El encaje es un impuesto a la intermediación, pues encarece el proceso de captar y prestar.
Si, por ejemplo, el encaje fuera un 50%, el costo de captar se vuelve el doble de caro de lo que se le paga a los ahorrantes. Ese costo se rebaja de la tasa de captación (pasiva) o se recarga en los usuarios del crédito (tasa activa). En consecuencia, el encaje estimula la banca off-shore, que no está sujeta a él.
Cuando don Eduardo Lizano dejó la Presidencia del Banco Central, el encaje era del 5% pero durante la actual administración de Francisco de Paula Gutiérrez se subió al 15%.
Si se baja el encaje, dada la crisis, se elimina una distorsión que siempre ha sido mala, pero más mala es ahora.
Rebajar el encaje legal, libera recursos para todos los bancos, que podrían prestar y con ello contrarrestar la aparente falta de liquidez.
¿Hasta cuándo tendremos que esperar?
Si, por ejemplo, el encaje fuera un 50%, el costo de captar se vuelve el doble de caro de lo que se le paga a los ahorrantes. Ese costo se rebaja de la tasa de captación (pasiva) o se recarga en los usuarios del crédito (tasa activa). En consecuencia, el encaje estimula la banca off-shore, que no está sujeta a él.
Cuando don Eduardo Lizano dejó la Presidencia del Banco Central, el encaje era del 5% pero durante la actual administración de Francisco de Paula Gutiérrez se subió al 15%.
Si se baja el encaje, dada la crisis, se elimina una distorsión que siempre ha sido mala, pero más mala es ahora.
Rebajar el encaje legal, libera recursos para todos los bancos, que podrían prestar y con ello contrarrestar la aparente falta de liquidez.
¿Hasta cuándo tendremos que esperar?