Maes, pónganle atención a esta vara porque parece sacada de una película de ciencia ficción, pero es más tica que el gallo pinto. Resulta que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ya está pensando en el 2026 y se acaba de mandar con una actualización de reglas que, entre otras cosas, le pone un ojo biónico a la Inteligencia Artificial. Así como lo leen. Si para las próximas elecciones un partido político se ilumina y decide usar ChatGPT, Gemini o cualquier otro chunche de esos para escribir su plan de gobierno, va a tener que levantar la manita y decir: “diay, sí, esto lo redactó un robot”. No es jugando, es una directriz oficial que quedó en firme y publicada en La Gaceta.
La movida viene como parte de una afinada general al “Reglamento para la Inscripción de Candidaturas”. El TSE no solo está preocupado por los futuros presidentes-cyborg, sino que aprovechó para ajustar un montón de temas más. Por ejemplo, les recordaron a los partidos que tienen que tener sus estructuras internas al día y que si son de esos partidos “zombies” que solo aparecen para elecciones, tenían que empezar el brete de reactivación un año antes. También metieron mano en las reglas de paridad horizontal y en cómo se deben presentar las nóminas para las diputaciones, para que todo esté más ordenado y no se arme un despiche a última hora. Es un paquete completo de reglas para que el proceso sea lo más transparente posible.
Y es que la vara con la transparencia va en serio. Parte de este ajuste incluye reforzar cómo los partidos deben presentar la información de sus candidatos. Desde una fotografía reciente de cada aspirante hasta su currículum completo, todo se va a divulgar en las plataformas del Tribunal. La idea es que uno, como ciudadano, pueda meterse y ver quién es quién sin tanto enredo. Lo más interesante es que una vez que se venza el plazo para entregar esta información, ya no hay vuelta atrás; no se pueden hacer correcciones. Esto para evitar que algún vivo cambie las cosas a medio camino. Se nota que aprendieron del pasado, como en el 2022, cuando la ley de “voto informado” se trajo abajo un montón de candidaturas que no cumplieron a tiempo.
Pero volvamos al tema de la IA, que es el que tiene a todo el mundo hablando. ¿Por qué el TSE se mete en esto? Diay, porque es de genios adelantarse al futuro. Imagínense el escenario: un partido presenta un plan de gobierno impecable, con soluciones perfectas para todo, redactado como por un premio Nobel. Suena increíble, ¿verdad? Pero, ¿y si todo fue generado por un algoritmo que no entiende ni papa de la realidad de Tiquicia? La nueva regla no prohíbe usar la IA, ojo, solo exige honestidad. Es como una etiqueta de “Hecho con Asistencia Robótica”. Esto busca evitar que nos vendan humo digital y nos garantiza saber si las ideas vienen de un equipo humano que se quemó las pestañas o de un par de clics. La verdad, ¡qué nivel el TSE! Se están adelantando a un problema que ni siquiera sabíamos que íbamos a tener.
Al final, esta nueva directriz nos deja en medio de un debate súper interesante sobre el futuro de la política. Usar la tecnología para ser más eficientes no tiene nada de malo, pero ¿dónde pintamos la raya? ¿Es ético que las promesas que podrían definir el rumbo del país por cuatro años tengan su origen en un procesador y no en el sentir de la gente? El TSE ya puso la primera piedra, obligando a los partidos a ser transparentes con sus herramientas. Ahora la pelota queda en nuestra cancha, como votantes, para decidir qué tanto peso le damos a esa etiqueta de “Hecho con IA”. La mesa está servida para el 2026. Ahora la pregunta del millón para el foro: ¿Les parece que está bien que los partidos usen IA para esto, siempre y cuando avisen? ¿O creen que un plan de gobierno debería ser 100% sudor y neurona humana? ¡Los leo!
La movida viene como parte de una afinada general al “Reglamento para la Inscripción de Candidaturas”. El TSE no solo está preocupado por los futuros presidentes-cyborg, sino que aprovechó para ajustar un montón de temas más. Por ejemplo, les recordaron a los partidos que tienen que tener sus estructuras internas al día y que si son de esos partidos “zombies” que solo aparecen para elecciones, tenían que empezar el brete de reactivación un año antes. También metieron mano en las reglas de paridad horizontal y en cómo se deben presentar las nóminas para las diputaciones, para que todo esté más ordenado y no se arme un despiche a última hora. Es un paquete completo de reglas para que el proceso sea lo más transparente posible.
Y es que la vara con la transparencia va en serio. Parte de este ajuste incluye reforzar cómo los partidos deben presentar la información de sus candidatos. Desde una fotografía reciente de cada aspirante hasta su currículum completo, todo se va a divulgar en las plataformas del Tribunal. La idea es que uno, como ciudadano, pueda meterse y ver quién es quién sin tanto enredo. Lo más interesante es que una vez que se venza el plazo para entregar esta información, ya no hay vuelta atrás; no se pueden hacer correcciones. Esto para evitar que algún vivo cambie las cosas a medio camino. Se nota que aprendieron del pasado, como en el 2022, cuando la ley de “voto informado” se trajo abajo un montón de candidaturas que no cumplieron a tiempo.
Pero volvamos al tema de la IA, que es el que tiene a todo el mundo hablando. ¿Por qué el TSE se mete en esto? Diay, porque es de genios adelantarse al futuro. Imagínense el escenario: un partido presenta un plan de gobierno impecable, con soluciones perfectas para todo, redactado como por un premio Nobel. Suena increíble, ¿verdad? Pero, ¿y si todo fue generado por un algoritmo que no entiende ni papa de la realidad de Tiquicia? La nueva regla no prohíbe usar la IA, ojo, solo exige honestidad. Es como una etiqueta de “Hecho con Asistencia Robótica”. Esto busca evitar que nos vendan humo digital y nos garantiza saber si las ideas vienen de un equipo humano que se quemó las pestañas o de un par de clics. La verdad, ¡qué nivel el TSE! Se están adelantando a un problema que ni siquiera sabíamos que íbamos a tener.
Al final, esta nueva directriz nos deja en medio de un debate súper interesante sobre el futuro de la política. Usar la tecnología para ser más eficientes no tiene nada de malo, pero ¿dónde pintamos la raya? ¿Es ético que las promesas que podrían definir el rumbo del país por cuatro años tengan su origen en un procesador y no en el sentir de la gente? El TSE ya puso la primera piedra, obligando a los partidos a ser transparentes con sus herramientas. Ahora la pelota queda en nuestra cancha, como votantes, para decidir qué tanto peso le damos a esa etiqueta de “Hecho con IA”. La mesa está servida para el 2026. Ahora la pregunta del millón para el foro: ¿Les parece que está bien que los partidos usen IA para esto, siempre y cuando avisen? ¿O creen que un plan de gobierno debería ser 100% sudor y neurona humana? ¡Los leo!