Maes, a ver si entendí bien la vara, porque esta semana la comunicación del Gobierno fue un enredo de campeonato. Resulta que desde Casa Presidencial salieron a cantar victoria, casi que con bombos y platillos, diciendo que un juez había determinado que en la adjudicación de los 138 Ebáis del Caso Barrenador "no hubo absolutamente nada irregular o ilegal". ¡Casi nada! Uno escucha eso y piensa que el caso se cerró, que todos son inocentes y que aquí no ha pasado nada. Pero, ¡qué torta! La realidad es otra completamente distinta y el propio Ministerio Público tuvo que salir a poner los puntos sobre las íes.
El que salió a apagar el incendio fue Miguel Ramírez, el fiscal jefe de Probidad, y el mae fue más claro que el agua de río Celeste. Explicó, casi que con dibujitos, que el fallo del Tribunal Contencioso Administrativo no tiene NADA que ver con la investigación penal por corrupción. Son dos canchas totalmente diferentes. Lo que el Contencioso resolvió fue una medida cautelar que pidió el sindicato ANEP ¡en agosto del año pasado!, mucho antes de los allanamientos y todo el despiche mediático. La ANEP quería frenar los contratos, pero el juez les dijo que no porque no presentaron suficientes pruebas en ESE momento para justificar una medida tan drástica. Es decir, fue un tema de forma, no de fondo.
Diay, aquí es donde uno se pregunta si en Zapote no leyeron bien la resolución o si, más bien, la leyeron demasiado bien y decidieron jugar con las palabras. Porque una cosa es que un juez rechace una solicitud provisional por falta de papeles de un sindicato, y otra muy diferente es que declare que no existió delito. El Gobierno se jaló una torta monumental al mezclar peras con chayotes y presentar un tecnicismo legal como si fuera una absolución total. El fiscal Ramírez lo dijo sin pelos en la lengua: "a veces se tergiversa un poco los comunicados (...) porque hay veces la gente quiere oír" lo que le conviene. Un mensaje directo y sin escalas.
Y por si a alguien le quedaba alguna duda de que el brete de la Fiscalía sigue a toda máquina, la prueba más contundente es que la investigación penal del Caso Barrenador no solo sigue abierta, sino que está que arde. La semana pasada, el OIJ y la Fiscalía hicieron nuevos allanamientos para encontrar a los responsables de borrar más de 300 archivos clave para el caso desde las computadoras de la Caja. ¡Trescientos archivos! Eso no suena a un caso que "no tuvo nada de irregular". Además, la expresidenta de la CCSS y ahora candidata a diputada, Marta Eugenia Esquivel, sigue figurando como una de las principales imputadas. La procesión va por dentro y el caso está lejos de terminar.
Al final, lo que queda es un sinsabor terrible. Mientras la Fiscalía sigue investigando una presunta red de corrupción que podría habernos costado millones, el aparato de comunicación del Gobierno parece más enfocado en vender una narrativa de victoria que en aclarar la situación. El fallo del Contencioso no limpia a nadie, simplemente no le dio la razón a la ANEP en una petición específica y temporal. La investigación penal, que es donde de verdad se determinará si hubo chorizo o no, sigue su curso con toda la fuerza. La pregunta que queda en el aire es inevitable y un poco preocupante.
Así que, maes, les pregunto a ustedes: ¿Creen que lo de Casa Presidencial fue un simple error, un despiste de comunicación? ¿O estamos viendo un intento calculado de lavarle la cara al caso y confundir a la gente antes de tiempo? Los leo en los comentarios.
El que salió a apagar el incendio fue Miguel Ramírez, el fiscal jefe de Probidad, y el mae fue más claro que el agua de río Celeste. Explicó, casi que con dibujitos, que el fallo del Tribunal Contencioso Administrativo no tiene NADA que ver con la investigación penal por corrupción. Son dos canchas totalmente diferentes. Lo que el Contencioso resolvió fue una medida cautelar que pidió el sindicato ANEP ¡en agosto del año pasado!, mucho antes de los allanamientos y todo el despiche mediático. La ANEP quería frenar los contratos, pero el juez les dijo que no porque no presentaron suficientes pruebas en ESE momento para justificar una medida tan drástica. Es decir, fue un tema de forma, no de fondo.
Diay, aquí es donde uno se pregunta si en Zapote no leyeron bien la resolución o si, más bien, la leyeron demasiado bien y decidieron jugar con las palabras. Porque una cosa es que un juez rechace una solicitud provisional por falta de papeles de un sindicato, y otra muy diferente es que declare que no existió delito. El Gobierno se jaló una torta monumental al mezclar peras con chayotes y presentar un tecnicismo legal como si fuera una absolución total. El fiscal Ramírez lo dijo sin pelos en la lengua: "a veces se tergiversa un poco los comunicados (...) porque hay veces la gente quiere oír" lo que le conviene. Un mensaje directo y sin escalas.
Y por si a alguien le quedaba alguna duda de que el brete de la Fiscalía sigue a toda máquina, la prueba más contundente es que la investigación penal del Caso Barrenador no solo sigue abierta, sino que está que arde. La semana pasada, el OIJ y la Fiscalía hicieron nuevos allanamientos para encontrar a los responsables de borrar más de 300 archivos clave para el caso desde las computadoras de la Caja. ¡Trescientos archivos! Eso no suena a un caso que "no tuvo nada de irregular". Además, la expresidenta de la CCSS y ahora candidata a diputada, Marta Eugenia Esquivel, sigue figurando como una de las principales imputadas. La procesión va por dentro y el caso está lejos de terminar.
Al final, lo que queda es un sinsabor terrible. Mientras la Fiscalía sigue investigando una presunta red de corrupción que podría habernos costado millones, el aparato de comunicación del Gobierno parece más enfocado en vender una narrativa de victoria que en aclarar la situación. El fallo del Contencioso no limpia a nadie, simplemente no le dio la razón a la ANEP en una petición específica y temporal. La investigación penal, que es donde de verdad se determinará si hubo chorizo o no, sigue su curso con toda la fuerza. La pregunta que queda en el aire es inevitable y un poco preocupante.
Así que, maes, les pregunto a ustedes: ¿Creen que lo de Casa Presidencial fue un simple error, un despiste de comunicación? ¿O estamos viendo un intento calculado de lavarle la cara al caso y confundir a la gente antes de tiempo? Los leo en los comentarios.