Mae, en serio que la novela de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no para de darnos material. Cuando uno cree que la vara con el famoso Caso Barrenador ya no se puede poner más turbia, ¡pum!, sale un nuevo capítulo que parece sacado de una película de espías pero de bajo presupuesto. Resulta que un asesor de la Gerencia Médica, un señor de apellidos Herrera Barquero, al parecer tuvo la brillante idea de pedir que le "destruyeran" toda la información de su correo institucional. El pequeño, diminuto detalle es que ¡un juez ya había ordenado congelar esa cuenta como parte de la investigación! Es el equivalente a intentar robar en una casa con la patrulla del OIJ parqueada al puro frente.
Para ponerlos en contexto, este intento de hacerle un ‘Ctrl+Alt+Supr’ a la evidencia no es un hecho aislado. Todo esto explotó el pasado 23 de setiembre del 2024, precisamente el mismo día que la Fiscalía armó aquel fiestón con 28 allanamientos que terminaron con la expresidenta de la Caja, Marta Esquivel, y varios miembros de la junta directiva detenidos. O sea, en medio de ese caos, mientras todo el país estaba pegado a las noticias, a este mae Herrera Barquero no se le ocurrió nada mejor que, supuestamente, contactar a dos funcionarios del departamento de TI (de apellidos Villagra y Céspedes) para que le hicieran el "favorcito" de limpiarle el historial. Lo más irónico es que, según la investigación, este asesor fue una pieza clave en el informe que recomendó adjudicarle la millonaria licitación de los Ebáis a las cooperativas con precios supuestamente inflados. ¡Un santo, el mae!
Aquí es donde la cosa se pone buena y donde, a todas luces, se jalaron una torta monumental. A lo mejor pensaron que borrar 300 correos era tan fácil como eliminar las fotos vergonzosas del fin de semana. Pero, diay, no contaban con que la Sección de Cibercrimen del OIJ no come cuento. Un perito estaba monitoreando la descarga de los correos (porque, obviamente, son evidencia clave) y de repente notó que la cuenta de Herrera daba errores de sincronización. ¿Sospechoso? ¡Claro que sí! Se pusieron a escarbar en la bitácora del sistema y ¡sorpresa! Faltaban al menos 300 correos y hasta cuatro archivos de OneDrive. El elaborado plan de "limpieza digital" se les fue completamente al traste de la forma más obvia posible.
Pero agárrense, porque la vara se pone todavía más interesante. El fiscal a cargo, Miguel Ramírez, soltó una bomba que cambia todo el panorama: la principal hipótesis que manejan no es que Herrera actuara por cuenta propia, sino que la orden de borrar todo vino de mucho más arriba. O sea, que a este asesor lo mandaron. El fiscal lo explicó clarito, diciendo que en una institución tan jerárquica como la Caja, no se puede descartar que algún "pez gordo" diera la directriz para desaparecer la evidencia. Esto ya no se trata de tres funcionarios asustados cometiendo un error; esto apunta a una posible operación de encubrimiento orquestada desde las altas esferas para proteger a alguien importante.
Al final del día, a los tres implicados los allanaron en sus casas y oficinas, pero de momento quedaron en libertad sin medidas cautelares mientras el brete de la Fiscalía continúa. Sin embargo, la procesión va por dentro. Este intento desesperado y torpe por borrar evidencia es prácticamente una confesión, ¿no creen? Lo que empezó como un escándalo de contrataciones millonarias ahora tiene un nuevo y jugoso condimento: obstrucción a la justicia. La pregunta del millón, la que de verdad nos debería quitar el sueño, queda flotando en el aire: si Herrera solo estaba siguiendo órdenes... ¿quién fue el mae o la mae que le dio la directriz y le dijo "bórrelo todo"? ¿Ustedes qué opinan, foreros?
Para ponerlos en contexto, este intento de hacerle un ‘Ctrl+Alt+Supr’ a la evidencia no es un hecho aislado. Todo esto explotó el pasado 23 de setiembre del 2024, precisamente el mismo día que la Fiscalía armó aquel fiestón con 28 allanamientos que terminaron con la expresidenta de la Caja, Marta Esquivel, y varios miembros de la junta directiva detenidos. O sea, en medio de ese caos, mientras todo el país estaba pegado a las noticias, a este mae Herrera Barquero no se le ocurrió nada mejor que, supuestamente, contactar a dos funcionarios del departamento de TI (de apellidos Villagra y Céspedes) para que le hicieran el "favorcito" de limpiarle el historial. Lo más irónico es que, según la investigación, este asesor fue una pieza clave en el informe que recomendó adjudicarle la millonaria licitación de los Ebáis a las cooperativas con precios supuestamente inflados. ¡Un santo, el mae!
Aquí es donde la cosa se pone buena y donde, a todas luces, se jalaron una torta monumental. A lo mejor pensaron que borrar 300 correos era tan fácil como eliminar las fotos vergonzosas del fin de semana. Pero, diay, no contaban con que la Sección de Cibercrimen del OIJ no come cuento. Un perito estaba monitoreando la descarga de los correos (porque, obviamente, son evidencia clave) y de repente notó que la cuenta de Herrera daba errores de sincronización. ¿Sospechoso? ¡Claro que sí! Se pusieron a escarbar en la bitácora del sistema y ¡sorpresa! Faltaban al menos 300 correos y hasta cuatro archivos de OneDrive. El elaborado plan de "limpieza digital" se les fue completamente al traste de la forma más obvia posible.
Pero agárrense, porque la vara se pone todavía más interesante. El fiscal a cargo, Miguel Ramírez, soltó una bomba que cambia todo el panorama: la principal hipótesis que manejan no es que Herrera actuara por cuenta propia, sino que la orden de borrar todo vino de mucho más arriba. O sea, que a este asesor lo mandaron. El fiscal lo explicó clarito, diciendo que en una institución tan jerárquica como la Caja, no se puede descartar que algún "pez gordo" diera la directriz para desaparecer la evidencia. Esto ya no se trata de tres funcionarios asustados cometiendo un error; esto apunta a una posible operación de encubrimiento orquestada desde las altas esferas para proteger a alguien importante.
Al final del día, a los tres implicados los allanaron en sus casas y oficinas, pero de momento quedaron en libertad sin medidas cautelares mientras el brete de la Fiscalía continúa. Sin embargo, la procesión va por dentro. Este intento desesperado y torpe por borrar evidencia es prácticamente una confesión, ¿no creen? Lo que empezó como un escándalo de contrataciones millonarias ahora tiene un nuevo y jugoso condimento: obstrucción a la justicia. La pregunta del millón, la que de verdad nos debería quitar el sueño, queda flotando en el aire: si Herrera solo estaba siguiendo órdenes... ¿quién fue el mae o la mae que le dio la directriz y le dijo "bórrelo todo"? ¿Ustedes qué opinan, foreros?
