Diay maes, ¿vieron los desfiles? Todo muy lindo, ¿verdad? La Avenida Segunda a cachete, llena de güilas con sus uniformes de gala, las liras sonando y ese orgullo patrio que a uno se le infla en el pecho, aunque sea por un ratito. Uno ve esa vara y piensa: "¡Pura vida, mae! Qué chiva es vivir aquí". La postal perfecta de la Suiza Centroamericana, donde los chiquitos marchan en vez de huir de las balas. Y justo cuando uno está en ese viaje, llega el alcalde de Chepe y nos aterriza de un solo sopapo en la dura realidad.
Resulta que Luis Diego Miranda, el nuevo alcalde, aprovechó el micrófono y las cámaras para soltar una bomba que todavía está haciendo eco. En resumen, dijo que sí, muy tuanis que aquí no hay guerra y todo el cuento, pero que no nos engañemos, porque la educación, esa vara que siempre ha sido nuestra medalla de oro y el orgullo de la abuela, simple y sencillamente se nos está yendo al traste. Usó la palabra "decrecimiento". ¡Qué torta escuchar eso en pleno 15 de setiembre! Es como que te sirvan el pinto sin el gallo. El mae básicamente nos tiró un baldazo de agua fría en plena fiesta, y con toda la razón del mundo, parece.
Y aquí es donde la cosa se pone seria. Miranda no se quedó en la queja barata; le puso nombre y apellido al problema: la inversión pública. Dijo que como país "hemos decrecido" en la plata que le metemos a la educación, y por ende, en las oportunidades que tienen los güilas. Mae, esto no es un tema menor. Estamos hablando del brete fundamental del Estado, la única herramienta real que tenemos para que la gente salga adelante. Si el propio alcalde de la capital te dice en la cara que estamos fallando en lo más básico, es para que a todos se nos paren las antenitas de vinil. No es un secreto que las pruebas PISA nos dejaron por la media calle, y que la brecha entre la educación pública y la privada es cada vez más un abismo. ¡Qué sal!
Pero la parte que más me dejó pensando fue cuando le tiró la pelota a los adultos. Dijo una vara que es para enmarcar: que los problemas de seguridad, la contaminación, la violencia y todo el despiche que tenemos como sociedad, son culpa nuestra, de los "grandes responsables". Y propuso algo que suena casi poético: que los niños y las niñas sean "ese gran ejército que eduquen también a los adultos". ¡Qué nivel de responsabilidad que le estamos poniendo a los hombritos de un chiquito! Básicamente, les estamos diciendo: "Maes, disculpen, nosotros los adultos nos jalamos una torta monumental con el país, a ver si ustedes lo arreglan". Suena bonito, pero también es un poco triste que tengamos que depender de los güilas para corregir nuestros propios errores.
Al final, me quedo con un sabor agridulce. Por un lado, qué bueno que alguien con un puesto importante lo diga sin pelos en la lengua. Se acabó el discurso de fantasía. Pero por otro, asusta ver el panorama tan claro. Los desfiles son un espejismo si detrás de los uniformes bonitos hay un sistema educativo que se cae a pedazos. Así que les pregunto a ustedes, la gente inteligente de este foro: Más allá del discurso de político en día feriado, ¿sienten de verdad que la educación se nos está muriendo en las manos? ¿O el alcalde está exagerando para la foto y para marcar cancha ahora que empieza su gestión? ¡Los leo!
Resulta que Luis Diego Miranda, el nuevo alcalde, aprovechó el micrófono y las cámaras para soltar una bomba que todavía está haciendo eco. En resumen, dijo que sí, muy tuanis que aquí no hay guerra y todo el cuento, pero que no nos engañemos, porque la educación, esa vara que siempre ha sido nuestra medalla de oro y el orgullo de la abuela, simple y sencillamente se nos está yendo al traste. Usó la palabra "decrecimiento". ¡Qué torta escuchar eso en pleno 15 de setiembre! Es como que te sirvan el pinto sin el gallo. El mae básicamente nos tiró un baldazo de agua fría en plena fiesta, y con toda la razón del mundo, parece.
Y aquí es donde la cosa se pone seria. Miranda no se quedó en la queja barata; le puso nombre y apellido al problema: la inversión pública. Dijo que como país "hemos decrecido" en la plata que le metemos a la educación, y por ende, en las oportunidades que tienen los güilas. Mae, esto no es un tema menor. Estamos hablando del brete fundamental del Estado, la única herramienta real que tenemos para que la gente salga adelante. Si el propio alcalde de la capital te dice en la cara que estamos fallando en lo más básico, es para que a todos se nos paren las antenitas de vinil. No es un secreto que las pruebas PISA nos dejaron por la media calle, y que la brecha entre la educación pública y la privada es cada vez más un abismo. ¡Qué sal!
Pero la parte que más me dejó pensando fue cuando le tiró la pelota a los adultos. Dijo una vara que es para enmarcar: que los problemas de seguridad, la contaminación, la violencia y todo el despiche que tenemos como sociedad, son culpa nuestra, de los "grandes responsables". Y propuso algo que suena casi poético: que los niños y las niñas sean "ese gran ejército que eduquen también a los adultos". ¡Qué nivel de responsabilidad que le estamos poniendo a los hombritos de un chiquito! Básicamente, les estamos diciendo: "Maes, disculpen, nosotros los adultos nos jalamos una torta monumental con el país, a ver si ustedes lo arreglan". Suena bonito, pero también es un poco triste que tengamos que depender de los güilas para corregir nuestros propios errores.
Al final, me quedo con un sabor agridulce. Por un lado, qué bueno que alguien con un puesto importante lo diga sin pelos en la lengua. Se acabó el discurso de fantasía. Pero por otro, asusta ver el panorama tan claro. Los desfiles son un espejismo si detrás de los uniformes bonitos hay un sistema educativo que se cae a pedazos. Así que les pregunto a ustedes, la gente inteligente de este foro: Más allá del discurso de político en día feriado, ¿sienten de verdad que la educación se nos está muriendo en las manos? ¿O el alcalde está exagerando para la foto y para marcar cancha ahora que empieza su gestión? ¡Los leo!
