Diay, maes. A veces uno lee las noticias del Congreso y no sabe si reír o llorar, pero la vara con el proyecto de los arroceros ya es para sentarse a comerse un gallo pinto bien salado. Resulta que el oficialismo y el PUSC se mandaron con 78 mociones para frenar el Fonarroz. Sí, setenta y ocho. Es la definición de un filibusterismo a la tica, un verdadero despiche legislativo para entrabar un proyecto que, en teoría, busca que los productores de aquí no se vayan al traste y puedan seguir sembrando.
Los protagonistas de esta novela son el diputado oficialista Alexander Barrantes y Daniela Rojas, del PUSC. Entre los dos, se jalaron la torta de presentar casi 80 mociones para, básicamente, volver a discutir cosas que ya se habían discutido y rechazado. Cada moción les da 5 minutos para hablar, y así se va la sesión, en un loop infinito mientras los arroceros, que estaban ahí en las barras viendo el show, probablemente se preguntaban para qué pagamos impuestos. Es como cuando uno está en un brete en grupo y hay dos que no quieren hacer nada y solo ponen trabas. ¡Qué sal!
Y aquí es donde la vara se pone más interesante. Desde la acera del oficialismo, la narrativa es otra. La diputada Pilar Cisneros salió a decir que el aumento en el precio del arroz es de un "poquito", un 10 % nomás (como si eso no fuera plata), y hasta le tiró a los productores ticos, diciendo que son menos productivos que los de Uruguay y que mejor "busquen alternativas". O sea, en buen tico, que vean a ver qué hacen. El diputado Barrantes, por su lado, jura y perjura en el Plenario que el arroz "sí bajó". Es como vivir en una realidad paralela, donde los números que uno ve en el súper no existen.
Pero diay, para eso existen los datos, ¿verdad? El INEC, que no anda con cuentos, tiene otros números. Según el Índice de Precios al Consumidor (IPC), entre agosto de 2022 y mayo de 2025 el arroz no bajó, sino que subió un 8.2 %. ¡Casi un 10 %! Así que el cuento de que la famosa "Ruta del Arroz" nos está ahorrando plata se cae por su propio peso. Conarroz y los mismos productores llevan rato diciéndolo: la vara está afectando la producción nacional sin darle un beneficio real al bolsillo del consumidor. ¡Qué torta!
Al final del día, lo que tenemos es un despiche político de primer nivel. Por un lado, un sector productivo pidiendo auxilio para no quebrar. Por otro, diputados usando el reglamento para ponerle un freno de mano al Congreso. Y en el medio, un Gobierno que defiende una política con datos que no cuadran con la realidad del INEC ni con la de la pulpería. La pregunta del millón es: ¿es esto una defensa legítima de los intereses del consumidor o puro filibusterismo para proteger una narrativa política? ¿Qué opinan ustedes, maes? ¿A quién le creemos, al Gobierno o a la factura del súper?
Los protagonistas de esta novela son el diputado oficialista Alexander Barrantes y Daniela Rojas, del PUSC. Entre los dos, se jalaron la torta de presentar casi 80 mociones para, básicamente, volver a discutir cosas que ya se habían discutido y rechazado. Cada moción les da 5 minutos para hablar, y así se va la sesión, en un loop infinito mientras los arroceros, que estaban ahí en las barras viendo el show, probablemente se preguntaban para qué pagamos impuestos. Es como cuando uno está en un brete en grupo y hay dos que no quieren hacer nada y solo ponen trabas. ¡Qué sal!
Y aquí es donde la vara se pone más interesante. Desde la acera del oficialismo, la narrativa es otra. La diputada Pilar Cisneros salió a decir que el aumento en el precio del arroz es de un "poquito", un 10 % nomás (como si eso no fuera plata), y hasta le tiró a los productores ticos, diciendo que son menos productivos que los de Uruguay y que mejor "busquen alternativas". O sea, en buen tico, que vean a ver qué hacen. El diputado Barrantes, por su lado, jura y perjura en el Plenario que el arroz "sí bajó". Es como vivir en una realidad paralela, donde los números que uno ve en el súper no existen.
Pero diay, para eso existen los datos, ¿verdad? El INEC, que no anda con cuentos, tiene otros números. Según el Índice de Precios al Consumidor (IPC), entre agosto de 2022 y mayo de 2025 el arroz no bajó, sino que subió un 8.2 %. ¡Casi un 10 %! Así que el cuento de que la famosa "Ruta del Arroz" nos está ahorrando plata se cae por su propio peso. Conarroz y los mismos productores llevan rato diciéndolo: la vara está afectando la producción nacional sin darle un beneficio real al bolsillo del consumidor. ¡Qué torta!
Al final del día, lo que tenemos es un despiche político de primer nivel. Por un lado, un sector productivo pidiendo auxilio para no quebrar. Por otro, diputados usando el reglamento para ponerle un freno de mano al Congreso. Y en el medio, un Gobierno que defiende una política con datos que no cuadran con la realidad del INEC ni con la de la pulpería. La pregunta del millón es: ¿es esto una defensa legítima de los intereses del consumidor o puro filibusterismo para proteger una narrativa política? ¿Qué opinan ustedes, maes? ¿A quién le creemos, al Gobierno o a la factura del súper?