Diay, maes, si ustedes pensaban que la campaña electoral iba a arrancar tranquila, mejor se sientan. Parece que la línea entre "gira presidencial" y "tour de campaña" se está poniendo más borrosa que foto de OVNI, y ya la vara llegó hasta el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). La polémica está servida y tiene como protagonistas al presi Rodrigo Chaves y a la candidata de su partido, Laura Fernández. Al parecer, su cercanía en eventos oficiales ya le está haciendo ruido a más de uno.
Resulta que un ciudadano, Geovanny Delgado, se fue directo al TSE a poner una denuncia por supuesta beligerancia política. ¿El motivo? Que doña Laura andaba muy quitada de pena en la gira presidencial por Limón el 31 de agosto, con "participación activa y presencia destacada", como si fuera parte de la comitiva oficial. ¡Qué torta! La acusación es seria, porque no solo se habla de promover a la candidata, sino de que para esa promoción se podrían estar usando fondos públicos. O sea, que el tour de la candidata lo estaríamos pagando todos de nuestro bolsillo. Ahí es donde el asunto se pone color de hormiga.
Pero espérense, que el despiche no termina ahí. Aparte de la denuncia, también le metieron un recurso de amparo electoral a Fernández. Esta vez fue Brandon Toruño, del PLN, quien alega que esta cercanía con el poder Ejecutivo viola la libertad del sufragio. El mae no se anduvo por las ramas y le pidió al TSE que, por favorcito, le digan a doña Laura y a los candidatos a diputados de su partido que dejen de usar los eventos del Gobierno como vitrina política. Toruño incluso pide que se les prohíba usar los términos "continuidad" y "rodriguismo", porque dice que eso inclina la cancha de forma injusta. Básicamente, quiere que el partido se gane los votos por su cuenta, no guindándose del saco del Presidente.
Obviamente, del otro lado de la acera, la versión es otra. Laura Fernández salió a defenderse diciendo que ella asiste a esas actividades como cualquier ciudadana, porque son públicas. Que a Limón va desde hace años, que en Nicoya la invitó la Cámara de Pescadores y que a la feria del IMAS fue para apoyar a las mujeres emprendedoras. La justificación de su presencia junto a Chaves es que él es su "exjefe" y tienen una "amistad muy linda". Una amistad que, casualmente, se manifiesta con abrazos y saludos en eventos oficiales justo cuando arranca la carrera electoral. Ella insiste en que no se usan recursos públicos y que va a seguir yendo a donde le dé la gana, como cualquier otra persona interesada en el país.
Aquí es donde la vara se pone interesante, maes. El Código Electoral, en estricto papel, no le prohíbe a un candidato ir a un evento público aunque esté el Presidente. El problema es más de forma y de fondo, un asunto de ética política. Es la primera vez en la historia reciente que vemos a un candidato del oficialismo tan pegado a la figura presidencial en funciones. No pasó con el PAC, ni con Liberación en sus últimos gobiernos. Siempre se ha mantenido una distancia prudencial para no mezclar el brete del Gobierno con la campaña. Lo que está pasando ahora es algo nuevo y sienta un precedente que podría cambiar las reglas no escritas del juego político tico.
Entonces, más allá de lo que el TSE decida al final, la pregunta de fondo para nosotros en el foro es: ¿dónde pintamos la raya? ¿Es una jugada política astuta aprovechar cada centímetro de exposición o se están jalando una torta con la ética electoral? ¿Ustedes qué dicen, se vale o es jugar con la cancha inclinada a favor?
Resulta que un ciudadano, Geovanny Delgado, se fue directo al TSE a poner una denuncia por supuesta beligerancia política. ¿El motivo? Que doña Laura andaba muy quitada de pena en la gira presidencial por Limón el 31 de agosto, con "participación activa y presencia destacada", como si fuera parte de la comitiva oficial. ¡Qué torta! La acusación es seria, porque no solo se habla de promover a la candidata, sino de que para esa promoción se podrían estar usando fondos públicos. O sea, que el tour de la candidata lo estaríamos pagando todos de nuestro bolsillo. Ahí es donde el asunto se pone color de hormiga.
Pero espérense, que el despiche no termina ahí. Aparte de la denuncia, también le metieron un recurso de amparo electoral a Fernández. Esta vez fue Brandon Toruño, del PLN, quien alega que esta cercanía con el poder Ejecutivo viola la libertad del sufragio. El mae no se anduvo por las ramas y le pidió al TSE que, por favorcito, le digan a doña Laura y a los candidatos a diputados de su partido que dejen de usar los eventos del Gobierno como vitrina política. Toruño incluso pide que se les prohíba usar los términos "continuidad" y "rodriguismo", porque dice que eso inclina la cancha de forma injusta. Básicamente, quiere que el partido se gane los votos por su cuenta, no guindándose del saco del Presidente.
Obviamente, del otro lado de la acera, la versión es otra. Laura Fernández salió a defenderse diciendo que ella asiste a esas actividades como cualquier ciudadana, porque son públicas. Que a Limón va desde hace años, que en Nicoya la invitó la Cámara de Pescadores y que a la feria del IMAS fue para apoyar a las mujeres emprendedoras. La justificación de su presencia junto a Chaves es que él es su "exjefe" y tienen una "amistad muy linda". Una amistad que, casualmente, se manifiesta con abrazos y saludos en eventos oficiales justo cuando arranca la carrera electoral. Ella insiste en que no se usan recursos públicos y que va a seguir yendo a donde le dé la gana, como cualquier otra persona interesada en el país.
Aquí es donde la vara se pone interesante, maes. El Código Electoral, en estricto papel, no le prohíbe a un candidato ir a un evento público aunque esté el Presidente. El problema es más de forma y de fondo, un asunto de ética política. Es la primera vez en la historia reciente que vemos a un candidato del oficialismo tan pegado a la figura presidencial en funciones. No pasó con el PAC, ni con Liberación en sus últimos gobiernos. Siempre se ha mantenido una distancia prudencial para no mezclar el brete del Gobierno con la campaña. Lo que está pasando ahora es algo nuevo y sienta un precedente que podría cambiar las reglas no escritas del juego político tico.
Entonces, más allá de lo que el TSE decida al final, la pregunta de fondo para nosotros en el foro es: ¿dónde pintamos la raya? ¿Es una jugada política astuta aprovechar cada centímetro de exposición o se están jalando una torta con la ética electoral? ¿Ustedes qué dicen, se vale o es jugar con la cancha inclinada a favor?
