Maes, a veces uno cree que ya lo ha visto todo en las noticias de sucesos de este país, pero diay… siempre, SIEMPRE, hay alguien que se esfuerza por subir la barra del descaro. Hoy les traigo una joyita directamente desde El Carmen, en el puro corazón de Chepe, que lo deja a uno entre la risa nerviosa y la pura incredulidad. Resulta que tenemos un nuevo personaje en nuestra fauna urbana: el ladrón que, en medio de un robo, se toma una pausa para asegurarse de que su botín esté en óptimas condiciones ergonómicas antes de la huida. ¡Qué nivel de profesionalismo!
La vara es así, según reporta el OIJ: un sujeto se mete a un edificio de apartamentos en la madrugada, con toda la calma del mundo, y se roba una bicicleta. Hasta ahí, lamentablemente, es el pan de cada día. Pero aquí es donde la historia da un giro digno de una comedia. En el video de seguridad, se ve cómo al mae, en su intento de escape, se le cae la bici. En lugar de levantarla y salir soplado como haría cualquier ladrón con dos dedos de frente, el tipo se detiene. Con una parsimonia que ya quisiéramos muchos para empezar el lunes, apoya el chunche, y procede a ajustar meticulosamente la manivela y el asiento. ¡Un despiche total!
En serio, hay que procesar la escena. Son las cinco de la mañana, estás cometiendo un delito, y tu prioridad número uno es que el asiento de la bicicleta robada esté a la altura perfecta para tu coxis. Uno se imagina el diálogo interno: “Upa, así no. La espalda es sagrada. Un toquecito más arriba… perfecto. Ahora sí, a delinquir cómodamente”. Es que ni mandado a hacer. Mientras el pobre dueño de la cleta duerme, probablemente soñando que su bici está segura, este personaje está llevando a cabo un ‘bike fitting’ exprés en la escena del crimen. ¡Qué sal la del dueño, de verdad!
Más allá del chiste, que es inevitable, esto nos deja viendo para el ciprés. El OIJ, como es lógico, ya está en el brete de identificar al sospechoso y pide la ayuda de todos. Lo describen como un hombre delgado, con suéter y pantalón gris, tenis negras y gorra. Un uniforme bastante estándar para no llamar la atención, lo cual contrasta brutalmente con su comportamiento tan particular. Los agentes deben estar igual de perplejos que nosotros. Imagino la reunión del OIJ: “Ok, equipo, buscamos a un hombre que no solo roba, sino que también tiene un TOC con la alineación de las bicicletas. Revisen los talleres de bicis, quizás es un mecánico frustrado”.
Esta noticia es el reflejo perfecto de esa realidad tica que a veces no se sabe si es tragedia o comedia. Por un lado, la inseguridad que nos golpea a diario y que nos obliga a vivir con más cuidado. Por otro, estos eventos que rompen tanto el molde que se vuelven virales y nos sacan una carcajada amarga. Es la prueba de que ni en las peores situaciones perdemos esa capacidad de encontrarle el lado absurdo a la vida. Ahora la pregunta queda en el aire para todo el foro.
Maes, ¿qué se le pasa por la cabeza a alguien para hacer algo así? ¿Estamos ante el ladrón más perfeccionista de la historia de Costa Rica o simplemente ante el más descarado? ¿Les ha pasado alguna vez una vara así de increíblemente extraña relacionada con un robo?
La vara es así, según reporta el OIJ: un sujeto se mete a un edificio de apartamentos en la madrugada, con toda la calma del mundo, y se roba una bicicleta. Hasta ahí, lamentablemente, es el pan de cada día. Pero aquí es donde la historia da un giro digno de una comedia. En el video de seguridad, se ve cómo al mae, en su intento de escape, se le cae la bici. En lugar de levantarla y salir soplado como haría cualquier ladrón con dos dedos de frente, el tipo se detiene. Con una parsimonia que ya quisiéramos muchos para empezar el lunes, apoya el chunche, y procede a ajustar meticulosamente la manivela y el asiento. ¡Un despiche total!
En serio, hay que procesar la escena. Son las cinco de la mañana, estás cometiendo un delito, y tu prioridad número uno es que el asiento de la bicicleta robada esté a la altura perfecta para tu coxis. Uno se imagina el diálogo interno: “Upa, así no. La espalda es sagrada. Un toquecito más arriba… perfecto. Ahora sí, a delinquir cómodamente”. Es que ni mandado a hacer. Mientras el pobre dueño de la cleta duerme, probablemente soñando que su bici está segura, este personaje está llevando a cabo un ‘bike fitting’ exprés en la escena del crimen. ¡Qué sal la del dueño, de verdad!
Más allá del chiste, que es inevitable, esto nos deja viendo para el ciprés. El OIJ, como es lógico, ya está en el brete de identificar al sospechoso y pide la ayuda de todos. Lo describen como un hombre delgado, con suéter y pantalón gris, tenis negras y gorra. Un uniforme bastante estándar para no llamar la atención, lo cual contrasta brutalmente con su comportamiento tan particular. Los agentes deben estar igual de perplejos que nosotros. Imagino la reunión del OIJ: “Ok, equipo, buscamos a un hombre que no solo roba, sino que también tiene un TOC con la alineación de las bicicletas. Revisen los talleres de bicis, quizás es un mecánico frustrado”.
Esta noticia es el reflejo perfecto de esa realidad tica que a veces no se sabe si es tragedia o comedia. Por un lado, la inseguridad que nos golpea a diario y que nos obliga a vivir con más cuidado. Por otro, estos eventos que rompen tanto el molde que se vuelven virales y nos sacan una carcajada amarga. Es la prueba de que ni en las peores situaciones perdemos esa capacidad de encontrarle el lado absurdo a la vida. Ahora la pregunta queda en el aire para todo el foro.
Maes, ¿qué se le pasa por la cabeza a alguien para hacer algo así? ¿Estamos ante el ladrón más perfeccionista de la historia de Costa Rica o simplemente ante el más descarado? ¿Les ha pasado alguna vez una vara así de increíblemente extraña relacionada con un robo?