Seamos honestos, mae: hablar de la Caja a veces es sinónimo de hablar de listas de espera eternas y de tener que pegarse un viaje larguísimo para un examen. Es una realidad que todos conocemos. Por eso, cuando surge una noticia como esta, hay que celebrarla. ¡Y qué tuanis que esta vez le tocó a la gente de Buenos Aires en Puntarenas! Hasta el próximo 9 de octubre, las vecinas del cantón tienen la oportunidad de oro de hacerse una mamografía sin moverse de su comunidad, gracias a una unidad móvil que se parqueó directamente en el área de salud local. Una preocupación menos y un trámite más sencillo para quienes, por distancia o recursos, a menudo se quedan de últimas en la fila.
La vara es simple pero potentísima: atacar el cáncer de mama donde más duele, que es en la falta de detección temprana. El doctor Luis Granados, que es el director del área de salud de allá, tiró un dato que demuestra el calibre del brete que están haciendo: proyectan realizar unas 60 mamografías ¡diarias! ¡Qué nivel de iniciativa! Esto no es solo para la foto; es un esfuerzo real por bajar esas listas de espera que tanto nos agobian y, más importante aún, por acercar la salud a la gente. Como bien dijo el doctor, este examen puede pescar cualquier problema mucho antes de que el cuerpo dé señales. Es, literalmente, una herramienta para salvar vidas, y ahora está al alcance de la mano en una de las zonas que más lo necesita.
Ok, ¿les suena la idea y cumplen el perfil? Apúntenle ahí, que los requisitos son claros y directos, sin letra pequeña ni trámites engorrosos. Primero, la edad: hay que tener entre 45 y 69 años. Segundo, no haberse hecho una mamografía en los últimos dos años (o nunca, que también es válido). Obviamente, hay que presentar la cédula vigente y ser residente del cantón. Y aquí viene la mejor parte, la que de verdad marca la diferencia: no es necesario estar asegurada. El servicio es completamente gratuito, a cachete. El chunche móvil atiende de lunes a jueves de 7 a.m. a 4 p.m., y los viernes se van un poquito antes, a las 3 p.m. Más fácil, imposible.
Y aquí es donde la vara se pone todavía más interesante, porque esto no es un esfuerzo aislado de la Caja. Detrás de esta movida está un programa llamado Alsalus, que es el ejemplo perfecto de que las cosas buenas pasan cuando varios se ponen la camiseta. Alsalus es una alianza público-privada, un verdadero “dream team” conformado por la CCSS, el Hospital Clínica Bíblica, Auto Mercado, el Banco Nacional, la Fundación Aliarse, Veinsa Motors y hasta los cereales McCallum’s. ¡Qué carga la vara cuando el sector público y el privado se ponen de acuerdo para algo que de verdad importa! El objetivo de ellos es precisamente este: llevar esa unidad móvil de mamografía a las comunidades más alejadas y romper las barreras que impiden a las mujeres hacerse un examen tan crucial a tiempo.
Al final del día, más allá de los nombres y las marcas, lo que queda es el impacto real en la vida de decenas de mujeres en Buenos Aires. Un examen que dura unos cuantos minutos puede significar la diferencia entre un susto y una tragedia, entre un tratamiento exitoso y una lucha mucho más dura. Esta campaña no solo lleva un servicio, lleva esperanza y demuestra que con voluntad y buena organización se puede llegar a donde más se necesita. Ojalá y este modelo se replique por todo el país, para que ninguna mujer se quede atrás por vivir lejos. Y ustedes, ¿qué opinan? Creen que este modelo de alianzas público-privadas es la clave para desahogar a la Caja y llevar salud a más rincones del país, o es solo una solución temporal a un problema más profundo?
La vara es simple pero potentísima: atacar el cáncer de mama donde más duele, que es en la falta de detección temprana. El doctor Luis Granados, que es el director del área de salud de allá, tiró un dato que demuestra el calibre del brete que están haciendo: proyectan realizar unas 60 mamografías ¡diarias! ¡Qué nivel de iniciativa! Esto no es solo para la foto; es un esfuerzo real por bajar esas listas de espera que tanto nos agobian y, más importante aún, por acercar la salud a la gente. Como bien dijo el doctor, este examen puede pescar cualquier problema mucho antes de que el cuerpo dé señales. Es, literalmente, una herramienta para salvar vidas, y ahora está al alcance de la mano en una de las zonas que más lo necesita.
Ok, ¿les suena la idea y cumplen el perfil? Apúntenle ahí, que los requisitos son claros y directos, sin letra pequeña ni trámites engorrosos. Primero, la edad: hay que tener entre 45 y 69 años. Segundo, no haberse hecho una mamografía en los últimos dos años (o nunca, que también es válido). Obviamente, hay que presentar la cédula vigente y ser residente del cantón. Y aquí viene la mejor parte, la que de verdad marca la diferencia: no es necesario estar asegurada. El servicio es completamente gratuito, a cachete. El chunche móvil atiende de lunes a jueves de 7 a.m. a 4 p.m., y los viernes se van un poquito antes, a las 3 p.m. Más fácil, imposible.
Y aquí es donde la vara se pone todavía más interesante, porque esto no es un esfuerzo aislado de la Caja. Detrás de esta movida está un programa llamado Alsalus, que es el ejemplo perfecto de que las cosas buenas pasan cuando varios se ponen la camiseta. Alsalus es una alianza público-privada, un verdadero “dream team” conformado por la CCSS, el Hospital Clínica Bíblica, Auto Mercado, el Banco Nacional, la Fundación Aliarse, Veinsa Motors y hasta los cereales McCallum’s. ¡Qué carga la vara cuando el sector público y el privado se ponen de acuerdo para algo que de verdad importa! El objetivo de ellos es precisamente este: llevar esa unidad móvil de mamografía a las comunidades más alejadas y romper las barreras que impiden a las mujeres hacerse un examen tan crucial a tiempo.
Al final del día, más allá de los nombres y las marcas, lo que queda es el impacto real en la vida de decenas de mujeres en Buenos Aires. Un examen que dura unos cuantos minutos puede significar la diferencia entre un susto y una tragedia, entre un tratamiento exitoso y una lucha mucho más dura. Esta campaña no solo lleva un servicio, lleva esperanza y demuestra que con voluntad y buena organización se puede llegar a donde más se necesita. Ojalá y este modelo se replique por todo el país, para que ninguna mujer se quede atrás por vivir lejos. Y ustedes, ¿qué opinan? Creen que este modelo de alianzas público-privadas es la clave para desahogar a la Caja y llevar salud a más rincones del país, o es solo una solución temporal a un problema más profundo?