Diay, maes, ¿ya vieron la última movida en el ajedrez del Gobierno? Parece que el juego de las sillas calientes no para, y ahora le tocó el turno a una de las instituciones más críticas del país. Resulta que el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) ya tiene nuevo jefe, y no es una cara desconocida. Se trata de José Miguel Gómez, quien hasta hace nada era el mandamás en el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA). Una jugada interesante, ¿no? Pasar de una institución a la otra, que aunque son primas hermanas en la temática, tienen enfoques y broncas muy distintas.
Para entender el contexto de esta vara, hay que recordar el despiche que se armó. Gómez no llega a un puesto que quedó vacante por una feliz jubilación. ¡Para nada! Aterriza después de que a Fernando Ramírez, quien llevaba en el cargo desde el 2022, básicamente le cantaron viajera. El Gobierno lo cesó, y como suele pasar, no dieron demasiadas explicaciones públicas. Esto siempre deja un aire de inestabilidad y de que algo no estaba funcionando. Cuando un director dura tan poco en un puesto tan delicado, uno se pregunta si el problema era la persona o si el brete es tan increíblemente complicado que quema a cualquiera que se siente en esa silla. Honestamente, apuesto por una mezcla de las dos.
Ahora, hablemos del nuevo sheriff. Y digo sheriff porque el currículum de José Miguel Gómez impone bastante respeto. El mae no es ningún pintado en la pared. Tiene estudios en derecho, criminología y hasta ciencias políticas. ¡Qué nivel! Y para que se hagan una idea, en su historial figura haber sido jefe de la Unidad de Cárceles del OIJ. O sea, estamos hablando de alguien que viene del riñón del sistema judicial y de seguridad, un perfil mucho más "duro" de lo que uno esperaría para una institución que también tiene un componente de salud pública y prevención. Esto, para mí, es el punto más interesante de todo el nombramiento.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La burocracia tica, como siempre, metiendo la cuchara. Según reporta el Extra, Gómez ya venía pulseándola como director interino en el ICD desde hace unas semanas, pero no podían hacerlo oficial porque legalmente seguía siendo el jefe del IAFA. Un enredo administrativo en su máxima expresión. Tenía que soltar un brete para poder agarrar el otro oficialmente, a pesar de que ya lo estaba haciendo. Cosas que solo pasan aquí. Pero más allá del trámite, este movimiento consolida a una figura con un perfil muy específico al frente de la lucha contra las drogas en el país. La pregunta es: ¿veremos un ICD más enfocado en el castigo y la persecución, o mantendrá el balance con la prevención y el tratamiento que impulsaba el IAFA?
Al final, este cambio de mando nos deja con más preguntas que respuestas. Por un lado, se resuelve el vacío de poder en el ICD con una persona que, en papel, tiene las credenciales para manejar un tema tan complejo. Por otro, la salida abrupta del director anterior y el perfil tan marcado del nuevo nos hace pensar en un posible giro de timón en la estrategia nacional. Pasamos de un director a otro, pero el problema del narcotráfico y la drogadicción sigue creciendo y volviéndose más violento. La pregunta del millón, maes, es si este cambio es solo para la foto o si realmente veremos una diferencia en las calles.
Ustedes qué dicen: ¿este cambio de fichas es pura bulla y movida política, o de verdad creen que un mae con el perfil de Gómez puede enderezar la vara en el ICD? ¿Será que ahora sí se pone seria la cosa con el narcotráfico y la prevención?
Para entender el contexto de esta vara, hay que recordar el despiche que se armó. Gómez no llega a un puesto que quedó vacante por una feliz jubilación. ¡Para nada! Aterriza después de que a Fernando Ramírez, quien llevaba en el cargo desde el 2022, básicamente le cantaron viajera. El Gobierno lo cesó, y como suele pasar, no dieron demasiadas explicaciones públicas. Esto siempre deja un aire de inestabilidad y de que algo no estaba funcionando. Cuando un director dura tan poco en un puesto tan delicado, uno se pregunta si el problema era la persona o si el brete es tan increíblemente complicado que quema a cualquiera que se siente en esa silla. Honestamente, apuesto por una mezcla de las dos.
Ahora, hablemos del nuevo sheriff. Y digo sheriff porque el currículum de José Miguel Gómez impone bastante respeto. El mae no es ningún pintado en la pared. Tiene estudios en derecho, criminología y hasta ciencias políticas. ¡Qué nivel! Y para que se hagan una idea, en su historial figura haber sido jefe de la Unidad de Cárceles del OIJ. O sea, estamos hablando de alguien que viene del riñón del sistema judicial y de seguridad, un perfil mucho más "duro" de lo que uno esperaría para una institución que también tiene un componente de salud pública y prevención. Esto, para mí, es el punto más interesante de todo el nombramiento.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La burocracia tica, como siempre, metiendo la cuchara. Según reporta el Extra, Gómez ya venía pulseándola como director interino en el ICD desde hace unas semanas, pero no podían hacerlo oficial porque legalmente seguía siendo el jefe del IAFA. Un enredo administrativo en su máxima expresión. Tenía que soltar un brete para poder agarrar el otro oficialmente, a pesar de que ya lo estaba haciendo. Cosas que solo pasan aquí. Pero más allá del trámite, este movimiento consolida a una figura con un perfil muy específico al frente de la lucha contra las drogas en el país. La pregunta es: ¿veremos un ICD más enfocado en el castigo y la persecución, o mantendrá el balance con la prevención y el tratamiento que impulsaba el IAFA?
Al final, este cambio de mando nos deja con más preguntas que respuestas. Por un lado, se resuelve el vacío de poder en el ICD con una persona que, en papel, tiene las credenciales para manejar un tema tan complejo. Por otro, la salida abrupta del director anterior y el perfil tan marcado del nuevo nos hace pensar en un posible giro de timón en la estrategia nacional. Pasamos de un director a otro, pero el problema del narcotráfico y la drogadicción sigue creciendo y volviéndose más violento. La pregunta del millón, maes, es si este cambio es solo para la foto o si realmente veremos una diferencia en las calles.
Ustedes qué dicen: ¿este cambio de fichas es pura bulla y movida política, o de verdad creen que un mae con el perfil de Gómez puede enderezar la vara en el ICD? ¿Será que ahora sí se pone seria la cosa con el narcotráfico y la prevención?