, misma voz
El día en que Guns N' Roses entre al Salón de la Fama del Rock and Roll -algo que ya se da por descontado- estos son los nombres que se mencionarán: Axl Rose (voz), Slash (guitarra), Duff McKagan (bajo), Izzy Stradlin (guitarra), Steven Adler (batería), Matt Sorum (batería) y Dizzy Reed (teclados). Punto.
De ahí para fuera, cualquiera que se haya presentado en los últimos diez años al lado de Axl es solo otro músico pagado para estar ahí, no importa si se llama Robin Fick, Josh Freese o Buckethead. En tal caso, más derecho de figurar tendría Gilby Clarke, quien se incorporó en la guitarra rítmica en la gira de los
Use Your Illusion y participó en la grabación del último álbum del Guns "viejo", el compilado de covers
The Spaghetti Incident? (de hecho, el primer disco solista de Clarke, el recomendadísimo
Pawnshop Guitars, es lo más parecido a otro álbum del Guns de antes, dado que Matt, Slash, Duff, Dizzy y Axl colaboran en varios temas, aunque no juntos).
Por pleitos de cuyas raíces ya casi nadie se acuerda, Guns se desgranó poco a poco, sin anestesia y a vista y paciencia del mundo: Adler fue dado de baja por su adicción a las drogas, la misma que hoy lo hace figurar en patéticos reality shows de VH-1 con otras alicaidas estrellas junkies; Izzy se marchó apenas salieron los
Illusion, y Duff y Slash dejaron la casa a mediados de los 90, tan hartos de Axl como Axl de ellos. Bien lo dijo el melenudo guitarrista en una reciente entrevista con el diario
El País: ya son más lo años que lleva fuera de Guns que los que estuvo en el grupo.
Mientras sus excompañeros se realizaron en otros proyectos, Axl desapareció de la luz pública por más de 10 años. Cuando volvió lo hizo para presentar el disco más esperado en la historia de la música moderna: el mentado
Chinese Democracy, álbum que nutre al menos una cuarta parte del repertorio que se escuchará en el Saprissa, el 9 de abril.
¿Es el
Chinese un disco de Guns? Ofialmente sí, sentimentalmente no tanto. Si se pensara como un disco solista de Axl Rose sin duda sería alabado, pues no se trata de un mal álbum. Por el contrario, muchas de las canciones ahí incluidas son rock rabioso y contemporáneo, con la inconfundible voz de Rose en (aparentes) perfectas condiciones. Sin embargo, tampoco vamos a negar que otras de sus piezas no suenan ni a las de relleno de los
Illusion.
Para colmo, el
Democracy tuvo la peor promoción posible, sin sencillos ni videos para presentar a la nueva banda, una portada horrible que no dice nada y una ausencia absoluta de Axl en los medios. Así, casi nadie se enteró que el disco más aguardado ya estaba en las tiendas y, lógicamente, sus ventas fueron un fiasco (en EE.UU. pasó a duras penas el millón de copias colocadas), quedando por debajo no solo de todos los anteriores lanzamientos de Guns, sino incluso de lo logrado por Velvet Revolver, el grupo de Duff y Slash.
Así, el mismo Axl debería reconocer que nadie, nadie, nadie irá a verlo al estadio tibaseño con la mente puesta en escuchar
Madagascar, Better o
If the World. No. De hecho, y aunque no lo admita en público, Rose sabe que su mayor activo en estos momentos es una mezcla que ninguno de sus excompañeros puede lograr: poner esa voz suya en el repertorio clásico de Guns. Eso no tiene quite.
La suma de las partes
De haberlo sabido, es muy probable que desde el inicio Axl acaparara la atención sobre él nada más, sin darle tanta importancia a la imagen de Slash; sin dejar que Izzy y Duff aportara tanto en la composición De haberlo sabido, Axl no hubiera permitido que Duff tuviera su propio segmento en el video de
Don't Cry; no hubiera dejado que Slash se robara el show en el video de
November Rain y habría buscado músicos sin tanto carisma, de los que se pudiera deshacer sin que nadie los extrañe (como Dizzy, por ejemplo).
