Diay, maes, para que vean que no todo es gente haciendo bailes raros o sincronizando labios con audios viejos. A veces, entre todo el ruido de las redes, sale una que otra buena noticia. Y esta, la verdad, me sorprendió. Resulta que el Colegio de Psicólogos de Costa Rica y TikTok, esa misma plataforma que nos roba horas de sueño, se mandaron a hacer una herramienta para la prevención del suicidio. Honestamente, cuando leí el titular pensé que era una broma, pero no. Es una vara seria y, viéndola bien, ¡qué nivel que se pusieran las pilas en algo así!
La mecánica es bastante directa y ahí está lo bueno, no hay que ser un genio de la tecnología para usarla. Si un usuario en Costa Rica busca palabras clave medio densas como “suicidio”, “autolesión” o “pensamientos suicidas”, la app no le va a tirar el último challenge de moda. En su lugar, le va a saltar un mensaje de ayuda con un botón bien visible. Con un solo clic a ese chunche, la persona puede llamar de forma gratuita y directa a la línea del Colegio de Psicólogos (el 800-2737869) para hablar con un profesional. El servicio no es 24/7, que sería lo ideal, pero el horario que ofrecen es bastante amplio, lo cual ya es un avance gigantesco.
Y ahora, vamos a la parte que de verdad importa y que le pone los pelos de punta a uno: el porqué esto es tan necesario. Las cifras del Ministerio de Salud no mienten y son un balde de agua fría. Desde la pandemia, la cantidad de intentos de suicidio en el país se ha disparado de una forma que asusta. Pasamos de 1,786 casos en 2020 a casi cuatro mil, ¡CUATRO MIL!, en 2023. Son números que uno no puede simplemente leer y pasar la página. Cada uno de esos números es una persona, una familia, una historia que está pasando por un infierno. Y que el 68% de esos casos en 2023 fueran mujeres también es un dato que nos tiene que poner a pensar un montón.
Seamos claros, maes. TikTok, como cualquier red social, puede ser un lugar increíblemente tóxico. La comparación constante, el ciberacoso, la presión por la imagen perfecta... todo eso le echa leña al fuego de la ansiedad y la depresión. Por eso, que la misma plataforma ofrezca una salida de emergencia me parece, como mínimo, un acto de responsabilidad. No es la solución mágica, ni de lejos. Esto no va a curar la crisis de salud mental, pero es un paso. Es poner un recurso vital justo donde está la gente que más lo necesita: los jóvenes, que viven con el celular pegado a la mano. La iniciativa es qué carga, porque ataca el problema en su propio ecosistema.
Al final del día, cualquier esfuerzo que busque bajarle un par de rayas a esas estadísticas espantosas es bienvenido. Este brete en conjunto entre los psicólogos y una red social masiva demuestra que se pueden usar estas herramientas para algo más que vender productos o inflar egos. Es una curita en una herida muy grande, sí, pero a veces una curita es justo lo que se necesita para evitar que la herida se infecte y se vuelva algo peor. Ojalá sea el inicio de una tendencia y no solo una excepción a la regla. Un aplauso por la idea, ahora falta ver el impacto real que tenga en la gente.
La mecánica es bastante directa y ahí está lo bueno, no hay que ser un genio de la tecnología para usarla. Si un usuario en Costa Rica busca palabras clave medio densas como “suicidio”, “autolesión” o “pensamientos suicidas”, la app no le va a tirar el último challenge de moda. En su lugar, le va a saltar un mensaje de ayuda con un botón bien visible. Con un solo clic a ese chunche, la persona puede llamar de forma gratuita y directa a la línea del Colegio de Psicólogos (el 800-2737869) para hablar con un profesional. El servicio no es 24/7, que sería lo ideal, pero el horario que ofrecen es bastante amplio, lo cual ya es un avance gigantesco.
Y ahora, vamos a la parte que de verdad importa y que le pone los pelos de punta a uno: el porqué esto es tan necesario. Las cifras del Ministerio de Salud no mienten y son un balde de agua fría. Desde la pandemia, la cantidad de intentos de suicidio en el país se ha disparado de una forma que asusta. Pasamos de 1,786 casos en 2020 a casi cuatro mil, ¡CUATRO MIL!, en 2023. Son números que uno no puede simplemente leer y pasar la página. Cada uno de esos números es una persona, una familia, una historia que está pasando por un infierno. Y que el 68% de esos casos en 2023 fueran mujeres también es un dato que nos tiene que poner a pensar un montón.
Seamos claros, maes. TikTok, como cualquier red social, puede ser un lugar increíblemente tóxico. La comparación constante, el ciberacoso, la presión por la imagen perfecta... todo eso le echa leña al fuego de la ansiedad y la depresión. Por eso, que la misma plataforma ofrezca una salida de emergencia me parece, como mínimo, un acto de responsabilidad. No es la solución mágica, ni de lejos. Esto no va a curar la crisis de salud mental, pero es un paso. Es poner un recurso vital justo donde está la gente que más lo necesita: los jóvenes, que viven con el celular pegado a la mano. La iniciativa es qué carga, porque ataca el problema en su propio ecosistema.
Al final del día, cualquier esfuerzo que busque bajarle un par de rayas a esas estadísticas espantosas es bienvenido. Este brete en conjunto entre los psicólogos y una red social masiva demuestra que se pueden usar estas herramientas para algo más que vender productos o inflar egos. Es una curita en una herida muy grande, sí, pero a veces una curita es justo lo que se necesita para evitar que la herida se infecte y se vuelva algo peor. Ojalá sea el inicio de una tendencia y no solo una excepción a la regla. Un aplauso por la idea, ahora falta ver el impacto real que tenga en la gente.