Maes, agarren silla porque esta vara está para novela, y de las buenas. Resulta que el presi, Rodrigo Chaves, ya tiene abogado para que lo defienda en el sonado caso BCIE-Cariñitos. ¿Y a quién creen que escogió? Nada más y nada menos que a José Miguel Villalobos. Si el nombre les suena, es porque probablemente lo han leído en titulares que no son precisamente sobre obras de caridad. La noticia cayó este viernes en la Asamblea y, sinceramente, es de esas que te dejan con el ojo cuadrado y preguntándote si leíste bien.
Vamos por partes, como diría un carnicero. Villalobos no es cualquier abogado. El mae es el principal defensor en el caso "Fénix", uno de los despapuchos de lavado de dinero más grandes que ha visto este país. Estamos hablando de una supuesta red que habría blanqueado hasta $17 millones del narco. O sea, no es el abogado que uno llama para una disputa de un lote. Villalobos, quien además se autodenomina "amigo" y asesor de Chaves, representa a siete de los veinticinco imputados en esa trama. Diay, uno pensaría que para un caso que amenaza con quitarle la inmunidad a un presidente, se buscaría un perfil, digamos, menos… mediático por las razones equivocadas.
Y aquí es donde a uno le explota la cabeza, mae. Porque si algo hemos escuchado hasta el cansancio salir de la boca del propio presidente Chaves son sus críticas feroces contra los abogados que defienden a supuestos criminales de alto perfil. ¿Se acuerdan de la famosa frase de "dar abrazos a los que dan balazos", que le tiró a la diputada Gloria Navas? Pues parece que la memoria es corta o selectiva en Zapote. Contratar al abogado de uno de los casos narco más sonados del país mientras se mantiene un discurso de mano dura contra el crimen es, por lo bajo, una contradicción del tamaño del Estadio Nacional. O el presidente se jaló una torta de comunicación política monumental, o nos está mandando un mensaje que todavía no terminamos de entender.
Pero esperen, que el currículum no termina ahí. Para ponerle la cereza al pastel de este despiche, Villalobos tiene sus propios enredos. Se le cuestiona una deuda millonaria con la Caja que ya está en cobro judicial y hasta una denuncia por supuesta estafa en el Colegio de Abogados. ¡Ah! Y fue uno de los cerebros detrás del fallido proyecto de Ley Jaguar, ese chunche con el que el Gobierno pretendía, básicamente, amarrarle las manos a la Contraloría. Entonces, la elección no es solo polémica por sus clientes, sino por su propio historial. Es un paquete completo.
Al final del día, la vara es la siguiente: el presidente de la República, en el momento más delicado de su mandato, elige como su escudo legal a una figura que encarna mucho de lo que él mismo ha criticado públicamente. Cada quien es libre de contratar al abogado que le dé la gana, eso está claro. Pero en política, las formas son fondo y los símbolos importan un montón. La elección de Villalobos no es solo una decisión legal, es una declaración de principios, y la que estamos viendo es, como mínimo, desconcertante. Así que, abro el debate en el foro: ¿Ustedes qué leen aquí? ¿Pura estrategia legal de "contratar al mejor sin importar el resto" o hay un doble discurso que ya es imposible de ignorar? Los leo.
Vamos por partes, como diría un carnicero. Villalobos no es cualquier abogado. El mae es el principal defensor en el caso "Fénix", uno de los despapuchos de lavado de dinero más grandes que ha visto este país. Estamos hablando de una supuesta red que habría blanqueado hasta $17 millones del narco. O sea, no es el abogado que uno llama para una disputa de un lote. Villalobos, quien además se autodenomina "amigo" y asesor de Chaves, representa a siete de los veinticinco imputados en esa trama. Diay, uno pensaría que para un caso que amenaza con quitarle la inmunidad a un presidente, se buscaría un perfil, digamos, menos… mediático por las razones equivocadas.
Y aquí es donde a uno le explota la cabeza, mae. Porque si algo hemos escuchado hasta el cansancio salir de la boca del propio presidente Chaves son sus críticas feroces contra los abogados que defienden a supuestos criminales de alto perfil. ¿Se acuerdan de la famosa frase de "dar abrazos a los que dan balazos", que le tiró a la diputada Gloria Navas? Pues parece que la memoria es corta o selectiva en Zapote. Contratar al abogado de uno de los casos narco más sonados del país mientras se mantiene un discurso de mano dura contra el crimen es, por lo bajo, una contradicción del tamaño del Estadio Nacional. O el presidente se jaló una torta de comunicación política monumental, o nos está mandando un mensaje que todavía no terminamos de entender.
Pero esperen, que el currículum no termina ahí. Para ponerle la cereza al pastel de este despiche, Villalobos tiene sus propios enredos. Se le cuestiona una deuda millonaria con la Caja que ya está en cobro judicial y hasta una denuncia por supuesta estafa en el Colegio de Abogados. ¡Ah! Y fue uno de los cerebros detrás del fallido proyecto de Ley Jaguar, ese chunche con el que el Gobierno pretendía, básicamente, amarrarle las manos a la Contraloría. Entonces, la elección no es solo polémica por sus clientes, sino por su propio historial. Es un paquete completo.
Al final del día, la vara es la siguiente: el presidente de la República, en el momento más delicado de su mandato, elige como su escudo legal a una figura que encarna mucho de lo que él mismo ha criticado públicamente. Cada quien es libre de contratar al abogado que le dé la gana, eso está claro. Pero en política, las formas son fondo y los símbolos importan un montón. La elección de Villalobos no es solo una decisión legal, es una declaración de principios, y la que estamos viendo es, como mínimo, desconcertante. Así que, abro el debate en el foro: ¿Ustedes qué leen aquí? ¿Pura estrategia legal de "contratar al mejor sin importar el resto" o hay un doble discurso que ya es imposible de ignorar? Los leo.