Pero Axl no lo sabía y por eso el Guns viejo era una figura colectiva, con él y Slash con el mismo peso en imagen y con Stradlin y McKagan con vitales aportes en la composición, tanto que ellos reciben sus buenas regalías por derechos de autor cada vez que Axl interpreta
Sweet Child o' Mine.
En la situación actual de Rose, lo ideal era que la suya fuera una banda como Megadeth, donde el único nombre que importa es el de Dave Mustaine, o bien del tipo agrupaciones que giran alrededor de la figura de su vocalista, al estilo de Nine Inch Nails o Marilyn Manson.
Pero no: Axl se empeñó en que él se llama Guns N' Roses, logrando con eso bajarle el nombre al grupo, un nombre bien ganado y que, para efectos de mercadeo, vale oro. Cualquier similitud entre su caso y el de Billy Corgan (quien se apoderó del concepto Smashing Pumpkins) no es coincidencia.
Si hubiera actuado con la cabeza y no con el hígado, Rose no habría desperdiciado el tiquete dorado de una prometedora carrera solista. Ahí están casos como los de Sting, Ozzy Osbourne, Gustavo Cerati, Roger Waters y Chris Cornell, que se lanzaro al ruedo por su lado pero echando mano, con todo derecho, de los temas clásicos de sus anteriores agrupaciones, algo que el público no solo agradece, sino que espera. Incluso, para no ir muy lejos: ahí está su compinche Sebastian Bach, quien sirve de telonero en la actual gira de Guns e interpreta tanto canciones de su disco solista como también temas que inmortalizó cuando fue la voz de Skid Row (su historia es inversa a la de Axl: sus excompañeros de Skid Row siguieron con la banda, aunque con otro cantante).
¿Me recuerdan?
Resulta nostálgico que en la publicidad del concierto se apela a ese Guns que recordamos los mayores de 30 y que, a todas luces, no es el que pasará por el Saprissa. El logo de las rosas y las pistolas está en el olvido desde que empezó la era
Chinese, y el Axl de hoy dista mucho de aquel de faldas escocesas, camisetas de Charles Manson y talladas licras que recorrió el mundo hace 20 años. Igualmente inútil es pensar en temas como
Use to Love Her; Pretty Tied Up, Civil War o
The Garden of Eden, que se marcharon de los setlist del grupo para nunca más volver.
Pero los "peros" no son tantos como los puntos altos. La verdad sea dicha, todos los ejecutantes del Guns son sustituibles, por más Slash que sean. En cambio, solo Axl Rose canta como Axl Rose y eso es lo que completa el ejercicio: para el caso de Guns N' Roses lo importante es que las canciones estén en la voz correcta.
Así que, un poco más viejos y aprendidos, acudieremos a un encuentro que debió haberse celebrado hace 20 años. Diferente al caso de Metallica, banda que nos visitó en plenitud de condiciones y aún en la cima, el Guns de Axl es una versión muy suya de un grupo que era de él y muchos más; de una banda cuya paternidad no es de su exclusividad. Axl puede llenar el estadio gracias a lo que él, Slash, Duff e Izzy hicieron juntos, hace ya muchas lunas.
Pero bueno, qué diablos, tampoco vamos a ser ingratos. Se trata de Axl Rose, uno de los íconos del rock, genio y figura, un titán de la canción, el mae por el que nuestras compañeras del cole se orinaban y cuya cara adornó la portada de muchos cuadernos en la secundaria. Así, el 9 de abril, cuando ese mismo Axl (hecho leña pero Axl ante todo) pregunte "You Know Where Yo Are?" respiraremos tranquilos, soltaremos una risa y gritaremos a todo pulmón, dado que es una respuesta que esperamos darle desde la época de los casetes fotocopiados.