Seamos honestos, maes. A veces las fiestas de independencia se sienten como una repetición de la misma película que vemos desde la escuela: el desfile, los faroles (que con costo sobrevivían la primera cuadra), el himno y para la casa. Es una vara bonita, claro, pero después de tantos años uno como que se pregunta si no habrá otra forma de sentir ese orgullo patrio, algo menos de protocolo y más de corazón, más de… bueno, de sudor y esfuerzo.
Diay, parece que en Pérez Zeledón se hicieron la misma pregunta y la respuesta que encontraron fue de otro nivel. Dejémonos de varas, llevar la antorcha de la independencia hasta la mismísima cúspide del Cerro Chirripó es una de las cosas más chivas que he escuchado en mucho tiempo. Esto no es un desfile por la avenida segunda, esto es conquistar el punto más alto de Tiquicia, con el fuego de la libertad en la mano. ¡Qué nivel! Y los encargados de semejante hazaña no fueron ningunos pintados en la pared: los hermanos Hernández Salazar, conocidos en el mundo de las carreras de montaña como “Los Tigrillos”.
Estos maes, Steven, Sebastián y Marco Antonio, no son solo de la zona, es que prácticamente el Chirripó es el patio de la casa de ellos. Son reconocidos atletas que se han comido esa subida en tiempos que a uno le daría un infarto solo de pensarlo (dicen las noticias que suben y bajan en 3 horas y 15 minutos, ¡una locura!). Escogerlos a ellos para esta misión fue un acierto total. Se nota en lo que dicen; no es solo un brete o un evento más. Steven lo describió como algo que "marca un antes y después en mi carrera deportiva". Y es que tiene que serlo, mae. Imagínese la vara: no estás corriendo por una medalla, estás llevando un símbolo que representa a todo un país al techo de ese mismo país.
Lo que me parece más carga de todo esto es el significado que tiene. Transforma un acto simbólico, a veces un poco gastado, en una proeza física y espiritual. Es un recordatorio de que ser tico no es solo cantar el himno o ponerse la chema de la Sele. Es también tener la disciplina y la fuerza para subir esa cuesta, para enfrentar el frío y el cansancio. Es un patriotismo que se gana a puro pulmón. Los hermanos, aunque entrenan por separado, demostraron que juntos podían lograr esta vara histórica, y como dijo uno de ellos, hacerlo en "la casa de uno" lo llena a uno de un orgullo diferente, más profundo.
Al final, noticias como esta son un aire fresco. Nos sacan de la política de siempre y del reporte de sucesos. Nos recuerdan que en este país hay gente que hace cosas increíbles, no por la fama, sino por el puro amor a lo que hacen y al lugar donde viven. Grupo Extra se apuntó un éxito cubriendo esta historia, porque nos muestra otra cara de la celebración patria, una que se siente más auténtica y poderosa. ¡Qué tuanis por los "Tigrillos"! Son unos cargas y dejaron la antorcha, literal y figuradamente, muy en alto. Ahora queda la pregunta para todos nosotros en el foro…
¿Creen ustedes que este tipo de celebraciones, más conectadas con nuestros paisajes y con el esfuerzo físico, tienen más significado que los desfiles tradicionales de siempre? ¿Qué otra hazaña se les ocurre para celebrar el 15 de setiembre?
Diay, parece que en Pérez Zeledón se hicieron la misma pregunta y la respuesta que encontraron fue de otro nivel. Dejémonos de varas, llevar la antorcha de la independencia hasta la mismísima cúspide del Cerro Chirripó es una de las cosas más chivas que he escuchado en mucho tiempo. Esto no es un desfile por la avenida segunda, esto es conquistar el punto más alto de Tiquicia, con el fuego de la libertad en la mano. ¡Qué nivel! Y los encargados de semejante hazaña no fueron ningunos pintados en la pared: los hermanos Hernández Salazar, conocidos en el mundo de las carreras de montaña como “Los Tigrillos”.
Estos maes, Steven, Sebastián y Marco Antonio, no son solo de la zona, es que prácticamente el Chirripó es el patio de la casa de ellos. Son reconocidos atletas que se han comido esa subida en tiempos que a uno le daría un infarto solo de pensarlo (dicen las noticias que suben y bajan en 3 horas y 15 minutos, ¡una locura!). Escogerlos a ellos para esta misión fue un acierto total. Se nota en lo que dicen; no es solo un brete o un evento más. Steven lo describió como algo que "marca un antes y después en mi carrera deportiva". Y es que tiene que serlo, mae. Imagínese la vara: no estás corriendo por una medalla, estás llevando un símbolo que representa a todo un país al techo de ese mismo país.
Lo que me parece más carga de todo esto es el significado que tiene. Transforma un acto simbólico, a veces un poco gastado, en una proeza física y espiritual. Es un recordatorio de que ser tico no es solo cantar el himno o ponerse la chema de la Sele. Es también tener la disciplina y la fuerza para subir esa cuesta, para enfrentar el frío y el cansancio. Es un patriotismo que se gana a puro pulmón. Los hermanos, aunque entrenan por separado, demostraron que juntos podían lograr esta vara histórica, y como dijo uno de ellos, hacerlo en "la casa de uno" lo llena a uno de un orgullo diferente, más profundo.
Al final, noticias como esta son un aire fresco. Nos sacan de la política de siempre y del reporte de sucesos. Nos recuerdan que en este país hay gente que hace cosas increíbles, no por la fama, sino por el puro amor a lo que hacen y al lugar donde viven. Grupo Extra se apuntó un éxito cubriendo esta historia, porque nos muestra otra cara de la celebración patria, una que se siente más auténtica y poderosa. ¡Qué tuanis por los "Tigrillos"! Son unos cargas y dejaron la antorcha, literal y figuradamente, muy en alto. Ahora queda la pregunta para todos nosotros en el foro…
¿Creen ustedes que este tipo de celebraciones, más conectadas con nuestros paisajes y con el esfuerzo físico, tienen más significado que los desfiles tradicionales de siempre? ¿Qué otra hazaña se les ocurre para celebrar el 15 de setiembre?