Maes, agárrense porque la vara no está bonita. ¿Se acuerdan cuando Costa Rica era la última chupada del mango para cualquier empresa gringa o europea que quisiera poner su plata en Latinoamérica? Diay, parece que esa época dorada está perdiendo brillo. Un nuevo reporte nos acaba de tirar un baldazo de agua fría: en atracción de inversión extranjera, hemos retrocedido a niveles de hace casi una década. Estamos hablando del famoso Índice Greenfield, que no es cualquier numerito, es básicamente el “Tinder” de la inversión global: mide qué tan atractivos somos para que nuevas empresas pongan su plata y su brete aquí. Y la verdad, últimamente no estamos consiguiendo muchos “matches”. ¡Qué torta!
Para que se hagan una idea del despiche, aunque todavía estamos de primeros en la región, la caída es durísima. Perdimos casi dos puntos en un año. Es como ir ganando un partido 5-0 y que te metan tres goles en los últimos diez minutos; la victoria sabe a poco y te deja una sensación de que algo se está haciendo mal. Lo más salado es ver cómo nuestros vecinos se ponen las pilas. Mientras nosotros vamos para atrás, El Salvador, con todo y sus varas, pegó un brinco impresionante y nos está comiendo el mandado, mejorando su clima de negocios y seguridad. Colombia también viene subiendo. Ya no somos el único jugador bueno en la cancha y parece que nos dormimos en los laureles.
Diay, ¿y por qué se nos fue al traste el encanto? La lista de culpables es larga y deprimente. El estudio señala lo que ya muchos sospechamos en el día a día: una tramitología que parece sacada del siglo pasado, broncas de impuestos que nadie entiende, la constante incertidumbre política que no ayuda para nada, y demoras en permisos e infraestructura que le quitan las ganas a cualquiera. Parece que como país nos estamos jalando una torta monumental en no ponernos de acuerdo para facilitar las cosas. Y para rematar, un colón tan fuerte que hace que operar aquí sea carísimo, mermando la competitividad y haciendo que hasta a los exportadores les dé pereza vender.
Pero ojo, tampoco es para tirarnos toda la sal encima. Hay factores externos que nos juegan en contra. El mundo está cambiando, las cadenas de producción globales se están reacomodando y la competencia regional es más feroz que nunca. Además, estamos apostando casi todo a un par de caballos: chunches médicos y servicios tecnológicos de alto nivel. Eso está muy tuanis y nos ha traído brete de calidad, pero nos hace vulnerables. Si un par de esas grandes empresas estornudan, a nosotros nos da una pulmonía económica. Necesitamos diversificar, pero para eso se ocupa agilidad y un ambiente que invite a probar cosas nuevas, no que las ahogue en papeleo.
Entonces, ¿qué, nos sentamos a llorar? ¡Jamás! Este es un llamado de atención con luces de neón. La vara es que ya no basta con ser el país del “pura vida” y los tucanes; esa reputación nos abre puertas, pero no nos garantiza el negocio. Necesitamos demostrar que además de verdes, somos eficientes, estables y competitivos. Hay que meterle de verdad a mejorar la infraestructura, a capacitar a nuestra gente en las habilidades que el mercado pide a gritos y, sobre todo, a simplificar ese laberinto de permisos que espanta la inversión. La pregunta del millón es: ¿creen que esto es un bajonazo temporal o de verdad estamos perdiendo el “flow”? ¿Qué es lo MÁS urgente que tiene que arreglar el país para volver a ser el mae más carga de la fiesta de la inversión? ¡Los leo!
Para que se hagan una idea del despiche, aunque todavía estamos de primeros en la región, la caída es durísima. Perdimos casi dos puntos en un año. Es como ir ganando un partido 5-0 y que te metan tres goles en los últimos diez minutos; la victoria sabe a poco y te deja una sensación de que algo se está haciendo mal. Lo más salado es ver cómo nuestros vecinos se ponen las pilas. Mientras nosotros vamos para atrás, El Salvador, con todo y sus varas, pegó un brinco impresionante y nos está comiendo el mandado, mejorando su clima de negocios y seguridad. Colombia también viene subiendo. Ya no somos el único jugador bueno en la cancha y parece que nos dormimos en los laureles.
Diay, ¿y por qué se nos fue al traste el encanto? La lista de culpables es larga y deprimente. El estudio señala lo que ya muchos sospechamos en el día a día: una tramitología que parece sacada del siglo pasado, broncas de impuestos que nadie entiende, la constante incertidumbre política que no ayuda para nada, y demoras en permisos e infraestructura que le quitan las ganas a cualquiera. Parece que como país nos estamos jalando una torta monumental en no ponernos de acuerdo para facilitar las cosas. Y para rematar, un colón tan fuerte que hace que operar aquí sea carísimo, mermando la competitividad y haciendo que hasta a los exportadores les dé pereza vender.
Pero ojo, tampoco es para tirarnos toda la sal encima. Hay factores externos que nos juegan en contra. El mundo está cambiando, las cadenas de producción globales se están reacomodando y la competencia regional es más feroz que nunca. Además, estamos apostando casi todo a un par de caballos: chunches médicos y servicios tecnológicos de alto nivel. Eso está muy tuanis y nos ha traído brete de calidad, pero nos hace vulnerables. Si un par de esas grandes empresas estornudan, a nosotros nos da una pulmonía económica. Necesitamos diversificar, pero para eso se ocupa agilidad y un ambiente que invite a probar cosas nuevas, no que las ahogue en papeleo.
Entonces, ¿qué, nos sentamos a llorar? ¡Jamás! Este es un llamado de atención con luces de neón. La vara es que ya no basta con ser el país del “pura vida” y los tucanes; esa reputación nos abre puertas, pero no nos garantiza el negocio. Necesitamos demostrar que además de verdes, somos eficientes, estables y competitivos. Hay que meterle de verdad a mejorar la infraestructura, a capacitar a nuestra gente en las habilidades que el mercado pide a gritos y, sobre todo, a simplificar ese laberinto de permisos que espanta la inversión. La pregunta del millón es: ¿creen que esto es un bajonazo temporal o de verdad estamos perdiendo el “flow”? ¿Qué es lo MÁS urgente que tiene que arreglar el país para volver a ser el mae más carga de la fiesta de la inversión? ¡Los leo!