Maes, en serio que a veces la política tica parece un chiste mal contado, de esos que ni siquiera dan risa. Justo cuando uno cree que ya lo ha visto todo, llega el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y nos sirve en bandeja de plata una nueva joya que nos deja pensando si reír o llorar. Resulta y acontece que un flamante candidato a diputado del PUSC por Alajuela, un señor de nombre Jorge Arturo Campos Araya, no es solo una cara nueva en una papeleta. Según un informe judicial, el mae es íntimo, compa del alma, de un sujeto investigado hasta el cuello por presunto lavado de dinero. ¡Qué torta monumental para el partido!
El brete del OIJ es clarísimo y deja poco a la imaginación. En un documento que parece guion de narcoserie, los agentes conectan los puntos entre dos mega casos de corrupción, “Madre Patria” y “Richter”. Y en medio de todo ese enredo, ¿quién aparece sonriendo para la foto? Campos y su amigo del alma, Jonathan Herrera. La vara es que no era una amistad de tomarse un cafecito de vez en cuando. El informe detalla que había constantes llamadas para coordinar “favores recíprocos”. O sea, el clásico “vos me ayudás con tus contactos políticos para mi empresita de buses y yo te ayudo con aportes para las campañitas”. Las transcripciones son oro puro, con frases como “la idea es que nos ayudemos entre los dos”. Más claro, ni el agua de la naciente.
Y aquí es donde el asunto se pone bueno, porque salpica para todo lado. El candidato presidencial del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, anda por todo el país en una gira de “cero tolerancia a la corrupción” y “renovación ética”. ¡Imagínense la cara del pobre hombre! El mae está saladísimo. Primero tuvo que lidiar con todo el despiche del diputado Leslye Bojorges (quien, por cierto, también figura como el enlace en esta trama) y ahora le explota esta bomba en la cara, con un candidato que él mismo ratificó. Hace apenas unos días hizo a todos los aspirantes a diputados firmar un papelito de compromiso ético, un documento que con esta noticia parece que no vale ni para apuntar el número de la pulpería. La pregunta es obligada: ¿le va a pedir la renuncia a este también o se va a hacer el loco?
Pero esperen, que falta la cereza de este pastel de corrupción. ¿Se acuerdan de la ahora alcaldesa de San Ramón, María Gabriela Jiménez? Pues también sale bailando en esta fiesta. Resulta que cuando era candidata, recibió una “donación” para su campaña de parte de Herrera, el presunto lavador, todo coordinado por el diputado Bojorges. Y no, no fue una elegante transferencia bancaria. Le dieron una bolsa con monedas, menos de cien mil colones, para “no dejar algún indicio de la dádiva”. ¡Una bolsa con monedas, maes! La excusa de la alcaldesa fue que Bojorges “la embarcó”. Diay, con amigos así, ¿quién necesita enemigos? Por supuesto, esa platica nunca se reportó al Tribunal Supremo de Elecciones, que ya le abrió su propia investigación. Un detallito más para el expediente.
Al final del día, toda esta vara va más allá de un solo candidato o un solo partido. Es un reflejo de un sistema que parece podrido desde adentro. Una red de favores, de “yo te ayudo, tú me ayudas”, donde la plata para las campañas políticas sale de los lugares más oscuros y turbios que uno se pueda imaginar. El PUSC, que desesperadamente intenta vender una imagen renovada y limpia, se acaba de jalar una torta garrafal al ratificar a un candidato con estas conexiones tan evidentes y documentadas. Queda claro que una firma en un papel no garantiza nada. Ahora la pregunta del millón es para ustedes: ¿Todavía creen que estos partidos tradicionales pueden realmente limpiarse por dentro, o esto ya es un caso perdido y el clientelismo es simplemente la forma en que el sistema funciona?
El brete del OIJ es clarísimo y deja poco a la imaginación. En un documento que parece guion de narcoserie, los agentes conectan los puntos entre dos mega casos de corrupción, “Madre Patria” y “Richter”. Y en medio de todo ese enredo, ¿quién aparece sonriendo para la foto? Campos y su amigo del alma, Jonathan Herrera. La vara es que no era una amistad de tomarse un cafecito de vez en cuando. El informe detalla que había constantes llamadas para coordinar “favores recíprocos”. O sea, el clásico “vos me ayudás con tus contactos políticos para mi empresita de buses y yo te ayudo con aportes para las campañitas”. Las transcripciones son oro puro, con frases como “la idea es que nos ayudemos entre los dos”. Más claro, ni el agua de la naciente.
Y aquí es donde el asunto se pone bueno, porque salpica para todo lado. El candidato presidencial del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, anda por todo el país en una gira de “cero tolerancia a la corrupción” y “renovación ética”. ¡Imagínense la cara del pobre hombre! El mae está saladísimo. Primero tuvo que lidiar con todo el despiche del diputado Leslye Bojorges (quien, por cierto, también figura como el enlace en esta trama) y ahora le explota esta bomba en la cara, con un candidato que él mismo ratificó. Hace apenas unos días hizo a todos los aspirantes a diputados firmar un papelito de compromiso ético, un documento que con esta noticia parece que no vale ni para apuntar el número de la pulpería. La pregunta es obligada: ¿le va a pedir la renuncia a este también o se va a hacer el loco?
Pero esperen, que falta la cereza de este pastel de corrupción. ¿Se acuerdan de la ahora alcaldesa de San Ramón, María Gabriela Jiménez? Pues también sale bailando en esta fiesta. Resulta que cuando era candidata, recibió una “donación” para su campaña de parte de Herrera, el presunto lavador, todo coordinado por el diputado Bojorges. Y no, no fue una elegante transferencia bancaria. Le dieron una bolsa con monedas, menos de cien mil colones, para “no dejar algún indicio de la dádiva”. ¡Una bolsa con monedas, maes! La excusa de la alcaldesa fue que Bojorges “la embarcó”. Diay, con amigos así, ¿quién necesita enemigos? Por supuesto, esa platica nunca se reportó al Tribunal Supremo de Elecciones, que ya le abrió su propia investigación. Un detallito más para el expediente.
Al final del día, toda esta vara va más allá de un solo candidato o un solo partido. Es un reflejo de un sistema que parece podrido desde adentro. Una red de favores, de “yo te ayudo, tú me ayudas”, donde la plata para las campañas políticas sale de los lugares más oscuros y turbios que uno se pueda imaginar. El PUSC, que desesperadamente intenta vender una imagen renovada y limpia, se acaba de jalar una torta garrafal al ratificar a un candidato con estas conexiones tan evidentes y documentadas. Queda claro que una firma en un papel no garantiza nada. Ahora la pregunta del millón es para ustedes: ¿Todavía creen que estos partidos tradicionales pueden realmente limpiarse por dentro, o esto ya es un caso perdido y el clientelismo es simplemente la forma en que el sistema funciona?
