Mae, póngale atención a esta vara porque los números no mienten y están para sentarse a llorar. Resulta que el Instituto Nacional de Seguros (INS) acaba de soltar un reporte que deja claro que el brete en construcción sigue siendo un campo minado. ¿El dato que asusta? En el primer semestre de este 2025, un promedio de 45 compas al día terminaron en una clínica por un accidente o una enfermedad relacionada con su trabajo. Cuarenta y cinco. Repítalo despacio. Es como si cada día un bus pequeño se llenara de gente que solo salió a ganarse el pan y terminó incapacitada. ¡Qué despiche!
En total, estamos hablando de 8.181 casos reportados en solo seis meses. Y aunque nos digan que es "una ligera disminución" comparado con el año pasado, la verdad es que la cifra sigue siendo una barbaridad. Pensemos que en el sector hay unos 90.800 trabajadores asegurados. Saquen la calculadora y verán que la probabilidad de que algo salga mal no es para nada despreciable. El año pasado, en 2024, el chiste nos costó más de medio millón de días de incapacidad y un hueco de ₡10 mil millones de colones que el INS tuvo que soltar para cubrir gastos médicos y pagos. Es una cantidad de plata absurda que, seamos honestos, se podría invertir mucho mejor si la prevención fuera la prioridad número uno.
Ahora, ¿de qué se está lastimando la gente? Diay, no es física cuántica ni nada muy sofisticado, es la misma torta de siempre y eso es lo que más frustra. Los reportes del INS son clarísimos: la mayoría de los accidentes son por caídas de andamios o zonas desniveladas, golpes con objetos que se mueven (una viga, una carretilla, lo que sea) y los clásicos sobreesfuerzos físicos por levantar más de la cuenta o en una mala posición. O sea, son situaciones 100% prevenibles. No estamos hablando de mala suerte, ¡qué sal!, estamos hablando de una cultura de "hágale a lo que salga" que pone en riesgo la vida y la integridad de miles de personas todos los días.
El INS, como es su deber, le tira el recordatorio a los patronos, que a veces parece que hay que explicarles las cosas con manzanas. Las recomendaciones son de sentido común puro: primero, garantizar la seguridad en trabajos de altura, que es donde ocurren los peores accidentes. Segundo, darle a la gente el equipo de protección personal que necesita, y no el más barato, sino el que sirve. Y de paso, enseñarles a usarlo. Tercero, algo tan básico como mantener las áreas de trabajo limpias, sin clavos, varillas o cualquier otro chunche que pueda causar una cortada o una caída tonta. Y por último, ponerle el ojo a las empresas que subcontratan, para asegurarse de que no sean tres maes en una Datsun sin un solo arnés.
Al final del día, esta vara va más allá de un simple reporte con números fríos. Cada uno de esos 8.181 casos es una persona, una familia que se ve afectada, un proyecto de vida que se pone en pausa. Es fácil leer la noticia y seguir con lo nuestro, pero la realidad en las construcciones del país es dura. El procedimiento de reporte de un accidente está ahí, claro, pero el objetivo no debería ser ser expertos en llenar formularios del INS, sino crear un ambiente donde esos formularios se vuelvan una rareza. Así que, abro el debate en el foro: más allá de los comunicados oficiales, ¿cuál creen ustedes que es la raíz del problema? ¿Es puro descuido del trabajador, falta de equipo decente, o patronos a los que simplemente no les importa la seguridad con tal de terminar la obra rápido? Cuenten sus historias, maes, que aquí es donde se oye la verdad.
En total, estamos hablando de 8.181 casos reportados en solo seis meses. Y aunque nos digan que es "una ligera disminución" comparado con el año pasado, la verdad es que la cifra sigue siendo una barbaridad. Pensemos que en el sector hay unos 90.800 trabajadores asegurados. Saquen la calculadora y verán que la probabilidad de que algo salga mal no es para nada despreciable. El año pasado, en 2024, el chiste nos costó más de medio millón de días de incapacidad y un hueco de ₡10 mil millones de colones que el INS tuvo que soltar para cubrir gastos médicos y pagos. Es una cantidad de plata absurda que, seamos honestos, se podría invertir mucho mejor si la prevención fuera la prioridad número uno.
Ahora, ¿de qué se está lastimando la gente? Diay, no es física cuántica ni nada muy sofisticado, es la misma torta de siempre y eso es lo que más frustra. Los reportes del INS son clarísimos: la mayoría de los accidentes son por caídas de andamios o zonas desniveladas, golpes con objetos que se mueven (una viga, una carretilla, lo que sea) y los clásicos sobreesfuerzos físicos por levantar más de la cuenta o en una mala posición. O sea, son situaciones 100% prevenibles. No estamos hablando de mala suerte, ¡qué sal!, estamos hablando de una cultura de "hágale a lo que salga" que pone en riesgo la vida y la integridad de miles de personas todos los días.
El INS, como es su deber, le tira el recordatorio a los patronos, que a veces parece que hay que explicarles las cosas con manzanas. Las recomendaciones son de sentido común puro: primero, garantizar la seguridad en trabajos de altura, que es donde ocurren los peores accidentes. Segundo, darle a la gente el equipo de protección personal que necesita, y no el más barato, sino el que sirve. Y de paso, enseñarles a usarlo. Tercero, algo tan básico como mantener las áreas de trabajo limpias, sin clavos, varillas o cualquier otro chunche que pueda causar una cortada o una caída tonta. Y por último, ponerle el ojo a las empresas que subcontratan, para asegurarse de que no sean tres maes en una Datsun sin un solo arnés.
Al final del día, esta vara va más allá de un simple reporte con números fríos. Cada uno de esos 8.181 casos es una persona, una familia que se ve afectada, un proyecto de vida que se pone en pausa. Es fácil leer la noticia y seguir con lo nuestro, pero la realidad en las construcciones del país es dura. El procedimiento de reporte de un accidente está ahí, claro, pero el objetivo no debería ser ser expertos en llenar formularios del INS, sino crear un ambiente donde esos formularios se vuelvan una rareza. Así que, abro el debate en el foro: más allá de los comunicados oficiales, ¿cuál creen ustedes que es la raíz del problema? ¿Es puro descuido del trabajador, falta de equipo decente, o patronos a los que simplemente no les importa la seguridad con tal de terminar la obra rápido? Cuenten sus historias, maes, que aquí es donde se oye la verdad.