¡Ay, Dios mío! Quién lo diría… nuestro querido Costa Rica, antes conocido como el “Zanzamulana” de Centroamérica, ahora figura en el top 10 de países más violentos de la región. Un reporte nuevecito de la ONU nos cayó como balde de agua fría, confirmando lo que muchos ya sabíamos en el carreton: la situación de seguridad ha ido cuesta abajo rapidísimo. Ya ni da pena ver cómo la prensa internacional nos pone en la mira.
Si vamos a ponerle pausa a la vida y recordar los viejos tiempos, hace unos pocos años, la tasa de homicidios apenas llegaba a los seis por cada cien mil habitantes. Era algo manejable, digámoslo así. Ahora estamos hablando de 16.6 homicidios por cada cien mil personas. ¡Un cambio brutal! De verdad, qué torta, la velocidad con la que hemos caído en esto.
Para hacernos una idea aún más clara del panorama, miren estos números: Ecuador anda peligrosamente arriba con 38 homicidios por cada cien mil; Venezuela, Colombia, Honduras y Brasil también nos superan con creces. Estamos pegajitos a México, pero eso no nos hace sentir orgullosos, ¿verdad? Claramente, alguien se equivocó de ruta y nos mandó a parar en el camino equivocado.
¿Y cuál es la raíz de todo este problemón? Pues resulta que la maraña del narcotráfico y los ajustes de cuentas se han apoderado de nuestras calles. Los cantones más afectados, como San José (con 656 homicidios desde 2016, ¡una barbaridad!), Limón y Puntarenas, son los que más sufren las consecuencias. Parece que algunos vieron en esto una oportunidad de negocio, y bueno, ahí tenemos el resultado. ¡Qué nivel de irresponsabilidad!
Pero lo peor de todo, mis queridos foreros, es que el sicariato se ha normalizado hasta cierto punto. Jóvenes, desesperados y buscando una salida rápida, terminan siendo reclutados por estas bandas criminales. Se les ofrece dinero fácil y promesas falsas, y antes te das cuenta, ya se han metido en un brete del que es muy difícil salir. Esto me parte el corazón, porque estamos hablando de vidas arruinadas y familias destrozadas.
Expertos dicen que el problema va mucho más allá de unos cuantos crímenes aislados. Dicen que el crimen organizado transnacional es el verdadero motor de toda esta violencia. Y sí, tienen razón. Las bandas están cruzando fronteras, moviendo droga, lavando dinero... y nosotros somos sus cómplices silenciosos si no hacemos nada para detenerlos. Necesitamos más policías en las calles, más programas sociales para ayudar a los jóvenes en riesgo y, sobre todo, más conciencia ciudadana.
Ya no podemos seguir ignorando esta realidad. Tenemos que exigirle cuentas a nuestros representantes, involucrarnos en nuestra comunidad y denunciar cualquier actividad sospechosa. Porque si seguimos así, este país se va a ir al traste. No podemos permitir que unos cuantos delincuentes destruyan todo lo que hemos construido durante tantos años. Hay que recuperar la tranquilidad y la confianza en nuestras instituciones, ¡por nosotros y por nuestros hijos!
En fin, la situación pinta fea, pero no perdamos la esperanza. Todavía podemos cambiar el rumbo, siempre y cuando trabajemos juntos. Pero dime, ¿qué medidas concretas crees que deberían tomarse para frenar esta ola de violencia y devolverle a Costa Rica su antigua calma?
Si vamos a ponerle pausa a la vida y recordar los viejos tiempos, hace unos pocos años, la tasa de homicidios apenas llegaba a los seis por cada cien mil habitantes. Era algo manejable, digámoslo así. Ahora estamos hablando de 16.6 homicidios por cada cien mil personas. ¡Un cambio brutal! De verdad, qué torta, la velocidad con la que hemos caído en esto.
Para hacernos una idea aún más clara del panorama, miren estos números: Ecuador anda peligrosamente arriba con 38 homicidios por cada cien mil; Venezuela, Colombia, Honduras y Brasil también nos superan con creces. Estamos pegajitos a México, pero eso no nos hace sentir orgullosos, ¿verdad? Claramente, alguien se equivocó de ruta y nos mandó a parar en el camino equivocado.
¿Y cuál es la raíz de todo este problemón? Pues resulta que la maraña del narcotráfico y los ajustes de cuentas se han apoderado de nuestras calles. Los cantones más afectados, como San José (con 656 homicidios desde 2016, ¡una barbaridad!), Limón y Puntarenas, son los que más sufren las consecuencias. Parece que algunos vieron en esto una oportunidad de negocio, y bueno, ahí tenemos el resultado. ¡Qué nivel de irresponsabilidad!
Pero lo peor de todo, mis queridos foreros, es que el sicariato se ha normalizado hasta cierto punto. Jóvenes, desesperados y buscando una salida rápida, terminan siendo reclutados por estas bandas criminales. Se les ofrece dinero fácil y promesas falsas, y antes te das cuenta, ya se han metido en un brete del que es muy difícil salir. Esto me parte el corazón, porque estamos hablando de vidas arruinadas y familias destrozadas.
Expertos dicen que el problema va mucho más allá de unos cuantos crímenes aislados. Dicen que el crimen organizado transnacional es el verdadero motor de toda esta violencia. Y sí, tienen razón. Las bandas están cruzando fronteras, moviendo droga, lavando dinero... y nosotros somos sus cómplices silenciosos si no hacemos nada para detenerlos. Necesitamos más policías en las calles, más programas sociales para ayudar a los jóvenes en riesgo y, sobre todo, más conciencia ciudadana.
Ya no podemos seguir ignorando esta realidad. Tenemos que exigirle cuentas a nuestros representantes, involucrarnos en nuestra comunidad y denunciar cualquier actividad sospechosa. Porque si seguimos así, este país se va a ir al traste. No podemos permitir que unos cuantos delincuentes destruyan todo lo que hemos construido durante tantos años. Hay que recuperar la tranquilidad y la confianza en nuestras instituciones, ¡por nosotros y por nuestros hijos!
En fin, la situación pinta fea, pero no perdamos la esperanza. Todavía podemos cambiar el rumbo, siempre y cuando trabajemos juntos. Pero dime, ¿qué medidas concretas crees que deberían tomarse para frenar esta ola de violencia y devolverle a Costa Rica su antigua calma?