Maes, si andan con el presupuesto ajustado pero con las ganas de hacer algo diferente este fin de semana, dejen de scrollear porque les traigo el plan perfecto. El Museo del Jade, ese edificio imponente que a veces pasamos por alto en el puro centro de Chepe, se va a mandar una fiesta cultural este sábado 6 de setiembre y, agárrense, la entrada es de gratis para ticos y residentes. ¡Así como lo oyen! Una vara bien montada para cerrar con broche de oro su exposición “¡Por la fiesta!”, y de paso, darle la bienvenida a otra que suena increíble.
La cosa es así: a partir de la 1:00 p.m. el museo se transforma. Olvídense de la visita silenciosa y solemne. Esto va a ser un fiestón a la tica. Van a tener una estación de juegos tradicionales, de esos que jugábamos de güilas y que ahora solo vemos en fotos. Además, habrá venta de comidas de emprendedores locales, así que es la oportunidad perfecta para apoyar el brete de nuestra gente y, de paso, matar el hambre con algo rico. Y para bajar la comida, a las 2:30 p.m. arranca una tarde bailable. Preparen los zapatos porque va a sonar de todo: swing criollo, bolero, salsa y merengue. ¡Qué tuanis la idea de echarse unas piezas en pleno museo!
Pero el plato fuerte, para cerrar como tiene que ser, es a las 4:30 p.m. con cimarrona y mascarada. O sea, el combo completo para sentir el sabor de nuestras tradiciones hasta en los huesos. Es la excusa perfecta para llevar a la familia, a los compas o a esa persona especial y mostrarle un pedacito de lo que nos hace únicos. Seamos honestos, ¿cuándo fue la última vez que persiguieron a un gigante o bailaron al son del “trá-trá” de una cimarrona? Este plan va a estar, como dirían los abuelos, a cachete.
Y aquí viene la parte que lo convierte en un plan de otro nivel. No todo es fiesta y baile. Mientras andan por ahí, pueden aprovechar para visitar la nueva exposición temporal: “El Mundo Jōmon”. Para los que no tenemos ni idea, la cultura Jōmon es una de las más antiguas y fascinantes de Japón, ¡estamos hablando de una gente que existió hace más de 13,000 años! ¡Qué nivel la vara! La expo muestra cómo esta gente vivía en armonía con la naturaleza, con el mar y el bosque. Podrán ver fotos de cerámicas con diseños súper elaborados, herramientas de piedra y hueso, y unas figurillas rituales llamadas dogū que se ven demasiado cargas. Es como un viaje en el tiempo sin salir de San José.
En resumen: tienen un 2x1 cultural servido en bandeja de plata. Por un lado, una fiesta tica con toda la pata, llena de música, comida y tradición. Por otro, una ventana a una cultura milenaria del otro lado del mundo. Todo en el mismo chunche y sin gastar un cinco en la entrada (si son nacionales o residentes; los extranjeros tienen 2x1, que tampoco está nada mal). El museo abre de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., así que pueden llegar temprano, ver las colecciones permanentes con calma y luego quedarse para el fiestón. No hay excusa para quedarse en la casa.
La cosa es así: a partir de la 1:00 p.m. el museo se transforma. Olvídense de la visita silenciosa y solemne. Esto va a ser un fiestón a la tica. Van a tener una estación de juegos tradicionales, de esos que jugábamos de güilas y que ahora solo vemos en fotos. Además, habrá venta de comidas de emprendedores locales, así que es la oportunidad perfecta para apoyar el brete de nuestra gente y, de paso, matar el hambre con algo rico. Y para bajar la comida, a las 2:30 p.m. arranca una tarde bailable. Preparen los zapatos porque va a sonar de todo: swing criollo, bolero, salsa y merengue. ¡Qué tuanis la idea de echarse unas piezas en pleno museo!
Pero el plato fuerte, para cerrar como tiene que ser, es a las 4:30 p.m. con cimarrona y mascarada. O sea, el combo completo para sentir el sabor de nuestras tradiciones hasta en los huesos. Es la excusa perfecta para llevar a la familia, a los compas o a esa persona especial y mostrarle un pedacito de lo que nos hace únicos. Seamos honestos, ¿cuándo fue la última vez que persiguieron a un gigante o bailaron al son del “trá-trá” de una cimarrona? Este plan va a estar, como dirían los abuelos, a cachete.
Y aquí viene la parte que lo convierte en un plan de otro nivel. No todo es fiesta y baile. Mientras andan por ahí, pueden aprovechar para visitar la nueva exposición temporal: “El Mundo Jōmon”. Para los que no tenemos ni idea, la cultura Jōmon es una de las más antiguas y fascinantes de Japón, ¡estamos hablando de una gente que existió hace más de 13,000 años! ¡Qué nivel la vara! La expo muestra cómo esta gente vivía en armonía con la naturaleza, con el mar y el bosque. Podrán ver fotos de cerámicas con diseños súper elaborados, herramientas de piedra y hueso, y unas figurillas rituales llamadas dogū que se ven demasiado cargas. Es como un viaje en el tiempo sin salir de San José.
En resumen: tienen un 2x1 cultural servido en bandeja de plata. Por un lado, una fiesta tica con toda la pata, llena de música, comida y tradición. Por otro, una ventana a una cultura milenaria del otro lado del mundo. Todo en el mismo chunche y sin gastar un cinco en la entrada (si son nacionales o residentes; los extranjeros tienen 2x1, que tampoco está nada mal). El museo abre de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., así que pueden llegar temprano, ver las colecciones permanentes con calma y luego quedarse para el fiestón. No hay excusa para quedarse en la casa.