Maes, si la política fuera una serie de Netflix, esta semana tuvimos el estreno de la temporada que nadie pidió pero que todos vamos a terminar viendo: “Zapote vs. El Árbitro”. La cosa está que arde y, para ser sinceros, se está poniendo color de hormiga. El miércoles, el presidente Rodrigo Chaves se mandó con todo y le tiró al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), básicamente diciendo que el chante está controlado por Rodrigo Arias y Eugenia Zamora, la presidenta del Tribunal. Unas declaraciones que, para qué les miento, dejaron a más de uno con la boca abierta.
El meollo del asunto, o la “vara” que desató el pleito, es lo que Chaves bautizó como la “mordaza del TSE”. ¿Y qué es esa hablada? Se refiere a la aplicación del artículo 142 del Código Electoral, una regla que le prohíbe al Gobierno y a otras instituciones públicas hacer propaganda con sus logros durante el periodo de campaña electoral. Según el presi, esta regla es un invento para callarlo, y hasta se fue de personal, recordándole a todo el mundo que doña Eugenia Zamora fue militante del PLN en el pasado. “Los magistrados le dieron el pito”, soltó, en una clara insinuación de que ella no debería estar ahí. ¡Qué despiche se armó!
Pero como en toda buena pelea, el otro lado no se quedó callado. El TSE salió a defenderse y, diay, no se anduvo por las ramas. Gustavo Román, el asesor político del Tribunal, calificó las acusaciones del presidente como “una falsedad más” dentro de una “narrativa engañosa”. Y aquí es donde la cosa se pone buena. Román sacó los papeles y explicó que la famosa “mordaza” no es ninguna novedad; esa regla existe en Costa Rica desde 1927. O sea, en dos años cumple un siglo. Llamarla un invento nuevo para afectar a este gobierno es, como mínimo, jalarse una torta argumental de proporciones épicas.
Román fue más allá y recordó algo que es, a la vez, irónico y bastante serio. Dijo que el mismo Chaves que hoy ataca al Tribunal es presidente gracias a que ese mismo Tribunal le cuidó hasta el último voto en 2022, incluso cuando su partido no tenía fiscales en todas las mesas. ¿Y cuál fue el punto de quiebre? Según Román, todo este enojo de Casa Presidencial empezó cuando el TSE mandó a la Fiscalía las investigaciones sobre el financiamiento de la campaña del PPSD. Pareciera, dice él, que la única forma de que el Tribunal reciba un trato respetuoso es que no haga su brete. ¡Salado!
Al final, lo que tenemos es un choque de trenes en plena vía pública. Por un lado, un presidente que se siente amordazado y que no tiene pelos en la lengua para cuestionar a una de las instituciones más respetadas del país. Por el otro, un Tribunal que se defiende con datos históricos y que afirma que no va a dejar de cumplir con sus responsabilidades por más “insultos, vituperios y ataques”. La situación es delicada, porque la confianza en el árbitro electoral es la base de nuestra democracia. Este pleito no es un chunche cualquiera; es una discusión sobre los límites del poder y el respeto a las reglas del juego.
Diay, maes, ahora les paso la bola a ustedes. ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es Chaves un defensor de la libertad de expresión que lucha contra una regla anticuada o estamos viendo un ataque peligroso a la institucionalidad del país? ¿Se justifica la forma en que el presidente se refiere al Tribunal? ¡Abran debate!
El meollo del asunto, o la “vara” que desató el pleito, es lo que Chaves bautizó como la “mordaza del TSE”. ¿Y qué es esa hablada? Se refiere a la aplicación del artículo 142 del Código Electoral, una regla que le prohíbe al Gobierno y a otras instituciones públicas hacer propaganda con sus logros durante el periodo de campaña electoral. Según el presi, esta regla es un invento para callarlo, y hasta se fue de personal, recordándole a todo el mundo que doña Eugenia Zamora fue militante del PLN en el pasado. “Los magistrados le dieron el pito”, soltó, en una clara insinuación de que ella no debería estar ahí. ¡Qué despiche se armó!
Pero como en toda buena pelea, el otro lado no se quedó callado. El TSE salió a defenderse y, diay, no se anduvo por las ramas. Gustavo Román, el asesor político del Tribunal, calificó las acusaciones del presidente como “una falsedad más” dentro de una “narrativa engañosa”. Y aquí es donde la cosa se pone buena. Román sacó los papeles y explicó que la famosa “mordaza” no es ninguna novedad; esa regla existe en Costa Rica desde 1927. O sea, en dos años cumple un siglo. Llamarla un invento nuevo para afectar a este gobierno es, como mínimo, jalarse una torta argumental de proporciones épicas.
Román fue más allá y recordó algo que es, a la vez, irónico y bastante serio. Dijo que el mismo Chaves que hoy ataca al Tribunal es presidente gracias a que ese mismo Tribunal le cuidó hasta el último voto en 2022, incluso cuando su partido no tenía fiscales en todas las mesas. ¿Y cuál fue el punto de quiebre? Según Román, todo este enojo de Casa Presidencial empezó cuando el TSE mandó a la Fiscalía las investigaciones sobre el financiamiento de la campaña del PPSD. Pareciera, dice él, que la única forma de que el Tribunal reciba un trato respetuoso es que no haga su brete. ¡Salado!
Al final, lo que tenemos es un choque de trenes en plena vía pública. Por un lado, un presidente que se siente amordazado y que no tiene pelos en la lengua para cuestionar a una de las instituciones más respetadas del país. Por el otro, un Tribunal que se defiende con datos históricos y que afirma que no va a dejar de cumplir con sus responsabilidades por más “insultos, vituperios y ataques”. La situación es delicada, porque la confianza en el árbitro electoral es la base de nuestra democracia. Este pleito no es un chunche cualquiera; es una discusión sobre los límites del poder y el respeto a las reglas del juego.
Diay, maes, ahora les paso la bola a ustedes. ¿Qué opinan de toda esta vara? ¿Es Chaves un defensor de la libertad de expresión que lucha contra una regla anticuada o estamos viendo un ataque peligroso a la institucionalidad del país? ¿Se justifica la forma en que el presidente se refiere al Tribunal? ¡Abran debate!