Diay maes, hablemos de una de esas varas que a todos nos saca canas verdes en algún momento: la burocracia. Específicamente, ese agujero negro donde los sueños de construir una casa, un localito o hasta una tapia van a morir lentamente. Uno se imagina que con todo listo –planos, plata, permisos– el resto es un trámite. ¡Pero no! Resulta que en Costa Rica, sacar un permiso de construcción es como jugar a la lotería: depende del cantón donde le tocó vivir, la vara puede ser un paseo por el parque o una pesadilla kafkiana.
El Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) se mandó y publicó el Índice de Eficiencia Municipal en Trámites, y los resultados son para sentarse a llorar (o a reír, de la cólera). El informe básicamente confirma lo que ya todos sospechábamos: hay un despiche monumental en la estandarización. Mientras que en Tarrazú, un mae presenta los papeles y en menos de un día ya tiene el visto bueno (¡así da gusto!), en Heredia la cosa es a otro ritmo. Ahí, si usted quiere construir algo, mejor se arma de paciencia, un buen libro y provisiones, porque en promedio se duran 36 DÍAS. ¡Más de un mes! ¡Qué torta! Coronado y Quepos andan por las mismas, con esperas que superan los 30 días. Es decir, en lo que un herediano recibe un correo de aprobación, un tarrazuceño ya casi terminó la obra gris.
Pero ojo, la cosa no es tan simple como "rápido es bueno y lento es malo". El mismo CFIA aclara que el tiempo es solo una parte de la ecuación. No es lo mismo el volumen de brete que maneja la Muni de Alajuela, que procesa más de 1.500 trámites al año, que el Concejo de Distrito de Tucurrique, que con costos llega a 50. Por eso, el índice mide más chunches, como el porcentaje de aprobación a la primera o el tamaño de los proyectos. Y ahí es donde la Muni de La Unión se lleva las palmas, quedando de primera en eficiencia general con 91 puntos de 100. Un aplauso para ellos, de verdad. En la otra esquina del cuadrilátero, con una calificación que da pena ajena, está Alvarado con 32.9 puntos. Mae, 32 de 100... eso en el cole era un rojo que ameritaba una llamada a los tatas.
Ahora, más allá de los numeritos y los rankings, ¿por qué nos debería importar este enredo? Porque cada día que una muni se tarda de más en aprobar un proyecto, es un día que la economía del país se frena. Es un día que una familia no puede empezar a construir su casa. Es un día que una PYME no puede abrir su nuevo local y generar empleo. Es plata que se queda estancada, inversión que se ahuyenta y un montón de gente frustrada viendo cómo sus planes se van al traste por culpa de un sello o una firma que no llega. Hablamos hasta el cansancio de reactivación económica, pero tenemos este freno de mano puesto a nivel local que nadie parece querer o poder quitar.
Al final, lo que queda claro es que la eficiencia municipal no puede seguir siendo una cuestión de suerte. No es justo que el desarrollo de un cantón y la vida de sus ciudadanos dependan de si tuvieron la fortuna de tener una administración ágil o si, por el contrario, están condenados a la lentitud eterna. La plataforma del CFIA existe justamente para agilizar esta vara, pero de nada sirve la tecnología si el factor humano o los procesos internos son un desastre. La pregunta es, ¿qué se está haciendo para que las municipalidades con peores notas se pongan las pilas y aprendan de las que sí lo están haciendo bien?
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora les toca a ustedes. ¿Alguno ha tenido que lidiar con este calvario? ¿Cómo es la muni de su cantón, un paraíso de eficiencia o un hueco negro burocrático? ¡Cuenten el chisme, maes, que aquí nos leemos!
El Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) se mandó y publicó el Índice de Eficiencia Municipal en Trámites, y los resultados son para sentarse a llorar (o a reír, de la cólera). El informe básicamente confirma lo que ya todos sospechábamos: hay un despiche monumental en la estandarización. Mientras que en Tarrazú, un mae presenta los papeles y en menos de un día ya tiene el visto bueno (¡así da gusto!), en Heredia la cosa es a otro ritmo. Ahí, si usted quiere construir algo, mejor se arma de paciencia, un buen libro y provisiones, porque en promedio se duran 36 DÍAS. ¡Más de un mes! ¡Qué torta! Coronado y Quepos andan por las mismas, con esperas que superan los 30 días. Es decir, en lo que un herediano recibe un correo de aprobación, un tarrazuceño ya casi terminó la obra gris.
Pero ojo, la cosa no es tan simple como "rápido es bueno y lento es malo". El mismo CFIA aclara que el tiempo es solo una parte de la ecuación. No es lo mismo el volumen de brete que maneja la Muni de Alajuela, que procesa más de 1.500 trámites al año, que el Concejo de Distrito de Tucurrique, que con costos llega a 50. Por eso, el índice mide más chunches, como el porcentaje de aprobación a la primera o el tamaño de los proyectos. Y ahí es donde la Muni de La Unión se lleva las palmas, quedando de primera en eficiencia general con 91 puntos de 100. Un aplauso para ellos, de verdad. En la otra esquina del cuadrilátero, con una calificación que da pena ajena, está Alvarado con 32.9 puntos. Mae, 32 de 100... eso en el cole era un rojo que ameritaba una llamada a los tatas.
Ahora, más allá de los numeritos y los rankings, ¿por qué nos debería importar este enredo? Porque cada día que una muni se tarda de más en aprobar un proyecto, es un día que la economía del país se frena. Es un día que una familia no puede empezar a construir su casa. Es un día que una PYME no puede abrir su nuevo local y generar empleo. Es plata que se queda estancada, inversión que se ahuyenta y un montón de gente frustrada viendo cómo sus planes se van al traste por culpa de un sello o una firma que no llega. Hablamos hasta el cansancio de reactivación económica, pero tenemos este freno de mano puesto a nivel local que nadie parece querer o poder quitar.
Al final, lo que queda claro es que la eficiencia municipal no puede seguir siendo una cuestión de suerte. No es justo que el desarrollo de un cantón y la vida de sus ciudadanos dependan de si tuvieron la fortuna de tener una administración ágil o si, por el contrario, están condenados a la lentitud eterna. La plataforma del CFIA existe justamente para agilizar esta vara, pero de nada sirve la tecnología si el factor humano o los procesos internos son un desastre. La pregunta es, ¿qué se está haciendo para que las municipalidades con peores notas se pongan las pilas y aprendan de las que sí lo están haciendo bien?
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora les toca a ustedes. ¿Alguno ha tenido que lidiar con este calvario? ¿Cómo es la muni de su cantón, un paraíso de eficiencia o un hueco negro burocrático? ¡Cuenten el chisme, maes, que aquí nos leemos!