¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un golpe bajo para muchos profesionales ticos que sueñan con trabajar allá. Resulta que el boche de Trump anda tramando una movida para ponerle un precio estratosférico – ¡casi cien mil dólares! – a la visa H-1B. Imagínate, un viaje redondo para poder trabajar en Silicon Valley cuesta casi tanto como comprarse un carro nuevito. ¡Qué torta!
Para quienes no estén al tanto, la visa H-1B es el billete dorado para muchísimos ingenieros, programadores y científicos ticos que buscan oportunidades en empresas gringas de pura cepa. Empresas como Amazon, Google, Facebook… todas andan buscando gente talentosa y nosotros tenemos de sobra. Pero parece que ahora les va a salir mucho más caro reclutarnos.
Dicen por ahí que esto viene porque algunos yankees dicen que el sistema está siendo abusado. Lo que quieren decir es que algunas empresas están aprovechándose para traer gente extranjera y pagarles menos. Ahí entra en juego el debate eterno entre los que creen que estas visas ayudan a innovar y los que piensan que quitan el brete a los trabajadores americanos. Elon Musk, con su cerebro a toda máquina, está defendiendo las visas diciendo que necesitamos atraer a los mejores talentos del mundo, ¡y tiene razón hecha!
Lo que preocupa es cómo esto afectará a las pequeñas y medianas empresas. Las grandes pueden tragarse el alto costo, pero una startup que apenas está echando a andar ni loco se puede permitir gastar semejante lana en una sola visa. Se van a tener que replantear sus estrategias y quizás buscar otras opciones, lo cual significa menos oportunidades para nosotros, los ticos con ganas de triunfar afuera.
Y ojo, porque la situación ya estaba medio apretada. Este año, el número de solicitudes para la visa H-1B bajó significativamente, la cifra más baja en cuatro años. Ahora, con este nuevo impuesto, ¡qué sal! Muchos podrían desistir de aplicar, y eso sería un revés para nuestra economía y para todos aquellos que ven en Estados Unidos un lugar para crecer profesionalmente.
Según entiendo, ahorita los costos ya son considerables: unos doscientos quince dólares solo para registrar la solicitud, más otros quinientos para evitar fraudes. Con la nueva tarifa, se dispara a montones jamás vistos. Los abogados de inmigración están que no cabe en sí mismos tratando de analizar qué tan viable será seguir adelante con este proceso.
No podemos negar que hay cosas turbias en este asunto. Algunas empresas sí han usado las visas para bajar salarios, pero generalizar y castigar a todos los profesionales que cumplen las reglas es injusto. Además, esta medida podría frenar la innovación y poner en desventaja a Estados Unidos frente a otros países que sí están abiertos a recibir talento extranjero. ¡Qué carga si terminamos perdiendo terreno en la carrera tecnológica!
En fin, parece que nos esperan tiempos difíciles para los que aspiramos a trabajar en Estados Unidos. La verdad es que esto me tiene pensando: ¿Crees que este tipo de medidas protegen realmente a los trabajadores americanos, o simplemente ahogan la oportunidad de crecimiento para profesionales talentosos como los nuestros?
Para quienes no estén al tanto, la visa H-1B es el billete dorado para muchísimos ingenieros, programadores y científicos ticos que buscan oportunidades en empresas gringas de pura cepa. Empresas como Amazon, Google, Facebook… todas andan buscando gente talentosa y nosotros tenemos de sobra. Pero parece que ahora les va a salir mucho más caro reclutarnos.
Dicen por ahí que esto viene porque algunos yankees dicen que el sistema está siendo abusado. Lo que quieren decir es que algunas empresas están aprovechándose para traer gente extranjera y pagarles menos. Ahí entra en juego el debate eterno entre los que creen que estas visas ayudan a innovar y los que piensan que quitan el brete a los trabajadores americanos. Elon Musk, con su cerebro a toda máquina, está defendiendo las visas diciendo que necesitamos atraer a los mejores talentos del mundo, ¡y tiene razón hecha!
Lo que preocupa es cómo esto afectará a las pequeñas y medianas empresas. Las grandes pueden tragarse el alto costo, pero una startup que apenas está echando a andar ni loco se puede permitir gastar semejante lana en una sola visa. Se van a tener que replantear sus estrategias y quizás buscar otras opciones, lo cual significa menos oportunidades para nosotros, los ticos con ganas de triunfar afuera.
Y ojo, porque la situación ya estaba medio apretada. Este año, el número de solicitudes para la visa H-1B bajó significativamente, la cifra más baja en cuatro años. Ahora, con este nuevo impuesto, ¡qué sal! Muchos podrían desistir de aplicar, y eso sería un revés para nuestra economía y para todos aquellos que ven en Estados Unidos un lugar para crecer profesionalmente.
Según entiendo, ahorita los costos ya son considerables: unos doscientos quince dólares solo para registrar la solicitud, más otros quinientos para evitar fraudes. Con la nueva tarifa, se dispara a montones jamás vistos. Los abogados de inmigración están que no cabe en sí mismos tratando de analizar qué tan viable será seguir adelante con este proceso.
No podemos negar que hay cosas turbias en este asunto. Algunas empresas sí han usado las visas para bajar salarios, pero generalizar y castigar a todos los profesionales que cumplen las reglas es injusto. Además, esta medida podría frenar la innovación y poner en desventaja a Estados Unidos frente a otros países que sí están abiertos a recibir talento extranjero. ¡Qué carga si terminamos perdiendo terreno en la carrera tecnológica!
En fin, parece que nos esperan tiempos difíciles para los que aspiramos a trabajar en Estados Unidos. La verdad es que esto me tiene pensando: ¿Crees que este tipo de medidas protegen realmente a los trabajadores americanos, o simplemente ahogan la oportunidad de crecimiento para profesionales talentosos como los nuestros?