El vapeo amenaza la salud pública en Costa Rica con 3.500 casos proyectados para finales de 2024

Ahora dónde sea que uno vaya que haya jóvenes y hasta algunos adultos hay un vapeador. Es increíble como no solo no solucionó el cigarro lo empeoró
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
Simple moda,nada es por la salud de las personas. Todo es simplemente negocio,sin importar la vida de los demás.
 
Gracioso como están los movimientos anti vapeo pero en la era del cigarrillo nada más que una etiqueta en el paquete
 
Tanto el vapeo como el cigarro lo veo tan sin sentido, entiendo que generan adicción, pero porque alguien quiere probar algo que no le deja nada al cuerpo, un humo que entra a tus pulmones y tiene químicos que los afectan y lo sabes, para esa gracia mejor pegarse a una mufla de moto o carro, es la misma estupidez, el ser humano es incomprensible
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
La gente pensó que vapear era fumado saludable y se volvieron locos vueltos chimeneas, luego comenzaron a salir los problemas. Que facil irse de bruses ante las modas.
 
Esto es un vicio igual a como antes se fumaba en todas partes… Y ya todos conocemos las grandes consecuencias que eso provoca en el organismo, más si se empieza tan jovenes… en unos años vamos a tener los servicios de salud saturados de personas con problemas respiratorios… más de lo que ya existe…
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
Deberìan establecer nuevos controles y normas
 
Es preocupante cómo el vapeo ha pasado de percibirse como una alternativa "segura" al tabaco, a convertirse en una verdadera crisis de salud pública. Los datos muestran un crecimiento alarmante, y lo más inquietante es que los más afectados son jóvenes que muchas veces no dimensionan el riesgo al que se exponen. No se trata solo de regular la venta, sino de educar, sensibilizar y actuar con rapidez. Si no enfrentamos esto hoy, mañana estaremos lamentando consecuencias que pudieron prevenirse.
 
Esto al final termina siendo como todo, los excesos matan, ya sea cigarro, alcohol, vape o cualquier otra vara, lo jodido es que te lo venden como inofensivo siempre
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
Terrible esta información que presentan que peligroso
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.
Se dice que el vapeo causa aún daño pulmonar que el mismo cigarrillo. Los casos de transplante de pulmón van en aunmento año tras año, y el común denominador de dicho aumento, es precisamente el aumento del vapeo
 
El uso de vapeadores en Costa Rica ha desencadenado una crisis de salud que se hace cada vez más evidente. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) estima que el 2024 cerrará con alrededor de 3.500 casos de trastornos relacionados al vapeo, un incremento alarmante comparado con los 1.456 reportados en 2023 y los escasos 78 de 2022. Este aumento exponencial ha encendido las alarmas entre especialistas y autoridades sanitarias, quienes señalan con preocupación el impacto que estos dispositivos tienen especialmente en la juventud del país.

Los datos proporcionados por la CCSS revelan que la mayor parte de los afectados son jóvenes de entre 15 y 29 años, predominantemente hombres, lo que refleja una tendencia preocupante en este grupo demográfico. Según la neumóloga pediátrica Gloriana Loría Chavarría, la exposición a las sustancias tóxicas presentes en los líquidos de vapeo no solo compromete la salud pulmonar, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y aumentar el riesgo de adicción a otras sustancias.

En 2023, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones reportó 14 casos de intoxicaciones relacionadas con el vapeo, de los cuales un 64% involucró a menores de edad. Entre los síntomas más comunes, se reportaron casos de taquicardia, temblores y dificultades respiratorias, lo que ha llevado a los especialistas a enfatizar la importancia de un monitoreo constante por parte de padres y educadores. Loría Chavarría hace un llamado a estos actores sociales a mantenerse alerta y educarse sobre las señales de uso de vapeadores, tales como una tos persistente, irritabilidad y cambios de comportamiento, además de olores frutales o dulces inusuales.

Por si fuera poco, los estudios del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) han identificado 42 sustancias nocivas en los líquidos utilizados para el vapeo, entre ellas, ocho componentes tóxicos cuyos niveles exceden los límites recomendados por organismos internacionales. Estas sustancias aumentan el riesgo de desarrollar condiciones graves como la EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), un trastorno que ha sido ampliamente documentado en otros países y que ya comienza a mostrar su presencia en Costa Rica.

A pesar de los esfuerzos legislativos para regular la venta y distribución de estos dispositivos, el acceso fácil y la percepción errónea de que son menos dañinos que el tabaco han contribuido al auge del vapeo, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes. Las campañas de prevención no han sido suficientes para contrarrestar el atractivo que representan los sabores y la aparente modernidad de los vapeadores, lo que plantea serios desafíos para la salud pública.

Ante esta crisis emergente, los especialistas piden un enfoque integral que incluya no solo la prohibición de ciertos componentes químicos y la regulación más estricta de la venta de estos dispositivos, sino también una estrategia educativa que llegue directamente a los jóvenes, quienes muchas veces minimizan los riesgos asociados al vapeo. La CCSS advierte que los trastornos relacionados al vapeo seguirán en aumento si no se toman medidas inmediatas y efectivas, tanto en el ámbito legislativo como en el educativo.

A medida que la comunidad médica y las autoridades costarricenses lidian con esta problemática, surge una pregunta inevitable:

¿Está el país preparado para enfrentar una crisis de salud pública que apenas comienza a mostrarse?

En un contexto donde la regulación no ha seguido el ritmo del mercado y la conciencia sobre los riesgos sigue siendo baja, el desafío se presenta no solo como una cuestión de leyes, sino como un esfuerzo colectivo por priorizar la salud de las nuevas generaciones.

El panorama para el vapeo en Costa Rica es sombrío, y si las proyecciones se mantienen, cerrar el 2024 con 3.500 casos no será más que un trágico recordatorio de lo que sucede cuando la moda y la desinformación se encuentran con la inacción.

Las modas...
 
El problema es que el Vale fue creado para disminuir y eliminar el consumo de cigarro. No para reemplazarlo, a mi me sirvió para dejarlo en cuestión de meses, el problema es que a la larga el vale puede ser más nocivo.
 

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